PALABRA ESCRITA EN EL CORAZÓN Y EN LA MENTE
“Por tanto, pondréis estas mis palabras en vuestro corazón y
en vuestra alma, y las ataréis como señal en vuestra mano, y serán por
frontales entre vuestros ojos. Y las enseñaréis a vuestros hijos, hablando de
ellas cuando te sientes en tu casa, cuando andes por el camino, cuando te
acuestes, y cuando te levantes”, Deuteronomio 11:18-19
Los judíos en obediencia a la ley utilizaban unas pequeñas
bolsas de cuero que contenían pasajes de la ley, se las amarraban en la frente
y en el brazo izquierdo durante las oraciones, y también las colocaban en el
marco de la puerta, pero ahora Dios quiere que las grabemos en nuestra mente
para que nuestros pensamientos sean renovados, pues no puede haber buenas
costumbres en la vida, si no hay buenos pensamientos, buenos afectos y buenos
principios en el corazón
Hoy vivimos tan llenos de trabajo y de compromisos que es
difícil tener el tiempo para orar y estudiar la Palabra de Dios en familia.
Pero es necesario dirigir nuestra familia a Cristo, acercarnos más entre padres
e hijos enseñándoles la Palabra de Dios, pues es luz a sus pies y lumbrera a su
camino, es vida y es poder de Dios. La Biblia dice: “Instruye al niño en su
camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él” (Proverbios 22:6). Nada
hará más por la prosperidad de una familia y un pueblo, que la buena educación
de los hijos guiada por la Palabra de Dios.
Lamentablemente muchos padres de familia, aunque con sus
labios confiesan que creen y aman la Palabra de Dios, que la aceptan como
autoridad y como verdad incontrovertible, demuestran que hacen todo lo
contrario en su actuar cotidiano. Por tanto deben practicar lo que se enseña,
esto da autoridad moral para enseñar y corregir, por eso dice “las atarás como
señal en vuestra mano”. Con el comportamiento y el ejemplo se hace visible el
cumplimiento o no de la Palabra de Dios.
Hermano, establezca el altar familiar, busque la hora donde
todos pueden estar juntos, aliméntense con la Palabra de Dios, repítalas a sus
hijos, hablen sobre los propósitos eternos, su gran amor, pues esto cubrirá a
su familia de tanto bombardeo del mundo. La casa debe convertirse en templo de
adoración y enseñanza del Dios vivo y verdadero. Oración.
"Amado Padre, todos los días de mi vida guardaré en mi
corazón tus estatutos y mandamientos, estarán como señal en mis manos y los
repetiré a mis hijos, hablaré de ellos estando en mi casa, y andando por el
camino, y al acostarme, y cuando me levante, pues tu palabra correrá trayendo
bendición. Te amo Señor. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para
ese propósito.
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