Buscar y hacer la paz
“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras
peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la
paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y
vuestros pensamientos en Cristo Jesús.” Filipenses 4:6-7
“Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz
con todos los hombres.” Romanos 12:18
Vemos actualmente cómo el hacer la paz, buscar la paz o estar
en paz se ha convertido en un gran objetivo para los gobiernos de todo el
mundo, se busca que ya no haya más guerras, más muertos por la violencia, ni
más terror infundido por los diferentes grupos delincuenciales y terroristas.
Sin duda, es este, un propósito loable y de gran admiración,
pero que si vemos cercanamente o más lejos de nuestro alrededor, notamos que es
cada día más difícil de alcanzar. Y esto tiene todo el sentido, pues no es a
través de acuerdos o recompensas ofrecidas que el ser humano puede encontrar y
extender la paz.
La paz, en su definición bíblica, va mucho más allá de un
estado de calma o tranquilidad, es así la paz un estado de armonía, integridad,
plenitud y bienestar integral, un estado que por su puesto no lo hallamos ni en
nosotros mismos ni en las circunstancias externas, puesto que el ser humano por
naturaleza tiene conflictos internos y a su alrededor se encuentra con
diferentes tipos de amenazas.
De manera que, solo existe una fuente de verdadera y completa
paz, y esta es Dios. Dios es un Dios de paz (1 Corintios 14:33, 1
Tesalonicenses 5:23, Hebreos 13:20), y el ser humano solo puede encontrar y
disfrutar de verdadera paz cuando la busca en Él. Filipenses 4:6-7 nos expone
cómo cuando nosotros entregamos o encomendamos al Señor cada una de nuestras
necesidades, condiciones, debilidades y limitaciones, esa paz que viene de Él y
que sobrepasa todo lo que nuestra mente puede entender, guardará nuestro
pensamiento y nuestro corazón en Jesús nuestro Señor. Es entonces en Jesús,
quien nos puso en paz con Dios y con nuestro prójimo (Romanos 5:1, Efesios
2:14-17), que nuestra alma puede encontrar completa y verdadera paz. Por ello,
querido hermano, si nuestro deseo es mantener esta paz y también hacer la paz,
permitamos que sea Jesús quien mora por fe en nuestro interior, el que gobierne
diariamente nuestro pensamiento y corazón (Juan 14:20). Oración.
«Padre, gracias por esa incomparable e inagotable fuente de
paz que es Jesús en nosotros; gracias porque en tu infinita misericordia y
bondad hiciste posible la paz que hoy todo el mundo necesita, busca y anhela.
En la unidad de tu Espíritu oramos para que seas tú a través de nosotros,
revelando la verdadera fuente de paz y permitiendo que esté en todo aquel que
la desee obtener, por Jesucristo, tu amado Hijo, nuestro Señor y Salvador,
amén.
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