Prosigue en el llamado de Dios!
”Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado;
pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás,
y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta,
al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.”
Fil. 3:13-14
En esta carrera para ser semejantes a Él y amarle, olvido el pasado, vuelvo la cara a Jesús y me concentro en Él. Muchas veces miramos demasiado hacia atrás, lamentándonos por la pérdida del brillo del ocaso… y eso no nos deja ver el camino que tenemos por seguir , por andar… en Él.
“Prosigo” significa: correr con el supremo esfuerzo y sugiere una dedicación activa e intensa, pero recurriendo a la gracia y la fortaleza de Dios en cada paso del camino. Debo conocer el propósito de Dios para mi vida: una vida que le glorifique a Él.
“Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes
flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová
tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como
las águilas; correrán, y no se cansarán;
caminarán, y no se fatigarán.”
Isaías 40:30-31
Terminar la carrera no es fácil. Nos caemos, aprendemos a levantarnos y proseguir con la mirada puesta al premio del supremo llamamiento.
Veamos algunos personajes bíblicos que corrieron la carrera hasta el final:
Abraham A lo largo de su vida Abraham obedeció a Dios: mudándose, viviendo en tiendas, una vida nómade. El murió sin ver el cumplimiento de las promesas de Dios de tierras, un gran número de descendientes y una gran bendición. Gn. 12:1-3, Heb. 11:39. Podría haber abandonado la carrera, ”Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad. He.11:16”
David 1 Crónicas 22:5.19. Él quería construir un templo, Dios le dice que no, pero pasó los últimos años reuniendo materiales para Salomón.
Pablo Sus últimos años escribiendo cartas desde la cárcel, ofreciendo ánimo, exhortación y consuelo por medio de su pluma.
Las personas pueden decir “no”, las circunstancias pueden decir “para”, todo tu ser puede gritar “ no más”… pero Dios nos insta, en Su fortaleza y Gracia, a proseguir.
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