Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en
diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia”,
Santiago 1:2-3
“Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las
tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia,
prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de
Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue
dado”, Romanos 5:3-4
¿Quién no quiere sabiduría para guiarse en medio de las
pruebas? Cuando estamos en dificultades y pruebas lo más difícil es regular
nuestro espíritu y administrar nuestros asuntos. Es cuando necesitamos pedir la
sabiduría de Dios. Y dice Santiago “a todo aquel que la pide se le dará
abundantemente y sin reproche”.
Solo en el poder de Dios podemos estar firmes y seguros. La
tribulación debe producir paciencia, por medio de la poderosa gracia de Dios, y
la paciencia debe llenarnos de esperanza. Esta esperanza está sellada por el
Espíritu Santo de Amor, que no nos dejará avergonzar.
Cuando nuestra mente está ocupada en lo espiritual y eterno y
permanece firme en los caminos de Dios, crecerá en medio de las pruebas y se
levantará sobre ellas. Porque ha aprendido que ninguna situación de la vida es
tal, que impida regocijarse en Dios. Nuestras dificultades deben convertirse en
períodos de aprendizaje. Ya que nos enseñan paciencia y a entender que el hecho
de convertirnos en cristianos no nos libera automáticamente de los problemas,
sino que la fe nos enseña a enfrentarlos correctamente, viéndolos desde la
perspectiva de Dios. Cuando vemos las pruebas como un medio para crecer moral y
espiritualmente, gozaremos de sus frutos.
Cuando somos sometidos a prueba se comprueba que tan genuinos
somos en nuestra fe y cuanto estamos dispuestos a permanecer y a resistir con
valentía. La perseverancia en sí misma tiene un efecto. Es como mantener una fina
espada de metal en el fuego hasta que esté templada. En este caso, la espada es
el creyente, el fuego es la prueba y el temple es que los creyentes llegan a
estar completos (perfectos) y cabales, no quedándose atrás en nada.
Un carácter firme en Dios indica que estamos avanzando hacia
la madurez espiritual y la plenitud. Conscientes de que las luchas diarias no
amenazan nuestra paz y nuestra seguridad de Dios. Sino que produce en nosotros
la capacidad de soportar, porque Dios está obrando de esa manera en nuestra
vida y cumplirá su propósito en nosotros.
Señor hoy más que nunca pido tu sabiduría para guiar mi vida y para
sortear las dificultades que se me presentan. Permíteme gozarme en ellas
entendiendo que estas obrando en mi vida para formar tu carácter en mí y así
permanecer firme hasta el fin. Amén. Difundiendo
el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para
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