Lo que hace la Palabra de Dios en nosotros. Parte 1
“siendo
renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de
Dios que vive y permanece para siempre. Porque: toda carne es como hierba, y
toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor
se cae; más la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra
que por el
La palabra
de Dios es espíritu y es verdad, no son palabras comunes, sino que tienen el
poder de recrear en nosotros una nueva vida que durará para siempre.
Y este nuevo
nacimiento, ocurre gracias a escuchar y creer en la buena noticia de salvación
por medio de la fe en Cristo.
Por esta
razón, necesitamos persistir diariamente en escuchar, estudiar y entender cada
mensaje que nos es dado por Dios por medio de las escrituras, pidiendo
sabiduría para aplicar cada principio, pues si los practicamos, somos prudentes
y sabios, y todo lo que construyamos será de bendición y permanecerá (Mateo
7:24). También la Palabra de Dios nos guía en nuestras decisiones diarias,
previniendo que hagamos cosas que no nos convienen, nos corrige en las cosas
que hacemos mal y nos prepara para afrontar todas las adversidades de nuestra
vida (2 Timoteo 3:16).
Las
escrituras nos han dado la sabiduría para recibir la salvación que viene por
confiar en Cristo Jesús (2 Timoteo 3:16), pero también sostienen día a día
nuestra vida, para que todo lo que hagamos sea para la gloria de Dios.
Así que, no
menospreciemos cada palabra de Dios que nos es enviada, cada edificación que
nos es compartida, valoremos cada versículo y cada predicación que Dios nos
comunica por medio de siervos que Él ha levantado para nuestro bien.
Reflexionemos en cada enseñanza, discerniendo cada detalle y sobre todo, dos
cosas importantes tengamos en cuenta, apliquemos cada principio a nuestra vida
y compartamos con otros la Palabra viva de nuestro Dios.
En resumen,
escuchar, estudiar, practicar y compartir su Palabra de verdad, es lo más
importante que podemos hacer cada día. Oración.
«Señor, me
levanto esta mañana con toda la disposición de mi corazón para estar atento a
tu voz, por medio de las escrituras, quiero que me des la fuerza y el
entendimiento para poner en acción tus enseñanzas. También, Señor, guíame a
compartir tu mensaje a todos mis familiares y amigos, para que sea conocido tu
nombre y todo el amor que anuncias por medio del evangelio. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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