Pasión por hacer el bien
¿Y quién es aquel que os podrá hacer daño, si vosotros seguís
el bien?
1 Pedro 3:13
A la mayoría de las personas les resulta difícil maltratar a
quienes son fervientes en hacer el bien. Aquellos a quienes les encanta hacer
el bien a menudo son generosos, desinteresados, bondadosos, amorosos y atentos.
Pero no se tolera a los engañadores que roban a las viudas y a los huérfanos.
Aun los inconversos condenan a quienes se hacen ricos a expensas de los demás.
Una persona que es generosa y atenta con los demás por lo
general no es objeto de hostilidad. Eso es lo que quiere decir Pedro en el
versículo de hoy. Pedro quería que todos sus lectores procuraran fervorosamente
hacer el bien. La pasión por hacer el bien resulta en una vida limpia, que debe
ser la meta y el deleite de todo creyente. Cuando se está apasionado por la
vida espiritual, se pierde cualquier apetito por las atracciones profanas del
mundo. No dé motivo alguno
Si alguna cosa padecéis por causa de la justicia,
bienaventurados sois.
1 Pedro 3:14
No es probable pero, según el apóstol Pedro, hay una remota
posibilidad de que usted sufra por ser justo. En realidad, muchos cristianos
sufrieron por su obediencia a Cristo en la iglesia primitiva, pero otros
sufrieron por su desobediencia. Cuando un cristiano desobedece la Palabra de
Dios, el mundo siente una mayor justificación y una mayor libertad para la
hostilidad. Ni los cristianos consagrados deben sorprenderse ni temer cuando el
mundo los trata con hostilidad.
La pasión por hacer el bien no es ninguna garantía contra la
persecución. El hacer lo bueno reduce esa probabilidad. Nadie hizo más bien que
Jesús, pero un mundo adverso finalmente lo mató. No obstante, usted debe vivir
de modo que los críticos no tengan justificación alguna para acusarlo de nada.
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