lunes, 19 de septiembre de 2016
El Profeta Elías intercediendo a dios por llubia. Elías dijo a su criado: “Sube ahora y mira hacia el mar. Él subió, miró y dijo: No hay nada. Pero Elías le ordenó de nuevo: Vuelve siete veces. A la séptima vez el criado dijo: Veo una pequeña nube como la palma de la mano de un hombre, que sube del mar. Elías dijo: Ve y dile a Acab: Unce tu carro y desciende, para que la lluvia no te lo impida” (1 Reyes 18:43-44). En este relato se destacan cuatro cosas: Primero, debes esperar una respuesta de Dios, no de la gente. “¡Bendito el hombre que confía en el Señor. porque será como el árbol plantado junto a las aguas. no temerá cuando llegue el calor. En el año de sequía no se inquietará ni dejará de dar fruto” (Jeremías 17:7-8). Segundo, debes seguir creyéndole a Dios. Elías recibió una y otra vez el mismo informe negativo: “No hay nada”; a pesar de ello, siguió creyendo, hasta que la séptima vez dijo su criado: “.Veo una pequeña nube como la palma de la mano de un hombre, que sube del mar.” (1 Reyes 18:44). Dios había prometido que la lluvia llegaría y él se aferró a esa Palabra. Tercero, no debes dejarte influir por los que no comparten tu visión. El criado de Elías seguía diciendo: “No hay cambios”, pero Elías sabía que no era así. No te puedes dejar llevar por los que no están en la misma sintonía espiritual que tú. Cuarto, debes disponerte a recibir. “.Elías. puso el rostro entre las rodillas” (1 Reyes 18:42). ¡Ésa es la postura adoptada para inteeceder con jemidos indencibles! Lo que estás sintiendo dentro de ti es real, pero si no adoptas la postura correcta y “empujas” no va a salir a la superficie. Sin embargo, cuando lo hagas, Dios te bendecirá con abundancia.
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