¿Es
posible la perfección?
Si decimos
que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos.
1 Juan 1:8
La falsa
doctrina del perfeccionismo enseña que hay algún momento después de la
conversión cuando se erradica la naturaleza pecaminosa del creyente. Pero según
el versículo de hoy, y sobre todo en el enfoque del apóstol Pablo al tema de
Filipenses 3:12-16, la perfección en esta vida es solo una meta, no una
realización. Debemos buscarla, pero nunca la alcanzaremos en la tierra.
Pablo
rechazó el perfeccionismo al llamarnos a que busquemos el premio que solo se
puede obtener plenamente en el cielo. Confesó que él mismo no había alcanzado
la perfección, ¡y escribió a los filipenses casi treinta años después de su
conversión! Tal vez fuera el cristiano más consagrado que haya vivido. Si
después de treinta años no era perfecto, sin duda ninguno de nosotros puede decir
que lo sea.
El
máximo esfuerzo
Prosigo,
por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús.
Filipenses
3:12
El
crecimiento espiritual no es un ejercicio intermitente; debe ocupar todo el
tiempo. En realidad, la palabra griega para "prosigo" se empleaba
para describir a un corredor de carreras cortas, y se refiere a un enérgico
esfuerzo. Pablo estaba corriendo con todas sus fuerzas, distendiendo todos los
músculos espirituales a fin de ganar el premio (cp. 1 Co. 9:24-27). También
dijo que debemos pelear "la buena batalla de la fe" (1 Ti. 6:12)
Esa
perspectiva no estaba limitada a Pablo. El autor de Hebreos escribió:
"Despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con
paciencia la carrera que tenemos por delante" (He. 12:1).
Nuestra
búsqueda vitalicia es ser semejantes a Cristo. El correr esa carrera exige el
máximo esfuerzo en el uso de los medios de gracia Dios nos ha dado.
Concéntrese
Yo mismo no
pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hag olvidando ciertamente lo que
queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante.
Filipenses
3:13
Un atleta
que corre en una carrera debe fijar los ojos en algo que está delante de él. No
puede mirarse los pies o caerá de bruces. No puede distraerse con los otros
corredores. Tiene que concentrarse en la meta que tiene delante.
La notable
concentración de Pablo era el resultado de dos cosas. En primer lugar, optó por
olvidar "lo que queda atrás". Eso incluye las cosas buenas y las
malas. Quiere decir que no debemos extendernos en las obras y las realizaciones
virtuosas más de lo que debemos pensar en los pecados y fracasos pasados.
Lamentablemente, muchos cristianos están tan distraídos por el pasado que no
hacen ningún progreso actual.
En vez de
mirar al pasado, Pablo se concentró en el futuro. Al decir
"extendiéndome", describe a un corredor que estira cada uno de sus
músculos para alcanzar la meta. Para hacer eso tiene que eliminar las
distracciones y concentrarse solo en la meta que tiene por delante. ¿Tiene
usted esa concentración en su deseo de ser semejante a Cristo?
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