El gozo del cristiano es Eterno. La tristeza en este mundo del
creyente sólo dura unos momentos. Los discípulos se alegrarán cuando vuelvan a
ver al Señor. Su resurrección fue vida de entre los muertos no sólo para Él
mismo, sino también para los discípulos, pues el duelo y el lamento por la
muerte de Cristo Jesús se trocó en gozo indescriptible (v. 1a. P. 1:18) e
indestructible: «como entristecidos, más siempre gozosos» (2 Co. 6:10). (3)
Debemos
buscar mantener una plena comunión con el Espíritu Santo de Dios a quien Dios
Padre nos lo ha enviado para nuestra fortaleza y consuelo. Su presencia en
nuestros corazones solo puede ser deteriorada por el pecado en nuestra vida que
no ha sido confesado ni tratado en la presencia de nuestro Dios. Su santa
presencia es la que nos ayuda en nuestra debilidad para no tan solamente
llenarnos de sus frutos como este gozo inefable sino para evitar una vida de
pecado. Donde esta El Espíritu de Dios allí ay libertad y vida eterna. Difundiendo
el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para
ese propósito
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