LA BENDICIÓN DE SERVIR A LOS DEMÁS
“Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados;
solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por
amor los unos a los otros.”, Gálatas 5:13
El Señor pide de nosotros que vivamos de tal manera que todo
lo que hagamos le agrade, que le sirvamos de todo corazón y con toda nuestra
alma, obedeciendo sus mandamientos, lo cual es también para nuestro propio bien
(Deuteronomio 10:12-13).
Y esta manera de vivir la practicamos y fortalecemos cada
día cuando servimos a las demás, cuando por amor dejamos a un lado pensar sólo
en el beneficio individual, y mejor pensamos en ayudar al prójimo.
Y esto no es una tarea fácil, servir es un don de Dios, tal
vez el mayor, que requiere que nos despojemos de nosotros mismos, y que
expresemos un afecto, amabilidad y un amor verdadero, aun en los momentos en
que flaquean nuestras fuerzas, o cuando no nos sentimos con ánimo de servir;
puesto que servir no debe ser un sentimiento pasajero o emocional sino una
disposición constante de nuestro corazón.
Pidamos a Dios que coloque en nosotros el deseo firme y la
fuerza para servir a los demás, pues Dios es el que produce en nosotros tanto
el querer como el hacer para cumplir su buena voluntad (Filipenses 2:13).
Si practicamos el servicio a los demás como lo dice la
escritura, nuestra vida personal y espiritual crecerá de manera sobrenatural.
“Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también
debéis lavaros los pies los unos a los otros.” (Juan 13:14) Oración.
"Señor, ayúdame en mi debilidad, lléname de tu amor
para servir a los demás como tú hiciste; coloca la disposición, la sabiduría y
la fortaleza para practicar el don del servicio. Amén. Difundiendo el mensaje
de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para
ese propósito.
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