EL SEÑOR DIOS PLANTÓ UN HUERTO EN EDÉN… Y PUSO ALLÍ AL HOMBRE
QUE HABÍA FORMADO (Génesis 2:8)
La Biblia dice: “Tomó, pues, el Señor Dios al hombre y lo
puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo cuidara” (Génesis 2:15).
Puede que Dios te esté diciendo hoy: “Te he preparado, te he puesto donde debes
estar, he plantado bendiciones en tu vida que son programadas para que salgan a
la luz en distintos momentos, pero ahora tienes que currártelo”. Deja de buscar
“huertos” que ya están “podados”; es preciso que “podes” tu propio “huerto”. Te
corresponde pasar por luchas personales y derramar tus propias lágrimas. Cuando
las personas te dan cosas, también te las pueden quitar. Sin embargo, cuando el
Señor te las da, son tuyas para siempre, pero debes cuidarlas. Tienes que
“podar” tus hijos, porque no llegarán a buen término si los descuidas (lee
Proverbio 22:6). Hace falta que “podes” tus relaciones personales: ¡Cuán
bienaventurado es el hombre que no anda en el consejo de los impíos…! (Salmo
1:1 La Biblia de las Américas). Es preciso que “podes” tu negocio personal. Eso
significa: honrar a Dios como tu socio, permitiéndolo que use tu empresa para
promover la suya.
Cuando camines con el Señor, Él te protegerá y te prosperará,
incluso en tiempos difíciles, pero tienes que seguir currándotelo. Pregunta a
cualquier agricultor y te dirá lo siguiente: el trigo desatendido se perderá
con el tiempo; debe ser sembrado. No hay tanto malo en tu vida, sólo que
esperas que Dios haga las cosas que Él espera que tú hagas. ¡Vamos, agarra las
“tijeras de podar” y ponte manos a la obra!
No hay comentarios:
Publicar un comentario