Las palabras de Jesús en la cruz son maravillosas. Nos desnudan ante él y su Padre. Son un llamado a la conciencia humana para que ésta atienda a la ignorancia espiritual que la invade, la cual produce en él, una conducta impropia como criatura de Dios. A la vez, estas palabras, son una luz de esperanza para el pecador, pues reflejan que Jesús es nuestro más poderoso intercesor ante el Padre. Él busca el perdón de Dios para los hombres, y su sacrificio es el sello que establece que dicho perdón está a nuestra disposición. Ningún hombre ha podido pronunciar palabras tan sublimes de perdón, como las que encontramos en boca de Jesús: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. El perdón de Cristo, es el perdón que excede toda comprensión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario