Habla a alguien de Jesús
“LLEGÓ UNA MUJER DE SAMARIA A SACAR AGUA”(Juan 4:7)
Juan nos relata que: “Llegó una mujer de Samaria a sacar agua” (Juan 4:17). Después de cinco matrimonios rotos, su grado de confianza en los hombres está por los suelos y su autoestima es nula, así que se dirige a Jesús con cautela. Pero éste derriba el muro detrás del que se esconde ladrillo a ladrillo. Cuando por fin puede llegar a ella, ésta se va de allí transformada. En claro contraste en el capítulo anterior, Nicodemo, un líder religioso, vino a Jesús de noche, lo que indica que no quería arriesgarse a que lo vieran con Él. Después de decirle que tenía que nacer de nuevo, Jesús añade: “…el que practica la verdad viene a la luz” (Juan 3:21). En ese momento, Nicodemo tenía que elegir: De esto se desprenden tres lecciones:
1) Cristo ve tu potencial cuando otros no lo ven.
“Los fariseos” murmuraban, diciendo: Este recibe a los pecadores y come con ellos. (Lucas 15:2). ¡Tenían razón! Esta mujer fue la primera persona ante quien Jesús se presentó como el Mesías. ¿Por qué no lo hizo cuando llamó a sus discípulos, bautizó a Juan, limpió el templo de vendedores, hizo su primer milagro o tuvo su conversación con Nicodemo? Porque Jesús no te mide de acuerdo a tu pasado sino a tu potencial.
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2) Cristo te cambiará y luego te usará para cambiar a otros.
Curiosamente, esta mujer fue la primera persona que predicó el evangelio en Samaria. “Muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en Él por la palabra de la mujer…” (Juan 4:39).
3) Jesús no necesita que lo defendamos, sólo que lo presentemos.
“Muchos más creyeron por la palabra de Él, y decían a la mujer: Ya no creemos solamente por lo que has dicho, pues nosotros mismos hemos oído y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo”. (Juan 4:41-42). Vamos, habla a alguien de Jesús hoy.
“LLEGÓ UNA MUJER DE SAMARIA A SACAR AGUA”(Juan 4:7)
Juan nos relata que: “Llegó una mujer de Samaria a sacar agua” (Juan 4:17). Después de cinco matrimonios rotos, su grado de confianza en los hombres está por los suelos y su autoestima es nula, así que se dirige a Jesús con cautela. Pero éste derriba el muro detrás del que se esconde ladrillo a ladrillo. Cuando por fin puede llegar a ella, ésta se va de allí transformada. En claro contraste en el capítulo anterior, Nicodemo, un líder religioso, vino a Jesús de noche, lo que indica que no quería arriesgarse a que lo vieran con Él. Después de decirle que tenía que nacer de nuevo, Jesús añade: “…el que practica la verdad viene a la luz” (Juan 3:21). En ese momento, Nicodemo tenía que elegir: De esto se desprenden tres lecciones:
1) Cristo ve tu potencial cuando otros no lo ven.
“Los fariseos” murmuraban, diciendo: Este recibe a los pecadores y come con ellos. (Lucas 15:2). ¡Tenían razón! Esta mujer fue la primera persona ante quien Jesús se presentó como el Mesías. ¿Por qué no lo hizo cuando llamó a sus discípulos, bautizó a Juan, limpió el templo de vendedores, hizo su primer milagro o tuvo su conversación con Nicodemo? Porque Jesús no te mide de acuerdo a tu pasado sino a tu potencial.
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2) Cristo te cambiará y luego te usará para cambiar a otros.
Curiosamente, esta mujer fue la primera persona que predicó el evangelio en Samaria. “Muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en Él por la palabra de la mujer…” (Juan 4:39).
3) Jesús no necesita que lo defendamos, sólo que lo presentemos.
“Muchos más creyeron por la palabra de Él, y decían a la mujer: Ya no creemos solamente por lo que has dicho, pues nosotros mismos hemos oído y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo”. (Juan 4:41-42). Vamos, habla a alguien de Jesús hoy.
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