La oración.
Parte 2
“Sed
sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda
alrededor buscando a quien devorar;” 1 Pedro 5:8
¿Alguna vez
has visto programas de animales, en los que nos muestran cómo los leones se
esconden en medio de la selva y se detienen a observar todos los movimientos de
su presa?, ¿Te has dado cuenta que una vez el león ve a su objetivo
desprevenido, ataca y sale detrás de él; y la presa al no haber estado atenta
no sabe reaccionar a tiempo y termina perdiendo esta batalla? Qué interesante
es que el Señor utilice esta comparación para explicarnos, que de la misma
forma sucede en el ámbito espiritual, pues el diablo, como ese león rugiente,
anda observando la próxima presa a atacar. La gran diferencia, es que nosotros
contamos con el Ayudador, el Espíritu Santo de Dios, quien nos alerta sobre el
peligro pero también nos muestra la salida (1 Corintios 10:13b), y a través de
esta palabra nuestro Paracleto nos recuerda la importancia de estar atentos,
velando y orando en todo momento, para que no caigamos ante las artimañas del
enemigo.
Jesús es el
vivo ejemplo de lo que significa estar velando y orando en todo momento, y es
que el hacerlo, no solo le permitía estar atento a lo que pasaba a su
alrededor, sino que también lo conducía a rechazar por completo aquellas
mentiras que el enemigo trataba de disfrazar como verdades; por eso en Mateo
4:7 observamos a Jesús diciéndole a Satanás: “Escrito está también: No tentarás
al Señor tu Dios.”; y es que esta no fue la única ocasión en la que Jesús
identificó esto, pues si recordamos, aún su amigo y discípulo Pedro, momentos
antes de que Jesús fuera a la cruz, lo estaba reconviniendo para que evitara su
muerte y tuviera “misericordia de sí mismo”, pero ¿qué hizo nuestro Señor?
rechazó por completo esas mentiras (Mateo 16:22-23) pues conocía la voluntad de
su Padre, creía en ella, y por medio de su intimidad con Dios, sabía que la
obediencia era la decisión correcta, pues por medio de esa obediencia nosotros
seríamos reconciliados con Dios, y tendríamos acceso nuevamente, a tener una
relación directa con el Padre (Filipenses 2:8, Romanos 5:1).
¿Logramos
comprender cuán importante es la oración? Jesús lo hizo, por esto nos insta a
que oremos sin cesar y estemos velando, atentos en todo momento, pues el
enemigo no se cansa de atacar; pero demos gracias a Dios por Jesucristo, porque
conocemos y creemos que en Cristo nosotros ya tenemos la victoria. Oración.
«Padre,
gracias por recordarme cuán importante es la oración, pues al observar a tu
Hijo Jesús logro entender, que el tener tiempos de intimidad contigo, es vital
e importante para nuestras vidas; pero no solo quiero comprenderlo, deseo
experimentarlo, por eso, Espíritu Santo, llévame a hacerlo una realidad en mi
vida, ayúdame a tomar la decisión de levantarme muy de mañana y buscar tu
rostro todos los días, porque no quiero ser más como ese oidor olvidadizo, sino
más bien, como aquel bienaventurado que al haber oído tu palabra: la guardó y
la puso en práctica, amén. Difundiendo
el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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