Escucha a Dios
“TUS OÍDOS OIRÁN” LA PALABRA QUE DIGA: ÉSTE ES EL CAMINO (Isaías 41:10)
Cada vez que des un paso de fe y te arriesgues a algo, una voz dentro de ti te susurrará: “Estás loco. Tú no eres capaz de hacer eso. Los pequeños logros que tuviste anteriormente fueron cuestión de suerte, sólo sucedieron porque estabas en el lugar adecuado en el momento preciso. En menudo problema te has metido”. Esa voz te despertará por la noche y te dará náuseas. La puedes oír en cada sala de juntas, cada cuarto de estar y cada acera. Es la voz del miedo y no juega limpio. Saca el archivo de tus fracasos pasados y se ceba en tus inseguridades más profundas.
Pero hay otra voz, ¡la de Dios! Y ésta dice: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”. (Isaías 41:10). Estar en sintonía con la voz de Dios no significa que tus problemas se solucionen automáticamente o que la otra voz simplemente se calle. No, es más bien como tener una conversación íntima con un buen amigo en un lugar abarrotado de gente donde hay mucho ruido. Es verdad que hay otras voces a tu alrededor pero tú no las oyes porque estás prestando atención a lo que dice tu amigo. Lo mismo ocurre con la voz de Dios. Ya sea que te hable a través de las Escrituras, o de un amigo, o por medio de las circunstancias, Él siempre está en comunicación con todo corazón que lo busca. Su promesa para ti es: “Tus oídos oirán” la palabra que diga: Éste es el camino. Andad por él (Isaías 41:10). Una palabra de parte de Dios, una sola palabra, puede cambiar toda tu perspectiva. Por lo tanto, pasa tiempo escuchando la voz de Dios.
NO TEMAS, PORQUE YO ESTOY CONTIGO (Isaías 41:10)
Para tener éxito en cualquier cosa que Dios te llama a hacer, tienes que ser sensible al Espíritu Santo que mora en ti y aprender a reconocer cuándo te habla a través de las Escrituras.
Cuando estés bajo presión y estés tentado a actuar demasiado rápido, escucharás Su voz que te dice: “Porque no saldréis apresurados” porque Jehová irá delante de vosotros, y vuestra retaguardia será el Dios de Israel.(Isaías 52:12). Dios te cubre por completo, por delante y por detrás, ¿no es maravilloso? Cuando estés a punto de tomar un camino o una decisión equivocados, Él te recordará: “El corazón del hombre se propone un camino, pero el Señor endereza sus pasos”. (Proverbios 16:9). Cuando no tengas la forma ni los medios de llevar a cabo la tarea encomendada, Su voz susurrará: “El Señor te pastoreará siempre, en las sequías saciará tu alma y dará vigor a tus huesos. Serás como un huerto de riego, como un manantial de aguas, cuyas aguas nunca se agotan”. (Isaías 58:11). Tienes recursos inagotables. Cuando hayas agotado las opciones y no sepas qué hacer, Él te tranquilizará: “Te haré entender y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos”. (Salmo 32:8). Cuando la carga se haga demasiado pesada, escucharás su voz diciendo: “Echa sobre el Señor tu carga y él te sostendrá; no dejará para siempre caído al justo”. (Salmo 55:22).
Escuchar la voz de Dios tal vez implique que tengas que sacrificar cosas menos importantes y desconectar otras voces, pero debes hacerlo. Nada, absolutamente nada, es más importante que reconocer la voz de Dios cuando te habla.
“TUS OÍDOS OIRÁN” LA PALABRA QUE DIGA: ÉSTE ES EL CAMINO (Isaías 41:10)
Cada vez que des un paso de fe y te arriesgues a algo, una voz dentro de ti te susurrará: “Estás loco. Tú no eres capaz de hacer eso. Los pequeños logros que tuviste anteriormente fueron cuestión de suerte, sólo sucedieron porque estabas en el lugar adecuado en el momento preciso. En menudo problema te has metido”. Esa voz te despertará por la noche y te dará náuseas. La puedes oír en cada sala de juntas, cada cuarto de estar y cada acera. Es la voz del miedo y no juega limpio. Saca el archivo de tus fracasos pasados y se ceba en tus inseguridades más profundas.
Pero hay otra voz, ¡la de Dios! Y ésta dice: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”. (Isaías 41:10). Estar en sintonía con la voz de Dios no significa que tus problemas se solucionen automáticamente o que la otra voz simplemente se calle. No, es más bien como tener una conversación íntima con un buen amigo en un lugar abarrotado de gente donde hay mucho ruido. Es verdad que hay otras voces a tu alrededor pero tú no las oyes porque estás prestando atención a lo que dice tu amigo. Lo mismo ocurre con la voz de Dios. Ya sea que te hable a través de las Escrituras, o de un amigo, o por medio de las circunstancias, Él siempre está en comunicación con todo corazón que lo busca. Su promesa para ti es: “Tus oídos oirán” la palabra que diga: Éste es el camino. Andad por él (Isaías 41:10). Una palabra de parte de Dios, una sola palabra, puede cambiar toda tu perspectiva. Por lo tanto, pasa tiempo escuchando la voz de Dios.
NO TEMAS, PORQUE YO ESTOY CONTIGO (Isaías 41:10)
Para tener éxito en cualquier cosa que Dios te llama a hacer, tienes que ser sensible al Espíritu Santo que mora en ti y aprender a reconocer cuándo te habla a través de las Escrituras.
Cuando estés bajo presión y estés tentado a actuar demasiado rápido, escucharás Su voz que te dice: “Porque no saldréis apresurados” porque Jehová irá delante de vosotros, y vuestra retaguardia será el Dios de Israel.(Isaías 52:12). Dios te cubre por completo, por delante y por detrás, ¿no es maravilloso? Cuando estés a punto de tomar un camino o una decisión equivocados, Él te recordará: “El corazón del hombre se propone un camino, pero el Señor endereza sus pasos”. (Proverbios 16:9). Cuando no tengas la forma ni los medios de llevar a cabo la tarea encomendada, Su voz susurrará: “El Señor te pastoreará siempre, en las sequías saciará tu alma y dará vigor a tus huesos. Serás como un huerto de riego, como un manantial de aguas, cuyas aguas nunca se agotan”. (Isaías 58:11). Tienes recursos inagotables. Cuando hayas agotado las opciones y no sepas qué hacer, Él te tranquilizará: “Te haré entender y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos”. (Salmo 32:8). Cuando la carga se haga demasiado pesada, escucharás su voz diciendo: “Echa sobre el Señor tu carga y él te sostendrá; no dejará para siempre caído al justo”. (Salmo 55:22).
Escuchar la voz de Dios tal vez implique que tengas que sacrificar cosas menos importantes y desconectar otras voces, pero debes hacerlo. Nada, absolutamente nada, es más importante que reconocer la voz de Dios cuando te habla.
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