martes, 8 de marzo de 2022

El Dios que me sana

 


El Dios que me sana

“Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias”. Salmos 103:3

“Ved ahora que yo, yo soy, y no hay dioses conmigo; yo hago morir, y yo hago vivir; yo hiero, y yo sano; y no hay quien pueda librar de mi mano”. Deuteronomio 32:39

“He aquí que yo les traeré sanidad y medicina; y los curaré, y les revelaré abundancia de paz y de verdad”. Jeremías 33:6

Entendemos y aceptamos que Dios se glorifica a través de la ciencia, que da entendimiento y sabiduría a los médicos que son una gran bendición para la humanidad, por esto debemos orar por ellos y dar gracia a Dios. Sin embargo, hemos puesto a la medicina moderna como un dios y esperanza de sanidad, cuando no debe ser así.

Muchos están desesperados buscando sanidad en la mano del hombre, y se olvidan que Jesús con la palabra puede sanarnos, como lo sabía el centurión que tenía su siervo enfermo y paralítico, pues al encontrarse con Jesús reconoció que él tenía autoridad sobre todo y que podía sanar con solo decirlo (Mateo 8:8).

Debemos reconocer que de Jesús es toda autoridad y le ha sido dada por el Padre, (Mateo 28:18), autoridad para sanar toda enfermedad, por eso confiemos plenamente en Él, y recordemos que “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados”. (Isaías 53:5 ).

Hermanos, hoy rindámonos ante la autoridad del Cristo vivo, coloquemos nuestra confianza en Él antes que en la medicina sin descuidar seguir las recomendaciones médicas. Cristo salva y sana.  Oración.

«Padre, hoy en el nombre de Jesús, te clamamos por todos los enfermos de nuestra familia y de la iglesia, para que envíes sanidad y medicina, pues una sola palabra tuya bastará, porque para ti no hay nada imposible. En el nombre de Jesús. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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lunes, 7 de marzo de 2022

Escrito en tu libro

 


Escrito en tu libro

“Porque tú formaste mis entrañas; tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien. No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, y entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión vio tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas” Salmos 139:13-16

La concepción, formación y nacimiento de un bebé es algo maravilloso, la escritura sagrada nos dice que : “Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas”, y esto nos revela que todo lo que fue formado en nosotros fue planeado por Dios.

El ácido desoxiribonucleico (ADN) es un ácido que contiene las instrucciones genéticas, la información usada en el desarrollo y funcionamiento de un ser vivo; estas instrucciones genéticas almacenan lo que va a ser formado en un ser viviente en gestación; coincide maravillosamente con lo que la Biblia siglos antes había declarado.

Esta información genética tiene un orden, una lógica y un diseño que no pudo desarrollarse por coincidencias sucesivas de millones de años, no hay probabilidad que soporte que esto ocurriera así. Sin embargo, si hay información codificada y estructurada de manera inteligente, podemos concluir sin faltar a la verdad que alguien tuvo que codificarla, y por supuesto que es nuestro Dios todopoderoso y eterno que nos formó en el vientre de nuestra madre, programando los mecanismos inteligentes para que todo fuera hecho conforme Él lo concibió.

Sin embargo, el pecado del hombre ha vuelto a gran parte de la humanidad insensible aun a las evidencias científicas, que claramente muestran un ser único desde el momento de su concepción, un ser especial que vendrá al mundo con un propósito particular.

Por esto, todos los creyentes estamos llamados a mostrar a través de la Biblia la evidencia del amor de Dios y a través de nuestra vida mostrar sus formidables maravillas, pues cuando recibimos a Cristo nos es dada luz a nuestra conciencia para entender que el Señor ya nos miraba cuando solo éramos un embrión, un ser en formación.

¿Cómo es posible entonces que los seres humanos pretendan quitar la vida a un ser en formación, siendo obra de las manos de Dios?

Es momento de levantarnos en amor, pero también en verdad a enseñar la Palabra de Dios al mundo perdido, a presentar los argumentos de nuestra fe, que son superiores a cualquier argumento humano; con mansedumbre corrigiendo a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad (2 Timoteo 2:25)    Oración.

«Gracias Señor por el don de la vida, porque desde el vientre de mi madre me conoces y me formaste; ahora me has hecho nacer espiritualmente por medio de la fe en Cristo y alabo tus maravillosas obras. Te clamo por todos los bebés en formación para que tú los protejas de la maldad del corazón del hombre. En el nombre de Jesús, amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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domingo, 6 de marzo de 2022

De la prueba a la abundancia

 

De la prueba a la abundancia


“Él es quien preservó la vida a nuestra alma, y no permitió que nuestros pies resbalasen. Porque tú nos probaste, oh Dios; nos ensayaste como se afina la plata. Nos metiste en la red; pusiste sobre nuestros lomos pesada carga. Hiciste cabalgar hombres sobre nuestra cabeza; pasamos por el fuego y por el agua, y nos sacaste a abundancia.” Salmos 66:9-12

Podremos estar muchas veces en dificultades, en enfermedad, en problemas económicos, pero justo allí debemos confiar en el que guarda nuestra alma y no permite que nuestros pies resbalen.

Es evidente que escuchar acerca de “ser pasado por la prueba” no es motivo de gozo, como declara la escritura “Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados” (Hebreos 12:11), pero es inevitable pasar por dificultades; así que, lo que nos enseña la escritura es a tener la certeza que después de la dificultad, estando firmes en Cristo y en su Palabra, seremos bendecidos.

Cuando Dios nos promete que luego de la disciplina se obtiene un fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados, se refiere a restauración; significa que cuando pasemos por el fuego, Él estará con nosotros, sosteniéndonos, y al final podremos confiar en que seremos restaurados, porque el Señor sabe que sin restauración la disciplina no tiene sentido. Y al final de este proceso nuestro carácter es perfeccionado, porque nos identificaremos plenamente con Cristo, pues Él pasó por la dificultad más terrible por la que haya pasado alguien, pero menospreció la deshonra y la vergüenza pública de morir en una cruz, al mantener su mirada en la meta, nuestra salvación (hebreos 12:2).

Nuestro Dios es un Padre amoroso que a quien toma por hijo lo corrige para a la postre hacerle bien (Deuteronomio 8:16); si bendecirnos es su plan, entonces no tomemos la disciplina de Dios con tristeza o queja, sino que aprendamos a esperar en Él, porque sabemos, conforme esta promesa de hoy, que luego de que pasemos por el fuego y por el agua seremos sacados para abundancia.   Oración.

«Señor, estoy necesitado de ti; en medio de la dificultad, te pido mi Dios que fortalezcas mi vida, lléname de tu Espíritu para que, luego de pasar esta prueba, pueda poner en práctica la santidad, paz y justicia que tú me diste en la cruz. En el nombre de Jesús, amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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sábado, 5 de marzo de 2022

Esfuerzos sin Dios

 


Esfuerzos sin Dios

“Entonces Samuel dijo: ¿Qué has hecho? Y Saúl respondió: Porque vi que el pueblo se me desertaba, y que tú no venías dentro del plazo señalado, y que los filisteos estaban reunidos en Micmas, 12 me dije: Ahora descenderán los filisteos contra mí a Gilgal, y yo no he implorado el favor de Jehová. Me esforcé, pues, y ofrecí holocausto.” 1 Samuel 13:11-12

El pasaje de hoy está en el contexto de una guerra de Israel contra los filisteos, el pueblo está a punto de ser atacado por un gran ejército numeroso, como la arena que está en la orilla del mar, pero Dios había dado instrucciones a Saul, por medio del profeta Samuel, que esperara siete días. Sin embargo, Saul al verse acorralado por sus enemigos y presionado por el temor del pueblo decide actuar, llevado por su desespero, y en su propia fuerza ofrece holocausto para contar con el favor de Dios. En el momento que termina de hacer el sacrificio para Dios, llega el profeta y le pregunta ¿qué has hecho? Saúl, por su parte, justifica su actuar y el profeta le aclara que ha actuado locamente, que no ha guardado el mandamiento del Señor, que su reino no será duradero y Dios ya ha buscado otro hombre conforme a su corazón.

Vemos un duro castigo para Saúl y podríamos inferir rápidamente que no es para tanto; pero, si observamos los detalles en la profundidad que nos revela la palabra de Dios, vemos que Saul actúa independiente de Dios y que, en vez de reconocer su pecado, se excusa diciendo “Me esforcé”.

Saul no solamente se coloca en lugar de Samuel, ofreciendo el holocausto que le correspondía hacer al profeta por orden divina, sino que demuestra una falta de confianza en Dios al no esperar según sus instrucciones.

No se trata de no ser diligente, pero esta diligencia debe estar alineada con la voluntad de Dios, ¿de qué sirve ser diligente si este actuar está en contra de la palabra de Dios? La escritura nos confirma este principio “Porque nadie será fuerte por su propia fuerza” (1 Samuel 2:9b), precisamente revelado por Dios años atrás a la madre del profeta Samuel.

Sin embargo, a pesar del pecado de Saul, Dios le da una nueva oportunidad de confiar en su palabra y obedecerle; esto está narrado más adelante, en primera de Samuel capítulo quince, pero Sául nuevamente desobedece las instrucciones, las cumple a medias, y nuevamente se justifica haciendo responsable al pueblo y no reconoce su mal actuar (1 Samuel 15:15.)

“Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios y el prestar atención que la grosura de los carneros” (1 Samuel 15:22b), es una palabra contundente que fue dicha a Saul, a causa de su obstinada rebeldía, y que debemos tener presente en nuestra vida para estar atentos a escuchar y obedecer al evangelio, el cual nos enseña a confiar plenamente en lo que Dios hace, no en nuestras propias fuerzas, y a que en cada situación esperemos el actuar de Dios en nuestra vidas y no nuestro actuar independiente de Él.

Esperemos en Él, en el poder de su fuerza, en lo que Él hará por medio de su Espíritu que vive en todo creyente por fe en Cristo, pues “Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas” (Isaías 40:29).    Oración.

«Señor, enséñame a confiar en ti, aun en las cosas más pequeñas, cuando pienso que todo está bajo control y que en mi fuerza lo puedo hacer, quiero mejor confiar en ti, en que me llenes de tu Espíritu para hacer de acuerdo a tu voluntad y no a mi propia justicia. En el nombre de Jesús, amén.    Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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viernes, 4 de marzo de 2022

El encuentro de dos reyes. Parte 4

 

El encuentro de dos reyes. Parte 4

“Y consoló David a Betsabé su mujer, y llegándose a


ella durmió con ella; y ella le dio a luz un hijo, y llamó su nombre Salomón, al cual amó Jehová”. 2 Samuel 12:24

«Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos, y los pecadores se convertirán a ti». Salmos 51:13 “Al cual amó Jehová”. El Señor amó al niño que David concibió con Betsabé, y esto significa restauración, restitución, bendición para nuestra vida, una frase tan corta pero tan significativa que debe confrontar nuestro corazón.

Con lo anterior, Dios nos revela a nuestro corazón el más grande, intenso y pasional TE AMO, pues si nos arrepentimos, nuestro pecado es limpiado y somos restaurados, así como Dios no permitió que David quedara esclavo del pecado, Dios nos perdona y restaura por su gran amor, bendiciendo y amando a nuestra descendencia.

Observamos que el encuentro de dos reyes, se trata de un rey humano pecador, débil, que se aparta de Dios y necesita ser confrontado, pero cuando va al arrepentimiento, es limpiado con la sangre del Rey de reyes y recupera entonces el gozo de su salvación, el gozo que solo puede dar el Rey Jesucristo (Salmos 51:12).

 

Pero también se trata de nosotros, pues cuando recibimos a Cristo, Él nos ha hecho reyes y sacerdotes para Dios, como declara la escritura “y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén”. (Apocalipsis 1:5-6)

Si David no se encuentra con el Rey de reyes, el plan y propósito de Dios se hubiera truncado por el pecado. Nosotros necesitamos un encuentro diario con nuestro Rey Jesucristo.

Entonces, si estás en medio de la prueba o si te has apartado de Dios, no rechaces a Dios y a su Palabra, sino que persiste en la intimidad para tener un encuentro con el Rey y pide que te limpie con su sangre preciosa, pero recibe ese perdón, no te quedes en el lamento, levántate luego de orar y tomando el ejemplo de David, adora a Dios, agradece por su gracia, y levántate a anunciar a otros lo que Dios hizo por ti, en honor a Cristo y a lo que te dio en la cruz, sírvele al Rey y entonces enseñarás a los transgresores los caminos de Dios y ellos que convertirán a Él.  Oración «Padre amado, perdona toda mi maldad, que, desde ahora en adelante, en el poder de tu Espíritu, pueda vivir en tu voluntad, haciendo lo que te agrada y viviendo para contar a otros el encuentro personal que he tenido con Cristo, para que se conviertan a ti. En el nombre de Jesús. Amén.    Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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jueves, 3 de marzo de 2022

 


El encuentro de dos reyes. Parte 3

“He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría. Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve”. Salmos 51:6-7

A David, le es entregado el reino de Israel y Judá, no por su propio esfuerzo, sino por voluntad del Altísimo que lo preparó desde niño, cuando lo libró de fieras y leones cuando cuidaba las ovejas, le dio la victoria ante Goliat, pero también utilizó el sufrimiento de David en la persecución, el exilio, la soledad que experimentó para prepararlo como rey y lo bendice llevándolo a triunfar en las batallas, a conquistar a Sion (2 Samuel 5:6-8) y hace un pacto eterno con Él (2 Samuel 7:12-16.)

Sin embargo, sucedió algo que no es de buen testimonio en la vida de David, luego de estar en lo más alto de su reinado, se queda en Jerusalén, en el tiempo cuando tenía que salir a batalla con su ejército (2 Samuel 11:1), ve desde el terrado a una mujer que se estaba bañando, muy hermosa, Betsabé esposa de Urias, con sus mensajeros la hace traer a él y se acuesta con ella. Betsabé queda embarazada, David intenta tapar su pecado, llamando a Urias para que se acueste con su esposa, no logrando su cometido por la integridad de su siervo, da órdenes explícitas de matarlo en medio de la batalla. (2 Samuel 11:15).

Pasado el luto de Betsabé, David la trajo a su casa; la hizo su mujer, y ella dio a luz un hijo. “Mas esto que David había hecho, fue desagradable ante los ojos de Jehová.” (2 Samuel 11:27). Pero Dios en su gran amor toma la iniciativa, pues David es confrontado, por medio del profeta Natán, quien le cuenta una historia de un hombre rico e injusto que teniendo ovejas en cantidad, arrebata la única oveja de un hombre pobre. Ante lo cual David mismo emite de su boca, sin saber que se trataba de él: “Vive Jehová, que el que tal hizo es digno de muerte” (2 Samuel 12:5b).

“¿Por qué, pues, tuviste en poco la palabra de Jehová, haciendo lo malo delante de sus ojos?” (2 Samuel 12:9), además el profeta le anuncia que: “no se apartará jamás de tu casa la espada, por cuanto me menospreciaste, y tomaste la mujer de Urías heteo para que fuese tu mujer. “ (2 Samuel 12:10) ¡Que duró este momento! Vemos también que el pecado tiene consecuencias terribles, por esto el niño que tuvo con Betsabé enfermó gravemente y aunque David se humilló y suplicó, el niño murió.

Pero cuando David se arrepiente y es remitido su pecado (2 Samuel 12:13-14) vemos un encuentro íntimo y personal con Dios, pues en la profundidad de este arrepentimiento que encontramos extendido en el Salmo 51:1-7, David reconoce su maldad y acude a la justicia de Dios para que su pecado sea borrado, “purifícame con hisopo” es una declaración profunda que no debemos dejar pasar por alto, pues este hisopo hace referencia al instrumento con el que untaban la sangre de un cordero en los dinteles de la puertas para que el ángel de la muerte no se llevará la vida de los primogénitos en la noche de pascua, un dia antes de que Israel fuera liberado de la esclavitud de Egipto. Una alusión temprana del cordero de Dios que quita el pecado del mundo. (Éxodo 12:23).

Y luego de este hecho, de todo el dolor que causó este pecado, Dios restaura a David. “Y consoló David a Betsabé su mujer, y llegándose a ella durmió con ella; y ella le dio a luz un hijo, y llamó su nombre Salomón, al cual amó Jehová” (2 Samuel 12:24).

Esto es gracia, pues Dios perdona su maldad, lo restaura y sin merecerlo le cumple la promesa que le había dado previamente a David, le da a Salomón y a través de éste vendría la descendencia de la cual nacería el Rey de reyes y Señor de señores, Jesucristo, el Rey que era también Rey de David.

Veremos la conclusión de este encuentro en el devocional de mañana. ¡No te lo pierdas!      «Señor límpiame de mi pecado, por medio de la preciosa sangre de Jesús, quiero desde ahora servirte y anunciar a otros tu misericordia, contar cómo me has restaurado con tu gran amor. En el nombre de Jesús. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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miércoles, 2 de marzo de 2022

El encuentro de dos reyes. Parte 2

 

El encuentro de dos reyes. Parte 2


“He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero” Hechos 13:22b.

David fue ungido como rey de Israel luego de que Saul fuera rechazado por Dios debido a su continua rebeldía (1 Samuel 15:22-23). Pero hay algo extraordinario que Dios hizo, pues no le entregó el reino inmediatamente a David, sino que lo preparó para que fuera un hombre conforme a su corazón.

Esta obediencia de David fue una obra extraordinaria de Dios, que fue realizada o vino por medio de la fe, que es en Cristo, más Dios utiliza cualquier circunstancia para perfeccionar su obra y la escritura nos revela cómo Dios logró este hecho.

Lo más impactante es el hecho de saber que nosotros también podemos lograr ser esos hombres que agraden a Dios y que vivan conforme a su voluntad. ¿Cómo Dios realiza este cambio en cada corazón? ¿Quieres ser una persona conforme al corazón de Dios que haga todo lo que Él quiera?

Luego de que David fue ungido como rey y de derrotar a Goliat (1 Samuel 16:13), fue hecho escudero de Saul, pero este al ver las hazañas de David y descubrir que Dios estaba con este joven, entró en celos y fue lleno de un odio intenso por el futuro rey. Lo buscó para matarlo y David tuvo que huir, esconderse en cuevas y vivir con personas en apuros, cargados de deudas o amargados ( 1 Samuel 22:1-2) (que luego serían parte de su corte real).

De ser ungido y escudero del rey, a andar escondido en cuevas con personas fracasadas, en medio del desierto, David fue entrenado por Dios para acercarse a tener un corazón obediente.

¿Qué podemos aprender de esta parte de la historia de David? Cuando estamos en Cristo toda dificultad tiene un propósito “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” (Romanos 8:28). Así que, si estás pasando por una enfermedad, soledad o cualquiera que sea la dificultad confía y espera en Dios, confía en que Dios tiene un propósito, allí en medio del desierto, adórale y sírvele al Rey, pues llega el día en que el fracaso se convierte en victoria por medio de la fe en el Rey de reyes, Jesucristo. Mientras ocurre la prueba Dios está formando un corazón obediente en nosotros. Pero David necesitaría un encuentro aún más íntimo y personal con el Rey de reyes, lo miraremos mañana.   Oración.

«Padre amado, te ruego que formes en mí un corazón que te obedezca, que haga conforme a tu voluntad, que en medio de las dificultades de la vida pueda ser preparado para servirte con toda integridad. En el nombre de Jesús. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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martes, 1 de marzo de 2022

El encuentro de dos reyes. Parte 1

 

El encuentro de dos reyes. Parte 1

“Y Samuel tomó el cuerno del aceite, y lo ungió en medio d


e sus hermanos; y desde aquel día en adelante el Espíritu de Jehová vino sobre David. Se levantó luego Samuel, y se volvió a Ramá”. 1 Samuel 16:13

La Biblia nos narra encuentros impactantes que tuvieron muchos hombres con Cristo, y en los que después de estos, su vida no fue la misma. Hubo un cambio en el corazón de estos siervos, que los llevó a realizar proezas extraordinarias, conforme a los planes y propósitos de Dios. Entonces podemos aprender de estos encuentros y apropiarnos de los principios escritos en la Palabra, para que nuestra vida sea alineada a la voluntad de Dios y seamos usados poderosamente para llevar la buena noticia al mundo.

En la vida de David se narran varios encuentros que tuvo este siervo con Dios, iniciemos con el primero de ellos que ocurrió en su juventud, cuando pastoreaba ovejas para su padre Isaí, pues allí David conoce que es Dios quien lo ha librado de las garras del león y de las garras del oso. (1 Samuel 17:34-37). En medio de la soledad del oficio de pastor, David enfrenta peligrosos animales pero aprende a confiar en que tiene un Dios poderoso que lo libra de sus enemigos mucho más fuertes que un joven pastor, pero no más grandes y poderosos que nuestro Dios y salvador Jesucristo.

En medio de esta circunstancia, en su labor diaria, David es preparado para enfrentar a Goliat, pero tiene primero, un encuentro con Cristo, cuando recibe el Espíritu de Dios, ya que es ungido como futuro rey de su pueblo Israel por el profeta Samuel “y desde aquel día en adelante el Espíritu de Jehová vino sobre David”.

Ahora, en el presente, todos los que creemos en Jesucristo, hemos sido ungidos por Dios mismo y Él nos ha sellado con su Espíritu y desde ese día Cristo está en nosotros (Gálatas 4:6).

Entonces, tomando esta verdad para nosotros, aunque podemos enfrentar circunstancias muy difíciles, también nosotros somos más que vencedores, así como David vencía a osos y leones, en el nombre del Señor de los ejércitos.    Oración.

«Padre amado, me llamaste por medio de tu hijo Jesús y ahora soy tu hijo, me has ungido derramando tu Espíritu sobre mí, para obedecerte y andar en tus caminos, venciendo a todo enemigo que quiera robarme la paz y la bendición que, en tu favor, me diste. En el nombre de Jesús. Amen.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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