EL ESPÍRITU SANTO EN ACCIÓN. Hechos 1. 4-5. Y estando juntos,
les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperaran la promesa del
Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. Porque Juan ciertamente bautizó con
agua, más vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos
días. Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor,
¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? Y les dijo: No os toca a
vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad;
pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y
me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último
de la tierra. La obra del Espíritu Santo se ve a través de toda la Biblia desde
el comienzo en la creación, cuando todo estaba desordenado y vacío, “Él se
movía sobre la faz de las aguas”. Su presencia se pone de manifiesto en cada
relato del Antiguo Testamento cuando guío a los animales desde los cuatro
puntos cardinales hasta el Arca, percibimos su obra a través de las vidas de
los patriarcas cuando los protegía junto con sus familias y los llenaba de
bendiciones, a los profetas de Dios proporcionándoles una salida sobrenatural
en cada situación que enfrentaban.
Igualmente, en el Nuevo Testamento vemos al Espíritu Santo
reposando sobre Jesús en cada milagro y sanidad de su ministerio público, y
vemos el poder del Espíritu Santo a través de la iglesia, que comienza con un
encuentro transformador desde el Pentecostés, hasta hoy, pues sigue actuando en
la vida de cada creyente. ¿Entonces, por qué dudamos de su actuar en el día de
hoy, y no vemos las señales y milagros de la iglesia del primer siglo? Debemos
recordar que el poder del Espíritu santo en la vida de Jesús le dio la
autoridad para predicar, para sanar, para liberar y ese mismo poder fue dado a
su iglesia.
La misma autoridad fue dada a todo cristiano y esto es el
regalo más hermoso que Jesús nos dio, "la vida llena del poder del
Espíritu". Su iglesia es bautizada con el Espíritu Santo. Ahora está
"en y “sobre” cada uno de nosotros y el propósito fundamental de ese
derramamiento es poner a la iglesia en condiciones de llevar a cabo su
ministerio, ¿Cuál es la duda entonces? Ninguna, la promesa de la dádiva del
Espíritu a todo aquel que crea, es una experiencia real, disfrutémosla y
dejemos que el Señor use nuestra vida.
SU CONTINUA PRESENCIA ES NECESARIA PARA QUE EL PLAN DE DIOS
SE CUMPLA EN LA VIDA DE CADA CREYENTE.
Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para
ese propósito
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