EXTIENDE TU MANO. PARTE 2
“Alarga su mano al pobre, Y extiende sus manos al
menesteroso.”, Proverbios 31:20
Así como Dios extendió la mano para salvarnos y realizó un
acto de amor a través de Cristo, también estamos llamados a extender nuestra
mano al necesitado, teniendo la misma compasión que Dios tuvo con nosotros,
llevándole la Palabra que llena su corazón, pero también auxiliándole en su
necesidad material.
Si vemos a un hermano que no tiene ropa ni comida y solo le
decimos palabras de aliento, “Dios te bendiga” pero no le damos lo que
necesita, de nada sirve; lo mismo pasa con la fidelidad a Dios: de nada nos
sirve decir que le somos fieles, si no hacemos nada que lo demuestre (Santiago
2:15-17), porque nuestra relación es como una cruz, vertical con Dios (amar a
Dios, sobre todo) y horizontal con mi prójimo y mis hermanos (y amar al prójimo
como a tu mismo). (Mateo 22:36-40)
Si tenemos bienes de este mundo y vemos a nuestros hermanos
en necesidad, y cerramos el corazón, ¿cómo morará el amor de Dios en nosotros?
(1 Juan 3:17). Por lo tanto, no endurezcamos nuestro corazón, sino que
extendamos nuestra mano con liberalidad, tal como Cristo lo hizo con nosotros. Oración.
"Señor, con el mismo amor que colocaste en mi corazón
ayúdame a servir a mi hermano, al necesitado, bendice mi vida para que no falte
provisión para dar con toda liberalidad, que mi corazón no se endurezca ante la
necesidad ajena. Amén. Difundiendo el
mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para
ese propósito.
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