“SI TENÉIS FE” (Mateo 17:20)
Cuando los discípulos descendieron del monte de la
transfiguración se encontraron con un chico epiléptico que no dejaba de tirarse
al fuego, o al agua. El padre destrozado le dijo a Cristo, “Lo he traído a tus
discípulos, pero no lo han podido sanar” (Mateo 17:16). Inmediatamente “Jesús
reprendió al demonio, el cual salió del muchacho, y este quedó sano desde
aquella hora” (Mateo 17:18). Fíjate en lo siguiente:
(4) Las experiencias en la cima de la montaña son para
equiparnos contra el próximo enfrentamiento enemigo.
Si no entiendes esto, no estarás preparado para los próximos
desafíos.
(5) Somos llamados a ministrar a gente que cae en situaciones
donde es herida.
Se necesita más que personalidad y una trivialidad religiosa
para liberarlos. A los discípulos de Cristo les faltaba poder porque les
faltaba oración. Jesús dijo: “…pero este género no sale sino con oración y
ayuno.” Si seguimos haciendo lo de siempre, obtendremos los resultados de
siempre. La oración persistente y que prevalece, es el precio que tenemos que
pagar para caminar en el poder de Dios.
(6) Debemos de elevarnos por encima de las actitudes que
están a nuestro alrededor.
Jesús se enfrentó a la esencia del problema: ¡Oh generación
incrédula y perversa! (Mateo 17:17). Estamos enfrentando la falta de fe de una
generación moldeada por unos medios de comunicación laicos y unos valores
apartados de Dios. Si lo permitimos, esto nos derrotará. Pero podemos ganar.
Aquel día, Jesús dijo: “De cierto os digo que si tenéis fe como un grano de
mostaza, diréis a este monte: “Pásate de aquí allá”, y se pasará; y nada os
será imposible (Mateo 17:20-21). Observa dos cosas: (a) “… si tenéis fe…”. Los
que están a tu alrededor, no tienen que tener fe para tú ver los resultados;
(b) No tienes que ser un gigante espiritual; sólo tienes que usar tu diminuta
semilla de mostaza, y Dios moverá la montaña.
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