Juzgar
“Porque,
aunque de nada tengo mala conciencia, no por eso soy justificado; pero el que
me juzga es el Señor. Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que
venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y
manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su
alabanza de Dios.” 1 Corintios 4:4-5
Pablo en su
carta a los Corintios, inspirado por el Espíritu Santo, enseña que no debemos
juzgarnos ni juzgar nada antes de tiempo, es decir, antes que el Señor vuelva;
y se pone como ejemplo él mismo, dice que aunque su conciencia esté limpia o,
en otras palabras, que aunque él considere que ha realizado todo correctamente
y que no tenga nada porqué ser juzgado de los hombres, eso no quiere decir que
para el Señor también sea así. Puesto que es Cristo el único que puede
manifestar las intenciones de cada corazón, es quien tiene la autoridad y
sabiduría para revelar nuestros secretos más oscuros y nuestras intenciones más
íntimas. Jeremías 17:9-10 dice “Engañoso es el corazón más que todas las cosas,
y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo
el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras.”
Ahora, si no
tenemos la capacidad de juzgarnos a nosotros mismos, tampoco tenemos el derecho
o la autoridad de criticar orgullosamente el obrar de los demás, pues “Uno solo
es el dador de la ley, que puede salvar y perder; pero tú, ¿quién eres para que
juzgues a otro?” Santiago 4:12. Además, es también una exhortación a no
atemorizarnos en caso de que seamos juzgados por otras personas; como ya hemos
visto, solo Dios puede hacerlo justamente.
Así que
hermanos, no nos envanezcamos si creemos estar realizando todo correctamente; y
por supuesto, tampoco juzguemos el proceder de nuestro prójimo, esperemos al
Señor juez justo que dará la alabanza que a cada uno corresponda. Oración.
«Padre bueno
y justo, te doy gracias mi Señor porque me enseñas que Tú eres el único juez
justo, que no debo juzgarme, juzgar a los demás, ni atemorizarme si soy juzgado
por otros; gracias Señor porque sé que debo esperar en ti y en tu misericordia.
Amén. Difundiendo el mensaje de
Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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