Vivir para
Cristo
“y por todos
murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y
resucitó por ellos.” 2 Corintios 5:15
Palabra
estremecedora esta que acabamos de leer. Conocemos por las sagradas Escrituras
que Cristo murió en una cruz por nuestros pecados para que nosotros nos
declaremos muertos al pecado y vivos para Dios (1 Pedro 2:24). En otras
palabras, que nosotros por fe morimos con Cristo, y así como Cristo murió al
pecado una vez por todas y resucitó para vivir para Dios, nosotros también debemos
considerarnos muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús (Romanos
6:9-11). Lo sabemos, pero ¿lo vivimos?, ¿de verdad estamos viviendo para
Cristo?
Vivir para
Cristo implica, como leíamos anteriormente, declararnos muertos al pecado, es
decir, no practicar el pecado, dejar todo aquello que hicimos y dijimos en esa
vida pasada y declararnos nuevas personas en Cristo (2 Corintios 5:17).
Personas con la mirada puesta en las cosas celestiales y no en los placeres del
mundo, que ya no pensemos en fornicación, avaricia, idolatría o pasiones
desordenadas, que también dejemos la ira, el enojo, la malicia y las palabras
deshonestas y que nuestro pensamiento sea de continuo a la santificación, a ser
misericordiosos, bondadosos, humildes, mansos y pacientes.
Eso es vivir
para Cristo, personas nacidas de nuevo con el propósito de agradar a Dios con
todo su ser, espíritu, alma y cuerpo. Y que como dice su palabra en Colosenses
3:16: “La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y
exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros
corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales.” Oración.
«Padre de la
gloria, mis labios proclaman tu nombre y mi ser anhela servirte, quiero Señor,
que uses mi vida, que te glorifiques a través de mí. Aquí estoy Señor para
hacer tu voluntad. Amén. Difundiendo el
mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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