Romanos 8.35-39
Nuestro mundo es un lugar cambiante e incierto. Mucha gente
busca seguridad en la riqueza, las personas y el poder. Sin embargo, nada de
eso está garantizado de un día para otro. Ver las noticias es evidencia de que
tales cosas pueden desaparecer en cualquier momento. No es de extrañar que haya
tanta desesperación y temor.
Para los creyentes, la realidad no se basa en lo que vemos.
Ni nuestro fundamento se encuentra en este mundo. Construimos nuestra esperanza
y confianza en el Señor, y creemos la verdad de su Palabra.
Incluso en tiempos caóticos, nuestra certeza se encuentra en
la amorosa relación de Dios con nosotros como hijos suyos. El pasaje de hoy nos
dice que nada puede separarnos de nuestro Señor Jesucristo.
Por lo tanto, en medio de la turbulencia y las pruebas,
tenemos la seguridad de que nuestra vida está en las manos del Todopoderoso.
Podemos confiar no solo en su amor y presencia, sino también en su atención
constante, su fidelidad y su cuidado perfecto.
Cuando surgen dificultades y las circunstancias parecen
abrumadoras, podemos responder con confianza y fortaleza gracias a Jesucristo.
Junto con el salmista, que también vivió en tiempos de guerra y persecución,
podemos llamar al Señor “mi refugio, mi fortaleza, el Dios en quien confío”
(Salmo 91.2).
Piense en dónde encuentra su seguridad. ¿Está construido el
fundamento de su vida sobre la sólida roca de Cristo? ¿O está plantado en algo
tan inestable como la arena —como son el dinero o la fama? Poner la esperanza y
la confianza en cualquier cosa aparte del Señor le dejará sintiéndose golpeado
y derrotado. Dios eterno si la riqueza me
es tropiezo para apartarme de ti no me la des. Tampoco me des pobreza no sea
que blasfeme contra Ti. Proverbios 30:8
Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí;
No me des pobreza ni riquezas;
Mantenme del pan necesario. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa
tus redes sociales para ese propósito
No hay comentarios:
Publicar un comentario