Hechos 13:1-3
Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía,
profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Niger, Lucio de Cirene,
Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca y Saulo.
Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a
Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado. Entonces, habiendo ayunado
y orado, les impusieron las manos y los despidieron.
No todos fueron llamados para la misma obra. Nos dice la
biblia que había varios sirviendo pero solamente Bernabé y Saulo fueron
escogidos para una obra en específico. Tú y yo también somos llamados y
escogidos para una obra en particular. No todos los que nos rodean tendrán el
mismo propósito ni el mismo camino por recorrer. Pero cada uno tendrá su propio
camino. Está en nosotros el caminarlo y decidir seguirlo.
¿Cómo sabemos qué camino estamos tomando? Esta pregunta te
ayuda a identificar en dónde estás parado. El parámetro es la palabra de Dios y
de tu parte se necesita honestidad y humildad. No se trata de pensar si has
sido bueno, malo o no tan malo sino de utilizar la biblia como un estándar para
definir realmente qué has hecho de tu vida. Medita en tus actividades diarias.
¿A qué le dedicas tu tiempo? ¿Qué haces en tus días de descanso? ¿Vives enojado,
angustiado, con rencor, con envidias, con amargura o algún otro sentimiento que
no te deje estar en paz? Si tu respuesta es afirmativa, es una señal que tu
camino no está alineado con el de Dios.
Por otro, ¿cómo sabemos qué camino tomar cuando no queremos
apartarnos de Dios? Como siempre, la respuesta la tenemos en la biblia. En este
pasaje vemos que el Espíritu Santo habló y les dio instrucciones. ¿Entonces
debemos simplemente esperar una voz milagrosa? No. El pasaje nos dice que
mientras esperaban una respuesta a sus oraciones ellos estaban ministrando y en
ayuno. ¿Qué debes hacer tú? Lo mismo. Sigue estudiando la palabra. Mantente
firme en oración. Abre tu situación a tu pastor. Pregunta por su opinión y
recíbela sin buscar pretextos o sin estar a la defensiva. Sigue con tus tareas
diarias. Evalúa qué opción te ayudará a dar gloria a Dios o te permitirá
servirlo mejor. Cuando nosotros cumplimos con nuestra parte, el Señor, a Su
tiempo se encargará de responder: sí, no o todavía no. Lo que resulta increíble
de poner en manos de Dios tu camino, es que al momento de recibir la respuesta
de Dios, tú puedes permanecer en paz sabiendo que en Sus manos, siempre vendrá
lo mejor. No te quedarás con duda pensando en qué hubiera pasado con esto o si
hubieras hecho el otro. Podrás estar tranquilo de haber entregado al Señor la
decisión. No te desesperes ni te desanimes. Dios está ahí, tiene un plan y
contestará a su debido tiempo.
Oración
Señor: a veces me desespero por no recibir respuesta y te
pido porque pongas paz en mi corazón y me perdones. Quiero corregir mis pasos y
caminar por donde Tú ya has trazado el camino para mi vida. te lo pido en el
nombre de Jesús
Amén.
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