Abundante
consolación
De la
manera que abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también
por el mismo Cristo nuestra consolación.
2 Corintios
1:5
Cuando
sufrimos, Cristo está con nosotros para consolarnos en nuestra angustia. El
grado hasta el cual ha experimentado el mismo sufrimiento, y aun más, es la
razón de que pueda consolarnos.
La prueba
de su carácter es su reacción ante los tiempos más severos de sufrimiento y
persecución. Cuando el sufrimiento se vuelve demasiado intenso, lo más fácil es
enojarse y culpar a Dios. Cuando la persecución se vuelve demasiado severa, lo
más fácil es transigir en la fe. El reaccionar de cualquiera de esas formas hará
que usted se pierda la más abundante comunión que puede tener. Es que los
momentos más profundos de comunión espiritual con el Cristo vivo son resultado
directo del intenso sufrimiento.
El
sufrimiento siempre nos lleva a Cristo porque encontramos en Él a nuestro
misericordioso Sumo Sacerdote que se compadece "de nuestras
debilidades" (He. 4:15) y que "es poderoso para socorrer a los que
son tentados" (2:18). Así que considere sus sufrimientos como
oportunidades de ser bendecido por Cristo mientras halla consuelo en su
comunión.
Las
bendiciones del crecimiento
Para que en
todo adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador.
Tito 2:10
Como los
cristianos ya tenemos derecho al cielo y alcanzaremos un día la perfección en la
presencia de Dios, ¿por qué es necesario el desarrollo espiritual? Hay varias
razones.
En
primer lugar, glorifica a Dios.
En
segundo lugar, prueba la salvación. El cambio externo muestra un cambio
interno del corazón.
En
tercer lugar, es un buen testimonio. El crecimiento espiritual muestra la
verdad de Dios para que otros la vean.
En
cuarto lugar, da seguridad. Cuando progresamos espiritualmente, vemos a Dios
obrando en nuestra vida, y eso contribuye a nuestra confianza en nuestra
salvación (2 P. 1:10).
En
quinto lugar, nos libra de tristeza innecesaria. La falta de crecimiento
hacia la santidad resulta solo en dolor y tristeza.
En
sexto lugar, protege de reproche la causa de Cristo.
Y por
último, nos hace útiles para servir en la iglesia.
Así que
siga creciendo y sea una bendición para quienes usted conozca.
¿Es
posible la perfección?
Si decimos
que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos.
1 Juan 1:8
La falsa
doctrina del perfeccionismo enseña que hay algún momento después de la
conversión cuando se erradica la naturaleza pecaminosa del creyente. Pero según
el versículo de hoy, y sobre todo en el enfoque del apóstol Pablo al tema de
Filipenses 3:12-16, la perfección en esta vida es solo una meta, no una
realización. Debemos buscarla, pero nunca la alcanzaremos en la tierra.
Pablo
rechazó el perfeccionismo al llamarnos a que busquemos el premio que solo se
puede obtener plenamente en el cielo. Confesó que él mismo no había alcanzado
la perfección, ¡y escribió a los filipenses casi treinta años después de su
conversión! Tal vez fuera el cristiano más consagrado que haya vivido. Si
después de treinta años no era perfecto, sin duda ninguno de nosotros puede
decir que lo sea.
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