El gran Rey de paz
“Fueron los que habían
sido enviados, y hallaron como les dijo. Y cuando desataban el pollino, sus
dueños les dijeron: ¿Por qué desatáis el pollino? Ellos dijeron: Porque el
Señor lo necesita. Y lo trajeron a Jesús; y habiendo echado sus mantos sobre el
pollino, subieron a Jesús encima. Y a su paso tendían sus mantos por el camino.
Cuando llegaban ya cerca de la bajada del monte de los Olivos, toda la multitud
de los discípulos, gozándose, comenzó a alabar a Dios a grandes voces por todas
las maravillas que habían visto, diciendo: ¡Bendito el rey que viene en el
nombre del Señor; paz en el cielo, y gloria en las alturas!” Lucas 19:32-38
Contrario a la paz es la guerra, la enemistad y la división;
contrario al Rey del cielo, son los reyes de la tierra. Los reyes o
gobernadores de las naciones dicen buscar y querer la paz, pero la verdad es
que nunca la hallan ni la alcanzan; Jesús en su lugar es el único Rey que vino
y vendrá a traer verdadera y duradera paz, y esto por la gran diferencia entre
el reinado del Rey y el de los reyes, pues Jesús vino en mansedumbre y humildad
a servir y no a ser servido, Zacarías 9:9 dice respecto de Él “Alégrate mucho,
hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a
ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino
hijo de asna.”
Y es así como lo vemos entrar a Jerusalén y como también lo
reconoce la multitud, pues con grandes voces de júbilo decían “¡Bendito el rey
que viene en el nombre del Señor; paz en el cielo, y gloria en las alturas!”
Esta paz que se menciona fue posible gracias a la obra que el Rey haciéndose
siervo con total humildad y amor, realizó en la cruz, y de la cual puede
disfrutar cualquier persona sobre la tierra por medio de la fe, Romanos 5:1
dice “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de
nuestro Señor Jesucristo;”
Paz con Dios y paz con nuestro prójimo ha sido el resultado
del castigo que recibió el gran Rey, así nos lo revelan Isaías 53:5 y Efesios
2:14, diciendo “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros
pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros
curados.” “Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando
la pared intermedia de separación,”
Hermanos, que esta semana de reflexión y conmemoración de la
obra del gran Rey de paz, nos permita acercarnos confiadamente al trono de Dios
y, tomando ejemplo de su humildad y amor, acabemos con cualquier tipo de
enemistad, discordia o división que tengamos con nuestro prójimo (Romanos
12:18). Oración.
«Padre, gracias por tu Palabra y por la bendición que me das
de poderte conocer a través de ella en la revelación del Espíritu Santo;
gracias también por esta semana que iniciamos hoy, te pido que sean unos días
de gran revelación en el conocimiento tuyo y de gran transformación de mi
carácter, por la gracia de tu Hijo Jesucristo, amén.
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