Adoremos a
Dios aún en tiempos de adversidad
“Pero a
medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los
oían. Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los
cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las
puertas, y las cadenas de todos se soltaron. Despertando el carcelero, y viendo
abiertas las puertas de la cárcel, sacó la espada y se iba a matar, pensando
que los presos habían huido. Mas Pablo clamó a gran voz, diciendo: No te hagas
ningún mal, pues todos estamos aquí. Él entonces, pidiendo luz, se precipitó
adentro, y temblando, se postró a los pies de Pablo y de Silas; y sacándolos,
les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? Ellos dijeron: Cree en el
Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa. Y le hablaron la palabra del
Señor a él y a todos los que estaban en su casa. Y él, tomándolos en aquella
misma hora de la noche, les lavó las heridas; y en seguida se bautizó él con
todos los suyos. Y llevándolos a su casa, les puso la mesa; y se regocijó con
toda su casa de haber creído a Dios.” Hechos 16:25-34
Pablo y
Silas se presentan ante los magistrados romanos, son azotados cruelmente y
encarcelados en lo más profundo, por enseñar cosas que no eran conforme a las
costumbres del mundo (Hechos 16:20-21), y la actitud de estos discípulos luego
de suceder esto, allí en medio del encierro, del dolor por los azotes es:
“…cantaban himnos a Dios; y los presos los oían.”, (Hechos 16:25), podrían
haber tomado el camino fácil, quejarse o lamentarse, pero creyendo la Palabra
de nuestro Salvador, prefirieron ser bienaventurados al ser perseguidos y
maltratados por causa de su nombre (Mateo 5:11-12).
El efecto de
adorar a Dios en medio de la aflicción, fue que desataron el poder de Dios
sobre sus vidas y las vidas de los que estaban alrededor de ellos. El carcelero
y su casa se convirtieron al Señor, porque Pablo no quiso huir, sino que esperó
la voluntad de Dios, luego fueron liberados por los mismos magistrados (Hechos
16:35, 39).
Esta es la
misma actitud que debemos tener nosotros, en medio de las circunstancias
difíciles, adorar a Dios, en medio de la noche más oscura, levantar nuestras
manos caídas y darle a Dios toda gloria, honra y honor. Demostrarle que
confiamos en sus designios y esperamos en Él. La verdad es que aun los
creyentes tenemos grandes aflicciones pues vivimos en un mundo caído, pero
Jesús nos dijo que: “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En
el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.” (Juan
16:33). Es decir, Jesús en medio de cualquier situación difícil nos dará su paz
y la fuerza para resistir, nuestra actitud debe ser mientras tanto, adorar al
Rey. Luego, como sucedió con Pablo y Silas, se desatará el poder de Dios en
nuestra vida y en la vida de los que nos rodean. Así que, ¿cómo manejas la
adversidad en tu vida? Oración.
«Aun en
medio de la aflicción, te adoraré mi Señor Jesús, porque tú has vencido a la
muerte y me diste vida eterna, si tú venciste, también en tu nombre puedo
vencer mi desánimo, mis quejas y mala actitud ante las circunstancias al
esperar en tu voluntad. Se que tienes un plan maravilloso para mi vida. Amén» Difundiendo
el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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