Salmos. 65.v1-13
65.1, 2 En los tiempos del Antiguo Testamento, los votos se
tomaban muy en serio y se cumplían en su totalidad. Nadie tenía que hacer un
voto, pero una vez hecho, era obligatorio (Deu_23:21-23). El voto que se cumple
aquí era una alabanza a Dios por haber respondido sus oraciones.
65.3 Aun cuando nos sintamos abrumados por la multitud de
nuestros pecados, Dios los perdonará si se lo pedimos con sinceridad. ¿Se
siente como si Dios nunca pudiera perdonarlo, que sus pecados son demasiados o
que algunos son muy grandes? Las buenas nuevas son que Dios puede y perdonará
todos ellos. Nadie está lejos de la redención y nadie está tan lleno de pecados
como para no poder ser limpio.
65.4 El acceso a Dios y el gozo de vivir en los atrios de su
tabernáculo eran un gran honor. Dios escogió a un grupo especial de israelitas
de la tribu de Leví para servir como sacerdotes en el tabernáculo (Num_3:5-51).
Eran los únicos que podían entrar a los lugares santos en donde moraba la
presencia de Dios. Debido a la muerte de Jesús en la cruz, en la actualidad
todos los creyentes tienen acceso personal a la presencia de Dios en cualquier
parte y en cualquier momento.
65.6-13 Este salmo, que hace referencia a la cosecha,
glorifica a Dios el Creador como reflejo de la belleza de la naturaleza. La
naturaleza nos ayuda a comprender algo del carácter de Dios. Los judíos creían
que el cuidado de Dios de la naturaleza era un ejemplo de su amor y provisión
hacia ellos. La naturaleza muestra la generosidad de Dios, dándonos más de lo
que necesitamos o merecemos. La reflexión sobre tan abundante generosidad debe
producirnos un corazón agradecido a Dios y generoso hacia los demás.
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