miércoles, 8 de septiembre de 2021

La fidelidad a Dios

 

La fidelidad a Dios


“¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: ¿El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente? Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros”. Santiago 4:4-7

El apóstol Santiago comienza esta exhortación con una dura palabra, “almas adúlteras”, es decir “infieles” y lo dice con contundencia, porque amar a este mundo es enemistarse con Dios. Para los que hemos creído en Jesús y hemos vuelto en amistad con nuestro Padre, es difícil llevarse bien con el mundo, porque si seguimos sus ideas, deseos y placeres, nos convertimos de inmediato en adúlteros espirituales. Por eso, la Escritura nos dice que Dios nos anhela celosamente, no quiere compartirnos, pues somos suyos.

En el antiguo Testamento la idea es que el Señor es el esposo de su pueblo Israel como dice Isaías 54: 5 “Porque tu marido es tu Hacedor; Jehová de los ejércitos es su nombre; y tu Redentor, el Santo de Israel; Dios de toda la tierra será llamado”. Y en el Nuevo Testamento se dice que Jesús es el esposo de su iglesia; Pablo usa la misma alegoría del matrimonio y presenta a la iglesia como la prometida de Cristo, 2 Corintios 11:2 dice “Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo”.

En la cita Bíblica de hoy Santiago muestra el peligro en que podemos caer al apartarnos de Jesús cuando somos seducidos por el mundo. Esta manera de decirlo quizá escandalice a muchos, pero es una manera de expresar que al desobedecer a Dios es como romper una promesa matrimonial y que todo pecado es contra el amor de Dios y quebranta su corazón.

Jesús también dijo en Marcos 8:38 “Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles”. Habla de un pueblo adúltero que puede avergonzarse de Él.

Cuando pecamos somos redargüidos por el Espíritu Santo. Al respecto nos dice Santiago “El Espíritu que Dios ha hecho morar en nosotros celosamente anhela la plena devoción de nuestros corazones”. El Señor tiene el derecho exclusivo a recibir toda nuestra adoración porque nos amó, nos rescató, nos compró con su sangre preciosa. Dios nos hace una gran demanda de devoción y fidelidad, pero también nos da una gran gracia para poder cumplirla. El gran ejemplo y la gran inspiración es Jesús en las tentaciones, quien fue fiel hasta el fin, dejando claro que el diablo no es invencible, ya que cuando se enfrenta con la Palabra de Dios, tiene que huir. Cuando somos fieles y humildes debemos pelear nuestras batallas contra el tentador con el poder de Dios, no con nuestro propio poder.    Oración.

«Amado Señor, hazme siempre fiel a ti, que nada en este mundo seduzca mi corazón para apartarme de ti. Quiero adorarte y darte mi devoción y entender que me das la gracia suficiente para vencer todas las tentaciones, Quiero escuchar tu voz que me aconseja por medio de tu Santo Espíritu. En Cristo Jesús, Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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martes, 7 de septiembre de 2021

Integridad en medio de las situaciones

 


Integridad en medio de las situaciones

“Aconteció después de esto, que la mujer de su amo puso sus ojos en José, y dijo: Duerme conmigo. Y él no quiso, y dijo a la mujer de su amo: He aquí que mi señor no se preocupa conmigo de lo que hay en casa, y ha puesto en mi mano todo lo que tiene. No hay otro mayor que yo en esta casa, y ninguna cosa me ha reservado sino a ti, por cuanto tú eres su mujer; ¿cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?” Génesis 39:7-9

“Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti”. Isaías 43:2

Qué difícil es mantener la integridad a pesar de la mentira, la tentación y las situaciones adversas que este mundo fracturado nos ofrece. Mantener el carácter cristiano en momentos difíciles es un desafío para cada uno de nosotros. Pero es aquí donde debemos entender que cuando somos firmes en nuestro amor y devoción a Dios, a pesar de las circunstancias, Él nos prepara para el propósito para el cual nos llamó, independientemente de lo que nos suceda.

Dos factores, uno humano y otro divino, se unen para favorecer a José. El primero, es que José aprovecha cada oportunidad que se le da siendo fiel, no solo a Dios sino a su amo, colocando todo empeño, diligencia y buena voluntad para responder con excelencia con su trabajo; y el otro factor es la presencia constante, visible y fructífera de Dios con José, consecuencia de una relación de intimidad y amor con Él, que lo hace obediente a sus mandamientos; por eso, el Señor lo honró a pesar de las situaciones por las que pasó. Esa presencia es el resultado de la fidelidad de José con Dios y su compromiso de mantener la comunión y de guardarse para el propósito divino.

José reconoce que la fidelidad a Dios se demuestra en una conducta de pureza y santidad. En lugar de lamentar su situación de soledad y malos tratos, se dedicó a hacer bien lo que tenía a mano para hacer. “Y Jehová lo hacía prosperar en su mano”, Génesis 39:3. José mantuvo su confianza en Dios a pesar de las circunstancias, no claudicó de su fe, ni negó sus convicciones como hijo de Dios.

El secreto de permanecer íntegros y fieles al Señor hace que otros reconozcan que Dios está con nosotros y trae bendición a los que nos rodean. El éxito de la prosperidad de Potifar, es el resultado de la bendición de Dios y de la humildad de José, quien le atribuye todo al Señor. Dios estará seguro de que seamos restaurados cualquiera que sea nuestra situación, para que podamos ser ejemplo en nuestro entorno.

Por eso, cuando pasemos por el fuego de la tentación, por problemas que nos pueden ahogar y quieran hacernos desfallecer, recordemos que a nuestro lado hay Uno que nos va a sostener, a levantar y a restaurar para que seamos ejemplo para otros.  Oración.

«Señor gracias por estar a mi lado en los momentos más difíciles, en medio del fuego de la tentación, de las mentiras de este mundo y por sostenerme con tu diestra. Ayúdame a ser íntegro, a permanecer fiel a tus mandamientos, a ser puro y santo en medio de las circunstancias que me rodeen. En Cristo Jesús, Amén.    Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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lunes, 6 de septiembre de 2021

Los sacrificios que le agradan a Dios

 

Los sacrificios que le agradan a Dios


“Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre. Y de hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios”. Hebreos 13:15-16

Sí, ya no es necesario volver a ofrecer sacrificios, porque el de Cristo fue perfecto y suficiente, para quitar el pecado que nos separaba de nuestro Padre Dios, ¿qué quiere decir este pasaje?, ¿cuál es el sacrificio que podemos ofrecerle a Dios? Aquí se nos dice que es una continua alabanza, oración y acción de gracias, el sacrificio de alabanza es la expresión de un corazón agradecido, una confesión pública y gozosa de nuestra fe en el nombre de Cristo y una ofrenda de una vida que no se avergüenza de mostrar que pertenece y sirve a Dios.

Pero también se nos dice que podemos ofrecerle todo lo que hagamos por nuestro prójimo, ya que la compasión y la misericordia que mostramos con otros es un sacrificio agradable a Dios. Por eso Jesús fue tan tajante con los fariseos, porque ellos se ufanaban de sus rituales y sacrificios en el templo, pero no practicaban la misericordia y el amor hacia los pecadores, como dice Mateo 9:11-13 “Cuando vieron esto los fariseos, dijeron a los discípulos: ¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores? Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento”. Además de la alabanza y la oración, ayudar y hacer el bien a los necesitados es el mejor sacrificio espiritual que le podemos ofrecer a Dios, es nuestra mejor adoración.

Debemos ofrecer alabanza a Dios por medio de Jesucristo, en cada área de nuestra vida, con fruto de labios que lo confiesen y glorifiquen por lo que ha hecho en nosotros, esto reemplaza cualquier ritual en un templo o las formas tradicionales de religión, que deben ser transformadas radicalmente por un evangelio vívido que muestre a Cristo a través de nuestro testimonio.

La adoración bajo el nuevo pacto en Jesucristo es ofrecer sacrificio de alabanza por medio de Él, hacer el bien y compartir con otros, es lo que a Dios le agrada. Estos sacrificios son la respuesta de amor por habernos amado primero y haber entregado a su Hijo en sacrificio por nosotros.   Oración.

«Gracias mi amado Dios por enviar a tu Hijo en sacrificio por mí, estoy agradecido por todo lo que has hecho y continúas haciendo en mi vida. Por eso, mi sacrificio de alabanza es confesarte delante de todos para que conozcan que eres un Dios grande y maravilloso. Regálame oportunidades de servir a los demás, haciendo el bien. Que estos sacrificios espirituales me den el poder de vivir una vida diferente, que te agrade a ti. En Cristo Jesús. Amén.    Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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domingo, 5 de septiembre de 2021

Tu Palabra, fuego que quema y martillo que golpea. Parte 2

 


Tu Palabra, fuego que quema y martillo que golpea. Parte 2

“Por tanto, he aquí que yo estoy contra los profetas, dice Jehová, que hurtan mis palabras cada uno de su más cercano. Dice Jehová: He aquí que yo estoy contra los profetas que endulzan sus lenguas y dicen: Él ha dicho. He aquí, dice Jehová, yo estoy contra los que profetizan sueños mentirosos, y los cuentan, y hacen errar a mi pueblo con sus mentiras y con sus lisonjas, y yo no los envié ni les mandé; y ningún provecho hicieron a este pueblo, dice Jehová”. Jeremías 23: 30-32

La Palabra de Dios es poderosa y debemos permitir que nos corrija, porque si no, al final, será para nuestra propia condenación. No es un libro para tomarlo a la ligera, porque es vida o muerte. La Palabra de Dios nunca se equivoca, estar expuestos a ella debe llevarnos a ser transformados. Oírla y obedecerla nos hace sabios, pero no escucharla y rechazarla nos hace insensatos.

Debemos usarla con cuidado, porque ciertamente Dios está en contra de aquellos que claman hablar de parte de Él y en realidad solo hablan por sus propias razones. Dios está en contra de aquellos que promueven sueños y fenómenos espirituales por encima de su Palabra. En estos tiempos debemos tener mucho cuidado porque se levantarán falsos maestros y profetas para distorsionar la verdad de la Palabra de Dios. La Palabra de Dios no es un mensaje suave, arrullador, ni engañoso, es una espada de doble filo que penetra, quema y quebranta el corazón endurecido.

También es una fuerte advertencia a los líderes religiosos, a los reyes y políticos que dirigen los pueblos y que en lugar de cuidarlos, los oprimen, los menoscaban con su maldad, porque no hay dirección sabia, sino abuso de poder, mentiras, corrupción, violencia y hacen que las personas se rebelen frente al miedo, la inseguridad y la falta de paz.

«¡Ay de los pastores que destruyen y dispersan las ovejas de mi rebaño!, dice el Señor. Por tanto, esto ha dicho el Señor, Dios de Israel, a los pastores que apacientan mi pueblo: Vosotros dispersasteis mis ovejas y las espantasteis. No las habéis cuidado. Por eso, yo castigo la maldad de vuestras obras, dice el Señor”. Jeremías 23:1-2

No olvidemos que Dios tiene el control de todo y que Él levantará un renuevo justo y reinará como Rey sobre todas las naciones, y actuará con justicia. «Vienen días, dice el Señor, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey, el cual será dichoso y actuará conforme al derecho y la justicia en la tierra». Jeremías 23:5.

Ese Rey de la línea de descendencia de David, es Jesús, nuestro Redentor, nuestro Pastor que establecerá su reino con paz y equidad. Ningún candidato de una plataforma política declararía que es justo y que seguirá el plan y el programa de Dios para el gobierno, solo Jesucristo, y será llamado Señor, justicia nuestra; según Jeremías 23:6 “En sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado; y este será su nombre con el cual le llamarán: Jehová, justicia nuestra”. Esta profecía no es solo para Israel sino para su pueblo adquirido con la sangre preciosa de Cristo.

Muchos falsos profetas persistirán en profetizar que habrá paz. Hoy hay soñadores que están hablando de cómo van a traer paz y bonanza al mundo, utilizando los mismos argumentos del tiempo de Jeremías, muchos están arrojando dudas sobre la Palabra de Dios, apartándola de los corazones de las personas, para que no crean en lo que Dios ya ha dicho.   Oración.

«Amado Señor, hazme fiel a tu Palabra para decir únicamente la verdad que en ella está escrita, pidiendo la guía de tu Santo Espíritu cada vez que enseñe o predique tu mensaje, todo lo que has dicho se ha cumplido letra a letra hasta hoy. Permite que todos los que gobiernan religiosa y políticamente se acerquen a ti, para que las naciones sean bendecidas y entiendan que todos los tiempos están en tus manos y eres el Rey de esta tierra. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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sábado, 4 de septiembre de 2021

Tu Palabra, fuego que quema

 


Tu Palabra, fuego que quema y martillo que golpea. Parte 1

“El profeta que tuviere un sueño, cuente el sueño; y aquel a quien fuere mi palabra, cuente mi palabra verdadera. ¿Qué tiene que ver la paja con el trigo? dice Jehová.

¿No es mi palabra como fuego, dice Jehová, y como martillo que quebranta la piedra?” Jeremías 23:28-29

Jeremías aquí hace una comparación de la Palabra de Dios, en primer lugar, con el trigo, ya que la función esencial de ella, es la salvación de los hombres, por eso se le llama alimento espiritual, nos nutrimos de sus verdades para una vida nueva y eterna. La verdadera Palabra de Dios es como el trigo; es sustancia y tiene el poder de nutrir y multiplicarse. No es como la paja que no tiene sustancia y es de poca ayuda.

También se dice de ella que es fuego que quema y martillo que golpea nuestra vida, lo que implica corrección, porque consume nuestro interior para purificarlo y refinarlo. Nos golpea para romper en pedazos lo que no sirve en nosotros y moldearnos a la imagen de Cristo. Pero, también es un martillo para los que la rechazan porque puede quebrantar el corazón más duro que una roca y hacer que se vuelva a Dios. El corazón del ser humano puede ser derretido ante el fuego de la Palabra y ser quebrantado por ella como martillo.

El poder de la Palabra de Dios es como fuego, no deja sin efecto al que se expone a ella, como dice 2 Corintios 2:16-17 “a éstos ciertamente olor de muerte para muerte, y a aquéllos olor de vida para vida. Y para estas cosas, ¿quién es suficiente? Pues no somos como muchos, que medran falsificando la palabra de Dios, sino que, con sinceridad, como de parte de Dios, y delante de Dios, hablamos en Cristo”.

Están entonces aquellos que abrazamos con reverencia la Palabra de Dios y, a medida que crecemos, somos transformados por la fe en ella, pues es un fuego que refina y pule nuestras vidas; y un martillo que moldea nuestro carácter cristiano, para hacernos vasos de honra.

Pero, aquellos que rechazan la Palabra de Dios, no son dignos de sus beneficios, por el contrario, se vuelve para ellos fuego que los consume y martillo que los rompe en pedazos, ya que no reciben la gracia que ella ofrece, sino que descubren la dureza de la Palabra frente a la perversidad de sus corazones.

La Palabra de Dios solo puede hacer la obra para la que es enviada, con la ayuda del Espíritu Santo, porque es quien puede aplicarla a nuestra vida, ya sea como trigo, fuego o martillo. Permitamos a nuestro Ayudador que nos limpie y nos disponga para que nuestro corazón sea una tierra fértil donde la Palabra sea sembrada y dé mucho fruto.    Oración.

«Amado Señor, compartir tu evangelio es una gran responsabilidad, ya que la forma como lo presente, alentará a la gente a aceptarte o a rechazarte. Por eso quiero vivirlo y la única manera es dejando que tu Palabra sea en primer lugar ese trigo que me alimenta para crecer espiritualmente, pero también ese fuego que purifica mi interior y ese martillo que me golpea para romper y quebrantar lo que no sirve en mí. Transfórmame en un vaso de honra para ti. En nombre de Jesús. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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viernes, 3 de septiembre de 2021

¡Gloriémonos en su Santo Nombre!

 


¡Gloriémonos en su Santo Nombre!

“Gloriaos en su santo nombre; alégrese el corazón de los que buscan a Jehová. Buscad a Jehová y su poder; buscad su rostro continuamente. Haced memoria de las maravillas que ha hecho, de sus prodigios, y de los juicios de su boca” 1 Crónicas 16:10-12

Con este cántico de David, registrado en el libro de Crónicas y en el Salmo 105, se nos recuerda que Dios ha actuado en el pasado y que seguirá actuando en el presente, porque Él no ha terminado de moverse en este mundo y cumplirá su pacto soberano sobre la humanidad. El canto es una de las formas de alabar y gloriarnos en su Santo Nombre, porque podemos contar sus maravillas, y así darlo a conocer, como dice 1 Crónicas 16:8: “Alabad a Jehová, invocad su nombre, dad a conocer en los pueblos sus obras”.

En esta canción encontramos cuatro elementos que nos llevan a la gratitud: Recordar las misericordias que Dios ha hecho con su pueblo en el pasado, contar a otros lo que está haciendo con nosotros en el presente, mostrar que la salvación prometida por Cristo está al alcance de todos, saber que nos escogió para ser instrumentos suyos y testigos de su poder a todas las naciones.

Dios hizo un pacto con Abraham y no faltó a su Palabra. Le prometió una descendencia en esta tierra y lo hizo, así también Dios ha hecho un pacto con nosotros al estar unidos a Cristo Jesús, Él nos ha dado todas las bendiciones espirituales y nos prometió el cielo.

Dios extendió su mano de protección sobre los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob, cuando se desplazaban de un lugar a otro; y ahora, sigue extendiendo su mano poderosa sobre nosotros, sus hijos. Debemos entonces confiar en su fidelidad en medio de un mundo donde la palabra dada no tiene mucho valor y las promesas se quebrantan fácilmente, porque cumplirá lo que prometió en su debido tiempo. Él lo hará, como dijo en Hebreos 10:23: “Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió”.

Se nos dice en este canto, que debemos buscar su rostro continuamente, esto es, cada momento en que podamos hacerlo, es la única manera de conocerlo y glorificarlo. Santiago 4:8a nos dice “Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros». Todo lo que tenemos que hacer es acudir a Él, confiar y continuar desarrollando una relación de comunión íntima con Dios, recurriendo en todo tiempo a su poder.

Hoy preguntémonos: ¿Buscamos al señor continuamente? ¿O lo hacemos sólo cuando tenemos una necesidad? ¿Pensamos en Él en medio de nuestras actividades o lo dejamos por fuera de nuestros asuntos? Dios anhela que le demos todo el control de nuestra vida. ¡Gloriémonos en su Santo Nombre!  Oración.

«Amado Padre, recordar todo lo que has hecho por mí enciende mi gratitud y aviva mi fe, has sido fiel antes y lo serás ahora, por eso quiero alabarte y gozarme en tu presencia reconociendo tu grandeza y poderío. Extendiste tu mano para librarme de la esclavitud del pecado por medio de tu Hijo Jesucristo, por eso no puedo callar, quiero alabarte y contar de todas tus maravillas. Amén.    Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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jueves, 2 de septiembre de 2021

Teme a Dios y vive sabiamente

 


Teme a Dios y vive sabiamente

“El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre”. Eclesiastés 12:13

«Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría». Salmo 90:12

La vida está diseñada para que tengamos una relación personal con Dios. No podemos vivir plenamente sin Él, Eclesiastés lo resume de esta manera en este versículo: “El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre”. Estamos llamados a depender absolutamente de Él. Por eso debemos aferrarnos a su voluntad, que es buena, agradable y perfecta. Dios nos creó para ser felices y ser el objeto de su amor, pero los seres humanos decidimos separarnos de nuestro Padre celestial, queriendo vivir a nuestra manera. Nuestra vida está incompleta, porque no podemos caminar en este mundo sólo con dos dimensiones cuando fuimos diseñados con tres: espíritu, alma y cuerpo.

Podemos relacionarnos con Dios, con nuestro espíritu, pero si éste está muerto por causa de nuestro pecado, no podemos conocer el amor de Dios, ni el plan que tiene para cada uno de nosotros. El autor de Eclesiastés después de haber experimentado todo lo que un ser humano puede hacer en esta vida, empieza este capítulo dando un consejo a los que apenas están comenzando a vivir, que dice: «Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento» Eclesiastés 12:1.

La verdad es que nada debajo del sol puede satisfacer el corazón humano, solo Dios. Por eso es una invitación a volver a acercarnos a Él y a relacionarnos debidamente con nuestro Creador. Porque algún día envejeceremos y tendremos que evaluar cómo hemos vivido, si realmente fuimos felices y cumplimos con nuestro propósito aquí. Si tenemos a Dios, entenderemos que nuestro cuerpo se desgasta, pero el espíritu y el alma regresan a Él, que fue quien lo dio, como dice Eclesiastés 12:7 “y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio”.

Este cuerpo es simplemente una tienda de campaña en la que vivimos temporalmente, es la envoltura externa de nuestro ser, pero el espíritu regresa Dios, cuando hemos creído y vivido para Él. La vida sin Dios, es un verdadero vacío si la estamos viviendo nada más que para el aquí y el ahora. De ser así, algún día descubriremos que todo lo que tenemos en nuestras manos no fue nada más que un puñado de cenizas, y que delante de nosotros, se encuentra toda una eternidad.

Alguien dijo una vez: “Cuando era niño reía y lloraba, y el tiempo se arrastraba; cuando era joven soñaba y hablaba, y el tiempo andaba; cuando llegué a la madurez, el tiempo echó a correr; cuando llegué a la vejez, el tiempo voló veloz; y muy pronto, al seguir mi andar, el tiempo desapareció.» En otras palabras, la vida es muy corta para no vivirla bien y la única manera es conociendo a nuestro Dios, temiéndole, reverenciándole en adoración y obediencia.   Oración.

«Amado Dios, gracias por ayudarme a evaluar la manera como he vivido hasta hoy y entender que no puedo estar separado de ti. El fuego de mi juventud comenzará a extinguirse y abrigaré la edad madura, si es tu voluntad, por eso enséñame a vivir en tu temor, reconociendo que el plan que diseñaste para mí, en esta tierra, es el mejor. Quiero obedecer tu Palabra viviendo sabiamente y con mi corazón cerca de ti. En el Nombre de Jesús. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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miércoles, 1 de septiembre de 2021

Nadie como tú

 


Nadie como tú

“No hay santo como Jehová; porque no hay ninguno fuera de ti, y no hay refugio como el Dios nuestro”. 1Samuel 2:2

“¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra. Mi carne y mi corazón desfallecen; más la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre”. Salmo 73:25-26

“Oh alma mía, dijiste a Jehová: Tú eres mi Señor; no hay para mí bien fuera de ti.” Salmo 16:2

Estas palabras de oración salieron de la boca de Ana, y no solamente fue una plegaria, sino, una alabanza que irradiaba luz, porque el deseo de cada creyente es reflejar la luz divina. Este canto resalta un contraste entre la Ana, irritada, humillada y entristecida por su rival, del capítulo uno del libro de Samuel; con una Ana en el capítulo dos que fue elevada al trono de Dios por la oración con la que derramó su alma delante de Él y que le fue contestada.

La oración eficaz de una mujer justa que se deleita en la majestad y santidad de Dios, una mujer atribulada de espíritu que encontró en Dios su refugio. Una mujer que tenía fe en el Dios que lo cambia todo y obra en favor de los que se humillan en su presencia, por eso dice con tanta certeza: “no hay ninguno fuera de ti”.

Su corazón se regocijó en Jehová y su poder se exaltó solo en Él, como dice 1 Samuel 2:1 “Y Ana oró y dijo: Mi corazón se regocija en Jehová, mi poder se exalta en Jehová; mi boca se ensanchó sobre mis enemigos, por cuanto me alegré en tu salvación”. Dios es bueno y si acudimos a Él en momentos de angustia, no seremos defraudados, porque es grande en misericordia hacia los que le buscan.

Ella comprendió que Dios tenía la respuesta. Necesitamos aprender de Ana, a buscar al Señor de corazón y gemir no sólo por nuestras necesidades, sino por las de otros, con la compasión que da el Espíritu Santo, que anhela ver el poder de Dios y su manifestación en este mudo perdido. Por eso, en su oración nacida de un corazón afligido, al ser estéril, pide por un hijo que se levante como un varón de Dios, para que saque a Israel del estado de oscuridad en que se encontraba y le haga frente a la anarquía por la que su nación pasaba. Una oración generosa y sin egoísmo, donde pide un hijo, para después prometerlo al servicio de Dios.

Ana salió de la presencia de Dios, con gozo del Espíritu, con la paz de Dios y con una fe renovada. Hoy, más que nunca, necesitamos intercesores que martillen el cielo con clamor, a fin de que Dios obre un avivamiento en su pueblo como nunca se ha visto, porque estamos viviendo tiempos de oscuridad y necesitamos que se levanten hombres y mujeres del talante de Samuel, para proclamar la Palabra de Dios.   Oración.

«Hoy, acudo a ti Padre celestial, buscando refugio en tu presencia, tú puedes hacer de lo imposible, lo posible, por eso derramo mi corazón atribulado y triste delante de ti, rogándote que no permitas que mi fe decaiga ante las pruebas, sino que cada día mi confianza crezca, porque tú eres mi Dios y no hay bien fuera de ti. En Cristo Jesús. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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