MI ESTADO INTERIOR SE REFLEJA EN MI VIDA EXTERNA
“No me traigáis más vana ofrenda; el incienso me es
abominación; luna nueva y día de reposo, el convocar asambleas, no lo puedo
sufrir; son iniquidad vuestras fiestas solemnes.”, Isaías 1:13
“Venid luego, dice el SEÑOR, y estemos a cuenta: si vuestros
pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren
rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. Si quisiereis y oyereis,
comeréis el bien de la tierra;”, Isaías 1:18-19
Extendemos nuestras manos a Dios, vamos a una reunión,
alabamos y hacemos muchas actividades religiosas, pero si nuestros actos de
adoración o nuestro culto, no vienen de un corazón arrepentido, serán vanas
nuestras oraciones.
El pueblo de Israel es llamado al arrepentimiento pues
llevaban ofrendas, celebraban ritos convocando asambleas a Dios, pero no se
apartaban del pecado, así que esto molestaba en gran manera a Dios. Ellos
pensaban que con lo que hacían externamente, tapaban ante Dios el estado real
de su corazón, pero no podían engañar a Dios, Él mira el corazón.
Así mismo nosotros hoy en día nos llenamos de actividades y
cosas externas, nuestra conciencia da gritos, porque no estamos haciendo la
voluntad de Dios y entonces acallamos su voz, colocando más volumen a los ritos
externos. Cualquier acto externo, debe ser la manifestación de un corazón que
obedece a Dios, que está de acuerdo con Dios; lo que hagamos en secreto se
manifestará en lo exterior en cualquier momento.
Si lo que hacemos en secreto es entrar a cuentas con Dios,
pedir su dirección y confiar en su provisión, esto se refleja inmediatamente en
nuestra vida diaria, en nuestras relaciones y en nuestra vida en la iglesia;
nuestras actividades serán fruto de un corazón limpio y lleno de paz.
Este es un llamado a reflexionar y apartarnos del mal, a
quitar completamente el pecado de nuestra vida, a lavarnos y limpiarnos
quitando la iniquidad de nuestras obras por medio de la fe en Cristo. Esto
significa colocarnos a cuentas con Dios, ir a su presencia para llegar a un
acuerdo donde le ofrecemos nuestra confianza, porque Él nos ofrece perdón,
limpieza y restauración.
Como resultado practicaremos el bien, el juicio y la
justicia en todos los actos externos de nuestra vida, como bendición tendremos
abundancia de todo pues será fruto de lo que hemos sembrado. Oración.
"Señor, quiero conocerte en lo secreto, para que me
enseñes y me corrijas, quiero colocarme a cuentas contigo y que perdones todo
aquello que no te agrada, por medio de Jesús. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para
ese propósito.
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