Confrontación
“Pero si es de Dios, no podréis destruirlos; no sea que os
halléis luchando contra Dios”, Hechos 5:39. Los líderes religiosos creían que
su pesadilla de lidiar con Jesús había terminado con su muerte en la cruz. Y es
que, con Su predicación, Él los había confrontado con la realidad, y las
ataduras de su corazón les impedían ver y regocijarse en la obra que Dios
estaba haciendo.
Esto a pesar de reconocer, como Nicodemo, que Jesús venía de
Dios, ya que nadie podría hacer lo que Él hacía si Dios no estaba con él. Y es
que es una realidad que una vez que nos hemos topado con Jesús y Su mensaje,
nunca más seremos los mismos. Jesús y el evangelio siempre nos van a confrontar
con las realidades de nuestro propio corazón vez tras vez. Siempre la cruz será
piedra de tropiezo a nuestro planes y visión de la vida, así como de lo que
creemos que necesitamos para vivir felices, tranquilos y seguros. Siempre
seremos recordados que estamos actuando como si no tuviéramos que rendir
cuentas a nadie. Esto no solo ocurre en el contexto de la sociedad “allá
afuera”, pero también en la iglesia, donde el temor al hombre y las dinámicas
del corazón se continúan revelando.
Precisamente antes de este episodio, el pasaje nos habla de
Ananías y Safira y las maquinaciones de su corazón. Pensaba también en la misma
experiencia de Pedro. Él también había sido confrontado con estas realidades de
su corazón, que las había reconocido, se había arrepentido y había
experimentado el perdón y restauración al poner su fe y confianza en el “Cristo,
el hijo del Dios viviente”. Que el Señor nos haga sensibles en nuestro corazón
a la continua obra de Su Espíritu, al mostrarnos cuando nos encontramos
peleando con Dios mismo, y que podamos inclusive bendecir Su nombre por la
realidad de Su bendita confrontación, ya que en ella Dios está haciendo Su obra
de liberación y restauración. Piensa en esto y encuentra tu descanso en Él. Difundiendo
el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para
ese propósito.
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