TENIENDO LA MENTE DE CRISTO
“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo
honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen
nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”,
Filipenses 4:8
Es sorprendente la manera sutil y casi imperceptible como el
mundo actual, con los medios de comunicación y las redes sociales, nos
adoctrinan hacia una manera de pensar trivial y llena de impurezas, llevándonos
a pensamientos, sentimientos y actitudes deshonrosas; como creyentes no podemos
desenfocarnos del verdadero propósito para el cual Dios nos creó.
La Biblia muestra que nuestro corazón es engañoso y es malo,
por tanto fácilmente podemos ser arrastrados a la corriente del mundo, si no
ponemos un guardián en nuestro cerebro y nuestro corazón que deseche lo inmoral
y deshonroso. Pablo se preocupa de que nuestros pensamientos deben estar
enfocados de manera sana y segura, ya lo había expresado: renueven su mente, no
se acomoden a la corriente de este mundo, pues para Dios es importante que sus
hijos vivan en la plenitud de su voluntad agradable y perfecta, por eso Él nos
dio el privilegio de una mente capaz de encaminar todo pensamiento hacia esta
plenitud.
Pablo define en este verso la mente de Cristo, pues Cristo
es la Verdad, la honestidad, el único Justo, puro, amable, misericordioso,
compasivo y Él es aquel a quien debemos alabar y adorar. Ahora la Biblia nos
dice: “Más nosotros tenemos la mente de Cristo” (1 Corintios 2:16b) es decir
que todo aquel que ha confesado que Jesús es su Señor y Salvador poseen su
mente, esto significa que deberíamos pensar como él piensa, amar como él ama,
valorar como él lo hace y ser transformados a la manera de Jesús.
Por tanto “Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus
pensamientos” (Isaías 55:7), o sea nuestros pensamientos deben estar enfocados
en aquello que aporta a una vida abundante; no podemos tener la mente de Cristo
si no nos educamos en tener una mente pura y una vida de oración. Oración.
"Amado Dios, ayúdame a renovar cada día mis
pensamientos, para que mi mente se enfoque en todo lo verdadero, todo lo
honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen
nombre. Quiero hacer tu voluntad y glorificar tu nombre a la luz de tu Palabra.
Te amo Señor. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para
ese propósito.
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