Y al momento le cayeron de los ojos como escamas, y recibió
al instante la vista; y levantándose, fue bautizado. Y habiendo tomado
alimento, recobró fuerzas. Y estuvo Saulo por algunos días con los discípulos
que estaban en Damasco. En seguida predicaba a Cristo en las sinagogas,
diciendo que éste era el Hijo de Dios.” Hechos 9:18-30. Pablo antes de tener su encuentro personal
con Jesús, perseguía a los creyentes, pensando que era su deber “Hacer muchas cosas
contra el nombre de Jesús…” (Hechos 26:9), y conforme a esta visión
diligentemente enfoca su vida en actuar en contra de Jesús.
En semejanza nosotros cuando no somos guiados por Jesús,
tenemos una visión de la vida y la verdad de acuerdo a nuestro propio
entendimiento (Proverbios 3:7), pensamos que tenemos razón, pero cuando vienen
las consecuencias de andar de esta manera: el dolor, la muerte, la
incertidumbre, la tristeza, la depresión y todo el fruto malo de andar sin
Cristo, entonces comprendemos que así como el Señor abrió los ojos a Pablo, así
también necesitamos que se caigan las escamas de nuestros ojos, para poder ver
claramente el verdadero camino y dejar de estrellarnos.
Vivimos la vida tal como la vemos, es decir cómo nos parece;
y esta es la perspectiva y enfoque de nuestro vivir y desear diario. Pero si lo
que estamos viviendo y pretendiendo no es importante ¿Nos hemos preguntado si
todo aquello a lo que hemos enfocado nuestros ojos es lo correcto, es lo
verdadero?
Jesús es la verdad en si mismo, y nos enseña a poner nuestra
mirada en ÉL, entonces podremos ver realmente, por eso nos pregunta ¿No te he
dicho que, si crees, verás la gloria de Dios? (Mateo 11:40)
Por lo tanto, pidamos hoy a Jesús que alumbre los ojos de
nuestro entendimiento, para que conozcamos cuál es la esperanza a la que Él nos
ha llamado y cuáles las riquezas de su herencia (Efesios 1:18), entonces
miraremos claramente, de la misma forma que mira Jesús, conociendo la verdad y
como consecuencia siendo libres de la mentira.
Oración.
Señor, abre mis ojos espirituales, permíteme entender tus
preceptos y ver tu gloria. Amén.
Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para
ese propósito.
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