El amor del
Padre
“Mirad cuál
amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el
mundo no nos conoce, porque no le conoció a él.” 1 Juan 3:1
“Porque
Jehová al que ama castiga, como el padre al hijo a quien quiere.” Proverbios 3:12
Una de las
más impactantes enseñanzas que nos reveló el Señor Jesús, es que tenemos a Dios
como Padre cuando creemos en el Hijo (Juan 1:12, Gálatas 3:26). Y entendemos el
amor de Dios, revelado por Jesús, como el de un Padre protector, proveedor y
amoroso.
Un Padre
protector, porque nos guarda de practicar el pecado y del maligno: “Sabemos que
todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue
engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca.” (1 Juan 5:18). Un
Padre proveedor porque no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por
todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? (Romanos
8:32), esta fue la provisión más grande y generosa de todas, proveyó nuestra
salvación y también nos provee para nuestras necesidades diarias. (Mateo 7:11)
Y también es
un Padre amoroso, porque nos corrige, nos disciplina con amor para nuestro bien
y crecimiento: “Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que
recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque
¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina?” (hebreos 12:6-7).
Por último,
recibir el amor del Padre por implicación nos debe llevar a rechazar las cosas
que ofrece el sistema de antivalores del mundo que se opone a los principios de
Dios, conforme dice su Palabra en 1 Juan 2:15 “No améis al mundo, ni las cosas
que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en
él.”, si en verdad hemos recibido el amor del Padre, vivimos en el mundo, pero
no somos del mundo.
Reflexionemos,
por tanto, si hemos recibido el amor del Padre por medio de la fe en Cristo y
también si estamos disfrutando de ese Padre protector, proveedor y amoroso. Oración.
«Padre, que
al conocer tu amor y la manera tan preciosa y perfecta en que lo manifiestas,
me lleve a disfrutarlo con toda alegría y libertad. Gracias por revelarte a mí
como mi Padre Celestial; gracias por Jesucristo, tu amado Hijo, amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito
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