lunes, 30 de noviembre de 2015

La Vista Desde La Montaña Versión Jesús

La Vista Desde La Montaña Versión Jesús
“…JESÚS TOMÓ A PEDRO, A JACOBO Y A… JUAN… A UN MONTE ALTO” (Mateo 17:1)
Fíjate en tres cosas.
(1) No todos son aptos para subir al monte.
Jesús escogió a los tres que tenían que ir. No llamó a todos sus discípulos, ni les explicó o se disculpó con aquellos que se quedaron abajo. Dios nos ama a todos por igual, pero no nos da a todos el mismo grado de experiencias con Él. Dios es el que llama, no nosotros, por lo que puedes confiar en Él. Él sabe lo que está haciendo.
(2) Los que suben no son necesariamente más sabios o más espirituales.
Tras ver a Jesús transfigurado en el resplandor de la gloria de Dios, Pedro dijo sin tino: “Si quieres, haremos aquí tres enramadas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías” (Mateo 17:4). Pedro fue sincero, pero estaba sinceramente equivocado. Resiste la tentación de hablar, en lugar de esperar a oír lo que Dios tiene que decir, o de proyectar tu ministerio en torno a una experiencia que tuviste con Dios diseñada para equiparte personalmente, y no para que se convierta en el tema y el énfasis de tu vida.
(3) El plan de Dios es manifestar a Jesús y no a ti, y ésta es una lección que tenemos que aprender una y otra vez.
“Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió y se oyó una voz desde la nube, que decía: “Éste es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd” “Cuando ellos alzaron los ojos, no vieron a nadie, sino a Jesús sólo” (Mateo 17:5-8). El mayor desafío de tu vida es alcanzar el lugar donde te centras en “nadie más que Jesús”. La relación más importante que puedas tener es con Él. El único plan que puede salir bien es el que Él te ha dado. Y el poder necesario para cumplir ese plan, viene sólo de Él.
“SI TENÉIS FE” (Mateo 17:20)
Cuando los discípulos descendieron del monte de la transfiguración se encontraron con un chico epiléptico que no dejaba de tirarse al fuego, o al agua. El padre destrozado le dijo a Cristo, “Lo he traído a tus discípulos, pero no lo han podido sanar” (Mateo 17:16). Inmediatamente “Jesús reprendió al demonio, el cual salió del muchacho, y este quedó sano desde aquella hora” (Mateo 17:18). Fíjate en lo siguiente:
(4) Las experiencias en la cima de la montaña son para equiparnos contra el próximo enfrentamiento enemigo.
Si no entiendes esto, no estarás preparado para los próximos desafíos.
(5) Somos llamados a ministrar a gente que cae en situaciones donde es herida.
Se necesita más que personalidad y una trivialidad religiosa para liberarlos. A los discípulos de Cristo les faltaba poder porque les faltaba oración. Jesús dijo: “…pero este género no sale sino con oración y ayuno.” Si seguimos haciendo lo de siempre, obtendremos los resultados de siempre. La oración persistente y que prevalece, es el precio que tenemos que pagar para caminar en el poder de Dios.
(6) Debemos de elevarnos por encima de las actitudes que están a nuestro alrededor.
Jesús se enfrentó a la esencia del problema: ¡Oh generación incrédula y perversa! (Mateo 17:17). Estamos enfrentando la falta de fe de una generación moldeada por unos medios de comunicación laicos y unos valores apartados de Dios. Si lo permitimos, esto nos derrotará. Pero podemos ganar. Aquel día, Jesús dijo: “De cierto os digo que si tenéis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: “Pásate de aquí allá”, y se pasará; y nada os será imposible (Mateo 17:20-21). Observa dos cosas: (a) “… si tenéis fe…”. Los que están a tu alrededor, no tienen que tener fe para tú ver los resultados; (b) No tienes que ser un gigante espiritual; sólo tienes que usar tu diminuta semilla de mostaza, y Dios moverá la montaña.

domingo, 29 de noviembre de 2015

Que Significa Perdonar Setenta Veces Siete

¿
Que Significa Perdonar Setenta Veces Siete?
¿CUÁNTAS VECES PERDONARÉ…? (Mateo 18:21b)
Lamec fue un descendiente de Caín, uno de los hijos de Adán. Cuando Caín mató a su hermano Abel, Dios le puso una marca diciendo que si alguien mataba a Caín, pagaría siete veces por ello. Un día, alguien hirió a Lamec, y él se vengó resentido, lo mató y dijo: “A un hombre maté por haberme herido? Si siete veces será vengado Caín, Lamec lo será setenta veces siete” (Génesis 4:23-24). En su mente, aquello estaba totalmente justificado, porque quien le hiciera mal, ya sabía de antemano lo que le pasaría. La filosofía de Lamec era: “si me hieres, te hiero, y no sólo una vez sino setenta veces siete”... El espíritu de la venganza no se satisface nunca, es más: no funciona.
70-veces-siete-setenta-biblia-perdonar-2
¿Cómo Perdonar Setenta Veces Siete?
Como Lamec, más de una vez, Pedro había sido herido por alguien cercano. Así que, se acercó a Jesús y le preguntó: ¿…cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? (Mateo 18:21b). Pedro pensaba que estaba siendo muy generoso y esperaba que Jesús le diera una palmadita en la espalada, por lo que probablemente no estuvo muy contento cuando Jesús “desinfló” su ego al decirle que debía perdonar al ofensor no “… hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete” (Mateo 18:22). ¿De dónde sacó Jesús esa cantidad de veces? Del Antiguo Testamento. Él conocía perfectamente las Escrituras, así que las eligió a propósito, aboliendo la filosofía de Lamec como diciendo: “Pedro, puedes seguir los pasos de Lamec y vengarte o seguirme a Mí y extender el perdón, pero es imposible que hagas ambas cosas”.

sábado, 28 de noviembre de 2015

EL FRUTO DEL ESPÍRITU ES

EL FRUTO DEL ESPÍRITU ES… BENIGNIDAD, BONDAD…, MANSEDUMBRE” (Gálatas 5:22-23)
Las personas accesibles tienen las siguientes características:
(1) Afecto; realmente les gustan las personas.
 “Amo a la humanidad, son las personas las que no soporto”. ¿Lo captas? No es suficiente amar a la gente “en teoría”, debes generar afecto personal hacia aquéllos con los que te encuentras a diario.
(2) Un estado de ánimo estable.
¿Has trabajado alguna vez con alguien cuyo estado de ánimo va cambiando constantemente? Nunca sabes cómo va a estar. Por el contrario, las personas accesibles son equilibradas y predecibles. Siempre que los ves, son básicamente de la misma manera.
(3) Sensibilidad hacia los sentimientos de los demás.
Aunque las personas accesibles son emocionalmente estables, no esperan que los demás también lo sean, y reconocen que las personas buenas también tienen días malos. Consecuentemente, entonan su ánimo con el de ellas y se adaptan rápidamente a cómo relacionarse con ellas.
(4) Comprensión de las debilidades humanas y reconocimiento de las propias.
 “Si expresas ocasionalmente una baja opinión de ti mismo, demostrarás a tus amigos que sabes decir la verdad”. Las personas accesibles son honestas sobre sus capacidades y sus limitaciones. Aceptan el viejo proverbio que dice: “Bienaventurados los que pueden reírse de sí mismos, porque nunca dejarán de divertirse”. Y como admiten sus errores, no tienen problema en aceptar que otros también los cometan.
(5) La habilidad para perdonar y pedir perdón.
 “Como nada de lo que pretendemos está libre de errores, y nada de lo que logramos sin trazas de las limitaciones y la falibilidad de lo que llamamos la humanidad

jueves, 26 de noviembre de 2015

¿Cómo Controlar La Ira?

¿Cómo Controlar La Ira?  Pablo dijo: Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo… (Efesios 4:26). ¿Significa eso que siempre es malo enfurecerse? No, Pablo advirtió que si la ira es desencaminada, entonces “abre la puerta” al enemigo. En el Templo, Jesús nos mostró que hay momentos en los que hace falta expresar ira justa a causa de la injusticia y la explotación. Sin embargo, la mayoría de las veces estamos enojados porque pensamos que las personas no nos aprecian o que se aprovechan de nosotros o que no nos dan lo que nos merecemos. Otra vez, Pablo escribió: “Quítense de vosotros toda… ira… perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros…” (versículos 31 y 32). Pero incluso el mejor consejo del mundo es inútil,  De manera que, si eres propenso a tener mal genio, empieza el día pidiéndole a Dios que te ayude a actuar de forma que le honren. DEJA LA IRA Y DESECHA EL ENOJO… (Salmo 37:8)
El mal genio no es algo de lo que estar orgulloso, más bien es algo por lo que debemos orar. Cuando “explotas de rabia”, sólo sacas al aire lo que hay dentro de ti. ¿Y quién de nosotros no lo ha hecho sin haberse lamentado mas tarde? La Biblia dice: que el mal genio conduce a “…lo malo…” (Salmo 37:8), 

miércoles, 25 de noviembre de 2015

¿Cómo Usar Lo Que Dios Te Ha Dado?

¿Cómo Usar Lo Que Dios Te Ha Dado?
“…CADA UNO CONFORME A SU CAPACIDAD…” (Mateo 25:15b)
En su famosa parábola de los talentos, Jesús dijo que tres personas recibieron algo para invertir, …cada uno conforme a su capacidad… (Mateo 25:15b). Date cuenta de que Dios sólo te dará tanto como puedas manejar. Si no recibiste los mismos talentos que tu prójimo, no te preocupes y usa lo que Él te dio a ti. El primer trabajador duplicó lo que había recibido. ¿No te gustaría recibir algún consejo suyo? El segundo hizo lo mismo. Pero el tercero tuvo miedo y enterró sus talentos. Ahora bien, cuando fracasas al invertir lo que el Señor te ha dado, Él pierde los “intereses” de su inversión en ti, y tú el galardón que habrías disfrutado.
El miedo es tu enemigo número uno, porque congela tu fe y paraliza tu creatividad. Tu dinero, tu tiempo, tu talento, tu amor, etc. son “semillas” que deben ser “sembradas”; así que, “siémbralas” en algo en lo que crees, algo que te sobrevivirá. Todo lo que Dios te da debe ser multiplicado. Si no lo haces, eventualmente lo perderás. La parábola de Cristo termina con estas sobrias palabras: “Quitadle, pues, el talento y dadlo al que tiene diez talentos…” (Mateo 25:28).
¿Alguna vez has notado cómo los que vierten generosamente en las vidas de otros son constantemente provistos de nuevo, mientras los que se preocupan por separarse de ello terminan por perderlo o por no disfrutarlo? “El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará” (2 Corintios 9:6). Pregúntale a cualquier agricultor: sólo obtendrás una cosecha si sacas tu “semilla” del “granero” y la entierras en el “suelo”. De esa manera, el Señor tiene algo con qué trabajar. Así que, la palabra para ti hoy es: Usa lo que Dios te ha dado.

lunes, 23 de noviembre de 2015

La oración de Pablo

La oración de Pablo “
…NO CESAMOS DE ORAR POR VOSOTROS…” (Colosenses 1:9)
Veamos lo que Pablo oraba por aquellos a quienes estimaba:
1) Que entendieran la voluntad de Dios: “… Que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual” (Colosenses 1:9). Roma no era un lugar fácil para ser
cristiano, y sin embargo Pablo escribió acerca de los creyentes de allí: “Vuestra obediencia ha venido a ser notoria a todos…” (Romanos 16:19). La obediencia a Dios debería ser tu propósito primordial en la vida. Cuando se mencione tu nombre, nadie debería poner en tela de juicio tu grado de compromiso con Jesús.
2) Que sus vidas agradaran a Dios: “… Andar como es digno del Señor, agradándolo en todo…” (Colosenses 1:10). Cuando te presentes delante de Dios para ser recompensado, no vas a oír las palabras “bien dicho”, ni “bien planeado”, sino “…Bien hecho, mi buen siervo fiel…” (Mateo 25:21 Nueva Traducción Viviente).
3) Que prosperaran en la obra que Dios les había encomendado: “… Llevando fruto en toda buena obra…” (Colosenses 1:10). Nada les alegra más a los padres que ver el éxito de sus hijos. Y Dios siente lo mismo por ti.
4) Que perseveraran, aferrados a Su fortaleza: “Fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, obtendréis fortaleza y paciencia” (Colosenses 1:11). Como las bombillas, que dependen de una fuente de energía para dar luz, así eres tú. Por eso, a menos que estés conectado a Dios, serás espiritualmente débil.
4) Que adoraran a Dios: “…Daréis gracias al Padre que nos hizo aptoalabanza s para participar de la herencia de los santos ” (Colosenses 1:12). En otras palabras, vive con una actitud de agradecimiento y un corazón lleno de alabanza.

domingo, 22 de noviembre de 2015

Barreras Para Que Nuestras Oraciones Sean Respondidas

Barreras Para Que Nuestras Oraciones Sean Respondidas
«ME INVOCARÁ Y YO LE RESPONDERÉ…» (Salmo 91:15)    1) El primer obstáculo para que nuestras oraciones sean contestadas es no orar.
Suena muy simple, pero las oraciones no son contestadas si no hablamos con el Señor. Decir que creemos en la oración no es lo mismo que orar. Santiago escribió: «…no recibís, porque pedís mal…» (Santiago 4:3). Debemos tomarnos tiempo para decir a Dios lo que deseamos y necesitamos. Algunas veces, damos vueltas a ciertas situaciones en la mente, o hablamos de ellas con nuestros amigos, o las deseamos, o las esperamos, pero no oramos. Pensar, hablar con otros, desear o esperar no es lo mismo que orar. ¡Solamente orar es orar! Cuando tenemos una necesidad o hay una situación que nos preocupa, sólo oramos si hablamos con Dios acerca de ello.
El Señor está esperando a que pidamos cosas en oración, y nunca se cansa de que acudamos a Él, porque es capaz, está deseando y dispuesto a actuar a nuestro favor, pero tenemos que hacerlo. Jesús dijo: «Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquél que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá» (Mateo 7:7-8).
«ACERQUÉMONOS, PUES, CONFIADAMENTE AL TRONO DE LA GRACIA…» (Hebreos 4:16)     2) El segundo obstáculo para que nuestras oraciones sean respondidas es la falta de confianza.
Cuando comprendamos que como hijos de Dios redimidos tenemos el derecho de acercarnos a Él en cualquier momento, podremos superar los intentos del enemigo de hacer que nos sintamos culpables. Como consecuencia, cobramos confianza para comunicarnos con Él y ya no nos decimos: «Sé que el Señor lo puede hacer, pero me cuesta creer que lo hará por mí». Pensamos tales cosas porque tenemos en mente que no somos dignos de recibir algo de Él. Sin embargo, Jesús hizo que lo fuéramos. Cuando nos dirigimos a Dios, podemos contar con que Él es compasivo con nosotros: «Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro» (Hebreos 4:16). La palabra «…gracia…» significa que el Señor nos dará lo que no nos merecemos si estamos lo suficientemente confiados para pedírselo, porque lo hacemos en el Nombre de Jesús, no en el nuestro. Estamos presentando al Padre todo lo que Jesús representa, no todo lo que somos nosotros, ya que no somos nada sin Él. Dios está dispuesto a hacer más de lo que podríamos pedir o entender (lee Efesios 3:20). Así que, necesitamos practicar nuestra fe y beneficiarnos de todo lo que Él puede hacer si se lo pedimos confiadamente.
Cuando comprendes que tienes el privilegio de hablar con el Señor y que Él escucha cada palabra tuya, entonces oras con toda confianza.
«SI OBSERVO INIQUIDAD EN MI CORAZÓN, EL SEÑOR NO ME ESCUCHARÁ» (Salmo 66:18 Versión La Biblia de las Américas)   3) El tercer obstáculo para que nuestras oraciones sean contestadas es el pecado.
El pecado no confesado nos encierra y nos deja apartados de Dios. Si tenemos pecados escondidos en nuestro corazón, no podemos orar teniendo la seguridad de que el Señor nos contestará. Sin embargo, si le pedimos que revele nuestro pecado, lo hará. Cuando esto ocurra, debemos ocuparnos de ello si queremos mantener las «líneas de comunicación» abiertas. Si Dios nos recuerda de una situación en la cuál no hicimos lo correcto, no podemos «barrerlo» y esconderlo «debajo de la alfombra»; tenemos que reconocerlo y recibir su perdón.

Lo que llamamos «pequeñas cosas» se convierte en hábitos pecaminosos y normas de por vida… Por lo tanto, cuando el Señor revela nuestros pecados, es preciso que nos arrepintamos y que terminemos con lo que hemos estado haciendo mal, tomándonoslo muy en serio y actuando inmediatamente. Esto significa que hagamos todo lo que esté dentro de nuestro poder para asegurarnos que fluya nuestra relación con Él. De este modo, nuestras oraciones serán oídas y contestadas.

sábado, 21 de noviembre de 2015

Una Vida Con Propósito Y Significado

Una Vida Con Propósito Y Significado
“…MÍO ERES TÚ…” (Isaías 43:1)
Hay una canción famosa de Dean Martin que dice ‘No eres nadie hasta que alguien te quiere’. Esa letra revela nuestros anhelos más profundos. Queremos que nuestras vidas valgan, que tengan transcendencia. Nuestro mayor temor es pasar por la vida sin que nadie se dé cuenta. Nos preocupa sobremanera la falta de estudios, nuestra situación económica comparada con la de otros, y el aspecto físico. Por eso nos molestamos cuando a un amigo se le olvida llamarnos, un profesor no recuerda nuestro nombre o un compañero de trabajo se lleva los honores de algo que hemos hecho nosotros. Buscamos atención, dejamos caer en las conversaciones nombres de personas de prestigio para darnos importancia y ponemos pegatinas llamativas en nuestros coches. Los diseñadores de moda nos dicen ‘Si llevas nuestros vaqueros serás alguien’ . Así que vamos a la tienda y gastamos la mitad del sueldo en unos vaqueros italianos. Pero luego -¡qué horror!- cambia el estilo, ya no se llevan ajustados sino anchos y pálidos en lugar de oscuros. Así que nos quedamos vistiendo la moda de ayer, sintiéndonos como que somos una noticia pasada.
Al grano: No puedes adquirir el sentido de trascendencia con cosas exteriores; es algo interno. Lo que da significado a tu vida es alguien en quien confías, que nunca va a cambiar; alguien que conoce lo peor de ti y aun así siempre cree lo mejor. Y sólo hay un ser así: Dios. Así que lee lo siguiente: “Ahora, así dice el Señor, Creador… y Formador tuyo…: «No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú. Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás ni la llama arderá en ti. Porque yo, El Señor, [soy] Dios tuyo… Porque a mis ojos eres de gran estima…” (Isaías 43:1-4).