lunes, 8 de junio de 2020

Acceso gratuito


Acceso gratuito
“Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.”, hebreos 4:16
Tenemos acceso gratuito a Dios, con toda confianza tenemos la libertad y acceso a Él, gracias a la fe en Jesucristo (Efesios 3:12).
Antes no podíamos acceder porque había un muro, una cortina que nos separaba de Dios (hebreos 10:20), nuestro pecado nos distanciaba del gozo del Altísimo, pero Jesús ofreciendo su cuerpo como sacrificio nos abrió un camino nuevo y vivo: Él mismo en nosotros.
Así que recorramos este camino nuevo, yendo cada día a la presencia de Dios para recibir misericordia, hallar gracia y el socorro que necesitamos al enfrentar todas las vicisitudes de la vida. Entender y aceptar que ya no estamos solos es una gran realidad que debe sacarnos del temor, de la esclavitud del pecado y de una vida sin propósito alguno.
El Señor Jesús declaró: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” (Juan 14:6). Este camino que abrió con su sangre nadie puede ni debe cobrar o pagar por él, porque es Cristo mismo, que vive y actúa en cada uno de los que creemos en Él (Colosenses 1:26), quien nos otorga la capacidad, la voluntad y la fuerza para permanecer y agradar al Padre, porque no podríamos por nuestros medios atravesar el velo, ni recorrer el camino hacia el Padre.
Ya que tenemos acceso gratuito al lugar santísimo, ¿hemos de estar entonces preocupados o angustiados por algo? ¿Nos dejaremos vencer por algo, o que alguna circunstancia nos haga vivir en derrota? Por supuesto que no.  Oración.
Tu gracia, Señor, es todo lo que necesito, no sólo me sostienes en tiempo de prueba o dificultad, sino que me llenas de alegría, de nuevas fuerzas, por tanto, no debo estar en derrota si puedo ir libremente a tus brazos de victoria y amor. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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domingo, 7 de junio de 2020

El mismo pensar que hubo en Cristo.


El mismo pensar que hubo en Cristo.
“Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús”. Filipenses 2:1-5
Esta es una exhortación del apóstol Pablo a los filipenses, de que, si en verdad vivían cristianamente, debían tener comunión en el Espíritu y afecto sincero entre ellos y demostrarlo plenamente para que llegaran a ser una iglesia unida, superando el individualismo y los intereses personales. Da como modelo de vida y misión a Jesucristo que es el incentivo de amor, aliento, comunión en el Espíritu, afecto profundo, humildad y compasión.
Es una invitación a que haya el mismo sentir que hubo en Cristo, en otras palabras, según la raíz griega “fronéo”, se refiere a que pensemos de la misma manera o sintamos la misma cosa que Él. Esto implica llegar a ser humildes como Jesús, mirando a los demás como superiores a nosotros.
Pablo presenta a Cristo como el modelo de actitud que él espera que caracterice la iglesia de Filipos. Se refiere al señorío de Jesucristo en nuestras vidas, donde la imitación no cabe, sino el reflejo de Cristo y de su obra en nosotros cuando nos sometemos a su voluntad, donde desaparece todo espíritu de orgullo, reconociendo nuestras propias faltas y observando nuestros defectos.
Si todos somos de la misma mente de Cristo actuaremos como Él, como seres iluminados de amor dispuestos a amar y ser amados, a mostrar bondad, misericordia, compasión, llenos del Espíritu Santo y de dominio propio, dispuestos a negar nuestros derechos, a fin de obedecer a Dios y servir a la gente.
La contienda y la vanagloria traen discordias entre los hermanos y puede arruinar una iglesia en vez de edificarla, considerar los intereses de los otros como más importantes que los nuestros nos une a Cristo, por eso Pablo nos alienta contra el egoísmo, prejuicio y celo que rompen la unidad entre nosotros, entonces la vida cristiana no puede llevarse por imitación, sino por vivencia cuando el pensar de Cristo es parte de nosotros por medio del poder del Espíritu Santo, para que actuemos de la misma manera que Él lo hizo. Oración.
«Mi Señor Jesús, tener tu misma actitud y sentir es un gran desafío para mi vida, eres ese Ser sublime que no buscó lo suyo, sino que se humilló hasta la muerte. Serviste con humildad, esto me induce a tratar a los demás con tu amor incomparable lleno de ternura, perdón, compasión, servicio y honra. Lléname con el poder de tu Espíritu para que vivas a través de mí. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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sábado, 6 de junio de 2020

¿Qué te hace sonreír Dios?


¿Qué te hace sonreír Dios?
“Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová. Estas son las generaciones de Noé: Noé, varón justo, era perfecto en sus generaciones; con Dios caminó Noé. Y engendró Noé tres hijos: a Sem, a Cam y a Jafet. Y se corrompió la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia. Y miró Dios la tierra, y he aquí que estaba corrompida; porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra. Dijo, pues, Dios a Noé: He decidido el fin de todo ser, porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos; y he aquí que yo los destruiré con la tierra. Hazte un arca de madera de gofer; harás aposentos en el arca, y la calafatearás con brea por dentro y por fuera……. Y lo hizo así Noé; hizo conforme a todo lo que Dios le mandó”. Génesis 6:8-14, 22
Alguna vez le hemos hecho esta pregunta a Dios: ¿Qué te hace sonreír Dios? Creo que la respuesta está en este pasaje. Noé fue una persona que agradó a Dios en todo, esto implica con todo su ser: espíritu, alma y cuerpo, de tal manera que halló gracia ante los ojos de Dios. Y mientras la tierra estaba llena de violencia, inmoralidad e injusticia, él fue justo, perfecto y caminó con Dios, lo cual se dice sólo de dos hombres en la Biblia Enoc y Noé. Quizás este es el secreto de que el Señor sonría a los hombres, caminar con Él.
Noé llevaba una vida modelada por los mandamientos de Dios y tenía una obediencia incondicional con Él. En varias ocasiones se repite estas palabras “Noé hizo conforme a todo lo que Dios le mandó”, se convierte entonces en un ejemplo de fe, paciencia y fidelidad en medio de una generación corrupta.
Dios sonríe cuando le obedecemos de todo corazón, cuando tenemos comunión con Él, cuando tenemos fe y hacemos lo que nos pide, aunque parezca ilógico, como Noé quien preparó el arca sobre la tierra seca cuando no había señal de lluvia. Sonríe cuando lo amamos por encima de todo, cuando amamos a los demás, cuando confiamos completamente en su amor y misericordia, cuando alabamos, adoramos y le mostramos una continua gratitud.
El Señor sonríe cuando cumplimos sus propósitos y hacemos que la obediencia sea el acto de mayor adoración. Dios está buscando personas dispuestas a vivir para agradarle. En hebreos 10:38 dice: “Más el justo vivirá por fe y si retrocediere, no agradará a mi alma”. Pidamos a Dios que transforme nuestra vida para agradarle en todo y tengamos la fe suficiente para hallar gracia delante de sus ojos.  Oración.
«Señor Jesús, quiero hacerte sonreír llevando una vida santa y agradable delante de ti. Enséñame como a Noé a caminar contigo cada día en fe y obediencia, haciendo tu voluntad y abundando en amor por ti y por mis semejantes. Que mi mayor adoración sea obedecerte en todo. Quiero hallar gracia delante de tus ojos. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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viernes, 5 de junio de 2020

Confío porque soy hijo de Dios.


Confío porque soy hijo de Dios.
“Confió en Dios; líbrele ahora si le quiere; porque ha dicho: Soy Hijo de Dios”. Mateo 27:43
“En ti confiarán los que conocen tu nombre, por cuanto tú, oh Jehová, no desamparaste a los que te buscaron”. Salmo 9:10
“Entonces Nabucodonosor dijo: Bendito sea el Dios de ellos, de Sadrac, Mesac y Abed-nego, que envió su ángel y libró a sus siervos que confiaron en él, y que no cumplieron el edicto del rey, y entregaron sus cuerpos antes que servir y adorar a otro dios que su Dios”. Daniel 3:28
“Confió en Dios; líbrele ahora si le quiere; porque ha dicho: Soy Hijo de Dios”, estas palabras tan injuriosas se las dijeron a Jesús en su crucifixión, fue una ofensa contra su dignidad, honor y credibilidad, especialmente cuando se hizo tan injustamente. Los judíos no admitían que Jesús se hubiese proclamado como hijo de Dios, esto era un insulto a sus creencias, pues ellos sólo veían a Dios como Dios, no como un Padre, pero Jesús vino a revelarnos a un Dios Padre, que está al alcance nuestro, al que podemos llamar “Abba Padre”, en el que debemos depositar toda nuestra confianza.
Cuántas veces estas mismas palabras nos las han dicho las personas que tenemos cerca cuando nos hemos proclamado hijos de Dios y quizás estamos pasando por momentos difíciles, o estamos viviendo alguna enfermedad, pérdida o injusticia humana. No alcanzan a entender por qué confiamos en Él.
Confiar parece algo simple pero no es así, es dejar el control y dependencia de nuestra vida a Dios, esperando sólo en Él, que implica cederle el gobierno total de nuestro ser, esperando un resultado desconocido a nuestra situación. ¿Estamos dispuestos arrojarnos en los brazos de nuestro Padre celestial, con la plena certeza de que nos sostendrá y no nos dejará caer?
Esto hace que recordemos el pasaje de Daniel 3 cuando sus amigos Sadrac, Mesac y Abeb-nego, decidieron obedecer a Dios antes que al rey y no se inclinaron ante su estatua como lo demandaba el edicto y fueron lanzados en el horno de fuego para ser castigados, prefirieron confiar en el poder de Dios antes que servir a otro dios. Esa confianza hizo que el Señor los librará, salieran ilesos y además que el rey Nabucodonosor reverenciara a Dios. Se cumplió en ellos lo que dice Isaías 43:2 “Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti”.
Los momentos que estamos viviendo requieren actos de confianza en Dios, elijamos confiar en cada paso que demos en el único que puede líbranos, nuestro amado Padre, así como Jesús lo hizo y fue exaltado hasta lo sumo.  Oración.
«Padre celestial, gracias por enviar a tu hijo Jesucristo a morir por mí y con este acto abrirme el camino para entrar en tu presencia santa y confiar en que me ayudarás cuando esté pasando por el fuego de dificultades y problemas que me da la vida. Gracias por hacerme tu hijo, por poder refugiarme en tus amorosos brazos, donde me proteges y me cuidas. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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jueves, 4 de junio de 2020

Jesús quiere un encuentro para salvarte.


Jesús quiere un encuentro para salvarte.
“Y sucedió que un varón llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos, y rico, procuraba ver quién era Jesús; pero no podía a causa de la multitud, pues era pequeño de estatura. Y corriendo delante, subió a un árbol sicómoro para verle; porque había de pasar por allí. Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa. Entonces él descendió aprisa, y le recibió gozoso. Al ver esto, todos murmuraban, diciendo que había entrado a posar con un hombre pecador. Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado. Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham”. Lucas 19:2-9
Antes de ir a Jerusalén para morir en la cruz, Jesús decidió pasar por Jericó, una región donde vivían los publicanos y recaudadores de impuestos que eran despreciados por muchos, pero quería alcanzarlos con su gracia. Igualmente, así como entró y atravesó Jericó para tocar y transformar vidas, entró y pasó por este mundo para alcanzarnos, no vino para quedarse, sino para morir por nuestros pecados y darnos una oportunidad.
En esa región estaba Zaqueo cuyo nombre significa en el hebreo Zakkái: “puro”, totalmente contrario a lo que realmente era, pues como recaudador de impuestos, se aprovechó de su posición para robar a la gente y enriquecerse. Estaba muy alejado de Dios y quizás llegó a entender que la riqueza del mundo no satisfacía su corazón, por eso quería volver atrás y empezar de nuevo.
Cuando escuchó de Jesús, corrió a buscarlo, se esforzó en encontrar la gracia y la misericordia del Señor. Como era pequeño de estatura y había mucha gente, se subió a un árbol para divisar a Jesús. El Señor sabía dónde estaba, por eso se acercó, lo llamó y le dijo que quería quedarse en su casa ese día, Jesús tocó la puerta del corazón de Zaqueo y no hizo caso a las murmuraciones que surgieron al entrar en su casa y comer con un pecador. Jesús va más allá de los paradigmas y prejuicios sociales, Él sólo quiere ganar almas para su reino.
Algo ocurrió en Zaqueo cuando se encontró con Jesús, admitió sus errores, confesó que había estado robando a los pobres y quería remediarlo. Su encuentro con Él lo transformó en un hombre nuevo, tomó rápidamente conciencia acerca de su necesidad de cambio y actuó en conformidad. El Señor quiso que este hombre odiado supiese que Él se dirigía hacia Jerusalén para morir, y que su muerte le proveería a él un lugar de gracia, un lugar en el cielo.
Lo que cuenta no es la cantidad de errores que cometemos, ni nuestro pasado, lo que cuenta es la medida del amor de Jesús en nosotros que es capaz de cubrir multitud de faltas, librarnos de la culpabilidad y vergüenza y convertirnos en nuevas personas. La única manera en que el mundo se dé cuenta de esto, es por lo que otros ven en nuestra vida cambiada. Si Jesús está a la puerta déjalo entrar y transformará tu vida. Oración.
«Señor Jesús, gracias por tocar a mi puerta y entrar en mi casa, en mi corazón y cenar conmigo, me has alcanzado con tu misericordia y con tu gracia, me has transformado convirtiéndome en otra persona, para que sea fuente de bendición para los demás. Gracias por morir en la cruz por todos mis pecados y darme una nueva vida. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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miércoles, 3 de junio de 2020

¿Quién soy yo?


¿Quién soy yo?
“Ven, por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel. Entonces Moisés respondió a Dios: ¿Quién soy yo para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel?” Éxodo 3:10-11
¿Quién soy yo? Años antes de haber hecho esta pregunta, Moisés estuvo dispuesto a liberar al pueblo de Israel de su esclavitud, en ese tiempo era arrogante y presuntuoso, había asesinado a un egipcio defendiendo a uno de sus hermanos hebreos que estaba siendo maltratado. Pensó entonces que por ser el hijo adoptivo de la hija del faraón lo comprenderían y que podía liberarlos por sus propios medios, ¡qué equivocado estaba! Su acción lo obligó a huir de Egipto y refugiarse en Madián, un lejano lugar en el desierto.
Dios lo sometió a una preparación especial y adecuada cuidando los rebaños de su suegro, con el propósito de adiestrarlo para la gran tarea de pastorear a Israel. Allí Moisés comprendió lo débil que era para afrontar ese gran reto y es cuando le dice a Dios: “¿Quién soy yo?, en otras palabras “por qué te fijas en mí, no puedo hacer lo que me estas pidiendo”, pero cuando llegó a este punto fue cuando Dios se dispuso a usarlo.
Esta es precisamente la manera en que Dios nos prepara para poder usarnos para su gloria, cuando hay una dependencia absoluta de Él, cuando no sea nada de nosotros y todo de Él. Algunos personajes de la Biblia nos sirven de ejemplo: David, tuvo que ser perseguido y acosado por el rey Saúl, sentirse indefenso escondiéndose en cuevas buscando la protección y el cuidado divinos, entonces Dios pudo convertirlo en un gran rey. Elías el profeta que se creyó valiente y enfrentó con osadía al rey Acab y su esposa Jezabel, desafiándolos contra su idolatría, llegó a correr por su vida y se sintió desamparado, bebió de un arroyo casi seco, fue alimentado por cuervos, pasó por un desierto donde Dios lo fortaleció para terminar su misión
A veces no entendemos los tratos de Dios, pero estos son necesarios para que sepamos que es Dios en nosotros el que actúa y hace los ajustes necesarios para que le sirvamos, aunque implique rendir nuestro ego y menguar para que la gracia de Dios sea la que se manifieste en nosotros. Como lo expresó Pablo en 2 Corintios 12:10 “Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”, una paradoja que tenemos que entender.  Oración.
«Amado Dios, gracias por hacerme entender que cuando soy débil, entonces soy fuerte, una paradoja que me lleva a depender absolutamente de ti, a comprender que eres suficiente en mi vida y sorprendentemente poderoso para hacer grandes cosas a través de mí. Quiero ser instrumento en tus manos para la gloria y honra tuya. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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martes, 2 de junio de 2020


LA PALABRA DE DIOS SE CUMPLE SE PONGA LAS NACIONES COMO SE PONGA EL QUE QUIERA DESTRUIR A IS
RAEL DIOS DESTRUIRÁ A EL. PARA LOS CRISTIANOS BÍBLICOS, LA EXISTENCIA Y LOS ACONTECIMIENTOS REFERENTES A ISRAEL, SON LA CONFIRMACIÓN DE QUE DIOS ESTÁ EN EL CONTROL DE LA HISTORIA, Y ESTÁ OCUPÁNDOSE DE SUS PLANES E INDICÁNDONOS EL COMIENZO DEL CUMPLIMIENTO DE LAS MUCHAS PROFECÍAS, PARA LOS ÚLTIMOS TIEMPOS.
RESTAURACIÓN DE ISRAEL EN LOS PLANES DE DIOS PARA HOY EN DÍA ES EL PLAN DE DIOS MÁS ANTIGUO DESPUÉS DE LA CREACIÓN
(La última fase de la relación directa de Dios con dicho pueblo)
Cuando nos dicen que Dios se olvidó de su creación, que no interviene para nada en nuestro mundo, que nos ha dejado a nuestra suerte, tenemos un argumento colosal para demostrar todo lo contrario, haciendo referencia al pueblo de Israel de ayer, de hoy y de lo que será en el futuro.
Fue un plan colectivo y por elección divina a favor del pueblo de Israel, y así lo dice Su Santa palabra, la Biblia, refiriéndose a Abraham, Dios le dice: “Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra” (GN. 12:2-3)“Y estableceré mi pacto entre mí y ti, tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti. Y te daré a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra en que moras, toda la tierra de Canaán en heredad perpetua; y seré el Dios de ellos” (GN.17:7-8). El rey David afirmó: “Porque tú estableciste a tu pueblo Israel por pueblo tuyo para siempre; y tú, oh Jehová, fuiste a ellos por Dios” (2ª S. 7:24). Las expresiones “pacto perpetuo, heredad perpetua y pueblo tuyo para siempre”, es reiteradamente repetidas en las Sagradas Escrituras. O sea que Dios hizo un pacto irrevocable y eterno con Israel para siempre.
LOS PUEBLOS CONTEMPORÁNEOS< DE LOS JUDÍOS>TODOS HAN DESAPARECIDO, SALVO EL PUEBLO DE ISRAEL
Si estudiamos la historia de las civilizaciones, observaremos que los antiguos pueblos contemporáneos de los judíos han ido todos desapareciendo como nación y raza, y recordemos que los filisteos enemigos acérrimos de los judíos, y los amalecitas, los heteos localizados en el Asia Menor, y los amorreos, horitas, mesopotámicos, y los egipcios (que solo conservan el nombre, ya que actualmente son de raza árabe), como los asirios, babilonios, etc. Y no debemos olvidar las grandes persecuciones y exterminios que sufrieron los judíos en muchos países e imperios lo cual motivó su dispersión, traslados y huidas de un lugar a otro, siendo lo que llamaron “la diáspora”. Todas aquellas antiguas civilizaciones se extinguieron o se confundieron con otras naciones, y tan solo queda actualmente el antiguo pueblo de Israel con más de 4.000 años de historia. ¿Por qué no desaparecieron como nación? La respuesta la hallamos en las promesas de Dios antes leídas y todas las demás registradas en la Biblia. Dios ha estado obrando en la sombra, velando y protegiendo a los suyos, cuidándolos y enseñándoles. Romanos. C.11. 25 porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles;
26 y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, Que apartará de Jacob la impiedad.  
27 y este será mi pacto con ellos, Cuando yo quite sus pecados.
28 así que, en cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros; pero en cuanto a la elección, son amados por causa de los padres.
29 porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios.
30 pues como vosotros también en otro tiempo erais desobedientes a Dios, pero ahora habéis alcanzado misericordia por la desobediencia de ellos,
31 así también éstos ahora han sido desobedientes, para que, por la misericordia concedida a vosotros, ellos también alcancen misericordia. Oración. Gracias Padre amado por tu misericordia de enviar a Jesucristo tu Hijo a morir en la cruz por nuestros pecados, Ayúdanos a que nosotros nos esforcemos hacer guiados por tu Espíritu y poder vencer las obras de la carne Amen. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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lunes, 1 de junio de 2020

¿A quién buscáis?


¿A quién buscáis?
“Pero Jesús, sabiendo todas las cosas que le hab
ían de sobrevenir, se adelantó y les dijo: ¿A quién buscáis? Le respondieron: A Jesús nazareno. Jesús les dijo: Yo soy. Y estaba también con ellos Judas, el que le entregaba. Cuando les dijo: Yo soy, retrocedieron, y cayeron a tierra. Volvió, pues, a preguntarles: ¿A quién buscáis? Y ellos dijeron: A Jesús nazareno”. Juan 18:4-7
En este pasaje vemos a Jesús hablando con los soldados y las personas que habían llegado con Judas Iscariote para arrestarle. Jesús se adelantó majestuosamente y les pregunta: “¿A quién buscáis?” A lo que respondieron: “a Jesús nazareno”. Cuando Jesús dijo: YO SOY, todos retrocedieron y cayeron al suelo. En ese momento Jesús reveló su deidad, mostró a estos hombres que tenía el completo control de la situación y que no podían prenderle sin su permiso.
Ahora, no cayeron al suelo para adorarle porque solo le llamaron Jesús de Nazaret, lo vieron como un simple hombre, no lo reconocieron como el Salvador, por eso no le tributaron la dignidad que le correspondía, pero retrocedieron y cayeron en temor y consternación ante la misma presencia de Dios, no entendieron que estaban frente al Señor de la gloria.
Este pasaje es el cumplimiento de la profecía del Salmo 27:2 “Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron”. Los que buscaron su vida fueron avergonzados y confundidos cuando el Señor por un instante les reveló su gloria.
¿A quién buscáis? Es la pregunta que Jesús hace hoy también a muchos, que no saben quién es y no le conocen todavía; porque llegará el día en que toda la humanidad doblará rodilla antes Jesús de Nazaret, ante el Hijo de Dios vivo, ante el Cristo resucitado. Lo más increíble es que Judas Iscariote tampoco le reconoció, porque Cristo se presentó allí como el Señor de la gloria. Esto tiene que ver mucho con los incrédulos, a quienes el dios de este mundo, Satanás, les ciega el entendimiento para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo.
La manera como le buscamos entonces cambia mucho nuestra posición delante de Él. Si lo vemos como el Señor de la gloria nos postraremos para adorarlo, no con miedo, sino con reverencia porque estamos ante el GRAN YO SOY, y veremos su gloria como el unigénito del Padre, lleno de gracia y verdad.  Oración.
«Jesús de Nazaret, tú eres el gran Yo Soy, el Señor de la gloria, por eso mi corazón se inclina ante tu majestad, te reconozco como mi Dios y mi Salvador. Eres el Soberano que tiene el control de todo lo que sucede alrededor, el Dios Vivo que se levantó de entre los muertos para darme la victoria y una nueva vida. Te amo mi Jesús. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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