Soldados de
guardia en la noche
“Pero si el
atalaya viere venir la espada y no tocare la trompeta, y el pueblo no se
apercibiere, y viniendo la espada, hiriere de él a alguno, éste fue tomado por
causa de su pecado, pero demandaré su sangre de mano del atalaya. A ti, pues,
hijo de hombre, te he puesto por atalaya a la casa de Israel, y oirás la
palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte. Cuando yo dijere al impío:
Impío, de cierto morirás; si tú no hablares para que se guarde el impío de su
camino, el impío morirá por su pecado, pero su sangre yo la demandaré de tu
mano.” Ezequiel 33:6-8
Dios no
quiere la muerte del que no cree, sino que no siga su mal camino, que vuelva a
Él (Ezequiel 33:11) y tenga vida eterna en Cristo. Ante las dificultades,
muchas personas piensan que el Señor no actúa o se tarda, pero como dice 2
Pedro 3:9: “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por
tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno
perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.”
Aunque
muchos aun viendo el anuncio de las cosas por venir, acerca de guerras, plagas
y otros sucesos (Mateo 24), es decir, las consecuencias del pecado, no se arrepienten,
sino que siguen su vida como si no pasara nada (Apocalipsis 9:20-21), nuestra
responsabilidad como creyentes es anunciar la Palabra de Dios, a tiempo y a
destiempo, con toda precisión y sobre todo con amor.
Porque Dios
nos ha dado el ministerio de la reconciliación, somos embajadores de Cristo y
Él hace su llamado por medio de nosotros: «¡Vuelvan a Dios!». (2 Corintios
5:20)
Al tener la
Palabra de Dios, el creyente está en un lugar alto, porque puede ver con los
ojos espirituales, lo que ha de venir. Al ver que el enemigo se toma la vida de
las personas, que la mentira prevalece en el corazón de nuestro prójimo, que
por alejarse de Dios el hombre se hace su propio dios y se autodestruye. Si no
anunciamos el mensaje de salvación, somos entonces responsables de la muerte
espiritual de las personas, por omisión.
Por lo
tanto, no nos quedemos dormidos en este tiempo donde debemos estar como soldado
de guardia en la noche, vigilantes, en oración constante, creciendo en el
conocimiento de nuestro Señor Jesucristo y hablando con toda amabilidad la
Palabra de Dios a nuestros vecinos, familiares y amigos. Oración.
«Señor,
lléname de toda capacidad y diligencia para anunciar con todo amor, el mensaje
de salvación por medio de la fe en Cristo a todas las personas, lléname mi
Señor de tu Espíritu para que irradie la luz de tu verdad y sean convencidos de
abandonar el pecado y se conviertan a ti. Amén» Difundiendo el mensaje de
Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario