METAS ESPIRITUALES
"Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado;
pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a
lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de
Dios en Cristo Jesús.", Filipenses 3:13-14
"Así que, yo de esta manera corro, no como a la
ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire",
1 corintios 9:26
Muchos de nosotros nos quedamos anclados en el pasado, en lo
que pudo ser y no fue, y vivimos nuestra vida sin un propósito claro. Las cosas
que hemos pasado nos dan experiencia, pero día a día tenemos la oportunidad de
definir nuestro futuro con Cristo y la forma en que queremos vivir el resto de
nuestra vida. Una vida sin metas espirituales es una vida sin propósito, y
luchar sin propósito sólo termina en cansancio. El Espíritu Santo por medio de
la vida de Pablo, nos muestra esta manera de andar sin objetivos claros como
“golpear el aire”, mejor es que nos extendamos hacia adelante, hacia la meta,
para llevarnos el premio que Dios nos llama a recibir por medio de Jesucristo.
Jesucristo es nuestra meta, su salvación ya fue dada a
nosotros completamente gratis, gracias a la fe en su sacrificio, fue por lo que
Él hizo que triunfamos, pero este llamamiento conlleva una responsabilidad, y
esta responsabilidad requiere metas espirituales. No podemos quedarnos estancados
pensando y actuando de la misma forma que lo hacíamos cuando no conocíamos a
Jesús, Él tiene tareas específicas para cada creyente, y objetivos para cada
uno de nosotros, porque fuimos creados para sus propósitos y para su gloria.
Sus propósitos son mis propósitos, sus metas son mis metas.
Hoy podemos
reflexionar acerca de nuestro estado espiritual, del conocimiento que tenemos
en Cristo, si estamos preparados para servirle y si hemos dejado las costumbres
del viejo hombre lleno de vicios. ¿Qué nos falta? Si somos diferentes a lo que
éramos hace unos meses u años, la respuesta a estos interrogantes, nos
demandará la decisión de fijar metas espirituales y de la mano de su Espíritu
en nosotros, iniciar a caminar con toda determinación hasta lograr cada una de las
metas propuestas. Lo demás vendrá por añadidura. Oración.
"Señor, no quiero ser igual al hombre que era antes,
quiero avanzar, agradarte, servirte con toda santidad y con todo amor. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para
ese propósito.
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