Hijos de
Dios – Parte 2
“En él
también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra
salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de
la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la
posesión adquirida, para alabanza de su gloria.” Efesios 1:13-14
Decíamos en
el devocional del día de ayer que, al creer en el Señor Jesucristo y recibirlo
en nuestra vida, somos hechos hijos de Dios (Juan 1:12-13, Romanos 10:9-10);
pues bien, si tu así lo has hecho, es fundamental que también conozcas la
siguiente verdad:
El Espíritu
Santo está en ti. La tercera persona de Dios está en ti. Como dice el versículo
de hoy, Dios como parte de su obra salvadora para con nosotros, nos ha sellado
con su Santo Espíritu, nos ha puesto sello Espiritual y nos ha dicho: mi morada
eres tú. (Efesios 2:22).
Esta
afirmación es una verdad que puede transformar nuestras vidas, pero es
necesario que pidamos a Dios en oración íntima y sincera que sea Él a través de
su Santo Espíritu quien nos revele la increíble grandeza de su poder para con
nosotros los que creemos.
Hermanos,
verdaderamente nuestra mente es limitada para entender la esperanza, las
riquezas o la supereminente grandeza de Dios hacia nosotros, pero el Espíritu
que escudriña lo profundo de Dios nos revela lo que Él nos ha concedido (1
Corintios 2:12). Veamos tan solo una de sus tantas promesas, 1 Corintios 2:9
“Antes bien, como está escrito: cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han
subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le
aman.”
Es
espectacular, a nosotros solo nos queda orar con fe pidiendo la revelación de su
sabiduría a través de su Espíritu Santo.
Oración.
«Padre de la
gloria, es por tu amor y tu favor que me has hecho tu hijo, hace poco era tu
enemigo y ahora me dices que soy tu hijo, que me amas con amor eterno e incondicional,
que nada me arrebatará de tu mano, y como si fuera poco me das tu Espíritu;
Señor, ahora solo quiero alabarte y seguir viviendo ese gran amor, gracias
Dios, amén. Difundiendo el mensaje de
Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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