LA BENDICIÓN DE SERVIR A JESÚS
“y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de
todos. Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y
para dar su vida en rescate por muchos.”, Marcos 10:44-45
El Señor Jesucristo se despojó y se hizo siervo, renunció a
sus privilegios divinos; adoptó la humilde posición de siervo y se hizo hombre,
se humilló a sí mismo en obediencia a Dios y murió en una cruz, como morían los
criminales, para salvarnos y para darnos vida eterna (Filipenses 2:5-8).
Por esta razón estamos llamados a tener esa misma actitud
que tuvo Cristo, de servir a todos, despojándonos a nosotros mismos, de nuestro
egoísmo, del “yo primero”, o de suponer erróneamente que, si ya estoy con
Cristo, los demás no importan.
Es mejor tener la actitud que tuvo Pablo, y decir de corazón
“¡ay de mí si no anunciare el evangelio!”, ay de nosotros si no enseñamos a
otros el mensaje de la Palabra que da vida.
Debemos, por lo tanto, entender que anunciar a Cristo y
enseñar su Palabra es un privilegio, es la mayor bendición que puede tener un
ser humano, porque no se trata de cumplir objetivos temporales sino de alcanzar
metas eternas.
Si Dios elevó a Cristo al lugar de máximo honor y le dio el
nombre que está por encima de todos los demás nombres (Filipenses 2:9), a
nosotros también nos llenará de honra, Jesús mismo lo prometió cuando dijo: “Si
alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor.
Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará” (Juan 12:26). Nos premiará como un
padre premia a sus hijos que le obedecen y nos recompensará no sólo en el
tiempo presente sino en la eternidad, de acuerdo a sus promesas. Cuando
colocamos a Cristo y a anunciar su Palabra como nuestra prioridad de vida, Él
promete darnos mucho más que solo cosas materiales (Mateo 19:29), sino riquezas
espirituales, de paz sobrenatural, amor y gracia sobreabundante, porque nuestro
trabajo en el Señor no es en vano. Oración.
"Gracias Señor porque me has dado gracia, amor y paz
abundante, y ahora es mi compromiso por amor dar de lo que me diste, enseñando
a los demás tu Palabra. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para
ese propósito.
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