Oremos por los enfermos
“Bienaventurado el
que piensa en el pobre; en el día malo lo librará el Señor. El Señor lo
guardará, y le dará vida; será bienaventurado en la tierra, y no lo entregarás
a la voluntad de sus enemigos. El Señor lo sustentará sobre el lecho del dolor;
mullirás toda su cama en su enfermedad.” Salmos 41:1-3
Aunque nuestro hombre exterior se va desgastando, el
interior se renueva cada día creciendo en el conocimiento de Cristo; nuestra
meta eterna es mucho más grande en esperanza y consuelo, que las dificultades
que podamos estar pasando en este momento.
Una de esas dificultades, es la enfermedad, que toca a la
puerta de todos en algún momento, pero ¿cómo debemos enfrentarla?
La Palabra de Dios nos enseña siempre a sembrar para luego
cosechar, es decir, ayudar a los necesitados y desventurados, porque luego nosotros
estaremos en la misma situación y necesitaremos de ayuda, “Bienaventurados los
misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. “(Mateo 5:7) Por lo
tanto, esta debe ser la disposición de nuestro corazón cuando estamos con
salud, pensar en aquellos que no la tienen y que necesitan ayuda y consuelo.
Lo primero que podemos hacer por los enfermos es orar
fervientemente a Dios para que sea sanado (Santiago 5:14-15), buscando siempre
que se cumpla la voluntad y propósito de Dios (1 Juan 5:14); lo segundo, es
buscar la forma de ayudar a suplir sus necesidades fundamentales, cuando así lo
requiera. Debemos ir de la oración, buscando dirección, a la acción, buscando
obedecer a Dios.
Es importante que el enfermo siga las recomendaciones
médicas, porque Dios vela por la ciencia (Proverbios 22:12), también manifiesta
su cuidado y amor por medio de los médicos y profesionales de la salud, por los
cuales debemos orar, pidiendo a Dios que les dé sabiduría para aliviar las
dolencias de sus pacientes. Practiquemos este principio que nos da su Palabra
hoy para que sea manifiesto nuestro amor por el prójimo. Oración.
«Señor, tú conoces nuestra debilidad, te pido sustento para
todos los enfermos en este momento y alivio a su dolencia, si es conforme a tu
voluntad que sean sanados, pero más importante aún que conozcan a Jesús, para
que tengan vida eterna. Amén» Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para
ese propósito.
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