8 Principios Por Los que Regirse Según La Biblia
LOS BUENOS PLANES Y EL TRABAJO DURO CONDUCEN A LA PROSPERIDAD (Proverbios 3:2-22 parafraseado)
Las personas que se proponen metas logran mucho más que otras con la misma educación y capacidades pero que no lo hacen. Con eso en mente, adopta estos ocho principios en tu vida:
1) Decide lo que quieres hacer. Pero primero consulta a Dios.
“Muchos pensamientos hay en el corazón del hombre, pero el consejo del Señor es el que permanece” (Proverbios 19:21)
2) Escribe tus pensamientos.
Escribir tus metas les da un sentido de permanencia y a ti te motiva. “Los buenos planes y el trabajo duro conducen a la prosperidad” (Proverbios 3:21-22 parafraseado). Las metas poco claras no te llevarán adonde quieres ir.
3) Márcate plazos.
Sin un principio y un fin definidos es fácil dejar las cosas para mañana y no llegar a ninguna parte.
4) Haz una lista de lo que tienes que hacer.
Tenla delante de ti en todo momento; es como una pista por la que tienes que correr. 5) Haz de tu lista un plan.
Decide lo que tienes que hacer primero y lo que puedes dejar para luego. Un plan organizado es siempre mejor que tratar de llevarlo todo en la cabeza.
6) Pasa a la acción inmediatamente.
“Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos” (Efesios 5:15-16). ¡Haz algo! Un plan mediocre llevado a cabo es mucho mejor que uno maravilloso que no se ha cumplido.
7) Haz algo cada día para avanzar.
Hazlo parte de tu programa. Por ejemplo, lee la Biblia de forma sistemática, llama a un número determinado de clientes, haz ejercicio físico en un tiempo destinado a ello.
8) Proponte una meta a la que estás dispuesto a dedicar tu vida. Y no quites la vista de esa meta en ningún momento.
“Enséñanos de tal modo a contar nuestros días que traigamos al corazón sabiduría”. (Salmo 90:12).
LOS BUENOS PLANES Y EL TRABAJO DURO CONDUCEN A LA PROSPERIDAD (Proverbios 3:2-22 parafraseado)
Las personas que se proponen metas logran mucho más que otras con la misma educación y capacidades pero que no lo hacen. Con eso en mente, adopta estos ocho principios en tu vida:
1) Decide lo que quieres hacer. Pero primero consulta a Dios.
“Muchos pensamientos hay en el corazón del hombre, pero el consejo del Señor es el que permanece” (Proverbios 19:21)
2) Escribe tus pensamientos.
Escribir tus metas les da un sentido de permanencia y a ti te motiva. “Los buenos planes y el trabajo duro conducen a la prosperidad” (Proverbios 3:21-22 parafraseado). Las metas poco claras no te llevarán adonde quieres ir.
3) Márcate plazos.
Sin un principio y un fin definidos es fácil dejar las cosas para mañana y no llegar a ninguna parte.
4) Haz una lista de lo que tienes que hacer.
Tenla delante de ti en todo momento; es como una pista por la que tienes que correr. 5) Haz de tu lista un plan.
Decide lo que tienes que hacer primero y lo que puedes dejar para luego. Un plan organizado es siempre mejor que tratar de llevarlo todo en la cabeza.
6) Pasa a la acción inmediatamente.
“Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos” (Efesios 5:15-16). ¡Haz algo! Un plan mediocre llevado a cabo es mucho mejor que uno maravilloso que no se ha cumplido.
7) Haz algo cada día para avanzar.
Hazlo parte de tu programa. Por ejemplo, lee la Biblia de forma sistemática, llama a un número determinado de clientes, haz ejercicio físico en un tiempo destinado a ello.
8) Proponte una meta a la que estás dispuesto a dedicar tu vida. Y no quites la vista de esa meta en ningún momento.
“Enséñanos de tal modo a contar nuestros días que traigamos al corazón sabiduría”. (Salmo 90:12).
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