lunes, 28 de abril de 2025

La bendición de la congregación

 


La bendición de la congregación

“¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es Habitar los hermanos juntos en armonía! Es como el buen óleo sobre la cabeza, El cual desciende sobre la barba, La barba de Aarón, Y baja hasta el borde de sus vestiduras; Como el rocío de Hermón, Que desciende sobre los montes de Sion; Porque allí envía Jehová bendición, Y vida eterna.” Salmos 133:1-3

Es sorprendente y debe ser conmovedor para nosotros el poder ver y entender que el Señor ha hecho de cada creyente un miembro de su cuerpo y todos juntos somos el cuerpo de Cristo (1 Corintios 12:12-13, 27); y como miembros de un mismo cuerpo nos necesitamos unos a otros, pues “Ni el ojo puede decir a la mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros.” (1 Corintios 12:21).

Somos tan importantes y necesarios todos y cada uno de nosotros, porque somos únicos y especiales, el Señor a cada uno en particular nos ha dado un don para que como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios lo pongamos en servicio de los demás, y así ayudándonos mutuamente según la actividad propia de cada miembro, recibamos nuestro crecimiento para ir edificándonos en amor (1 Pedro 4:10, Efesios 4:15-16).

Hermanos, la meta, como dice Efesios 4:13, es que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a hombres y mujeres perfectos, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo, y es una meta que nos lleva toda la vida, pero también es una meta que obtenemos habitando juntos en armonía. Así que, como dice Hebreos 10:24-25, no seamos como aquellos que tienen por costumbre dejar de congregarse, sino todo lo contrario, animémonos unos a otros a reunirnos juntos, estando también pendientes los unos de los otros para exhortarnos al amor y a las buenas obras, pues allí como dice el Salmo, enviará el Señor su bendición.  Oración.

«Padre, gracias por la bendición de cada uno de mis hermanos, son la familia espiritual que tú me has dado y a través de quienes tu gracia veo obrando; gracias por la congregación que continuamente nos has concedido tener y te pido por aquellos que no he visto volver para que nos concedas la gracia de volverlos a ver y por la unidad de tu Espíritu en Cristo Jesús, crecer, amén.

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