El Hijo Prodigo: La actitud del “hermano mayor”
“…se enojó y no quería entrar” (Lucas 15:28)
En vez de uno, había ¡dos hijos pródigos! El hermano menor era culpable de los pecados de la carne, el mayor de los del espíritu (actitud). Al final de la parábola de Jesús, es el hermano mayor -el segundo hijo pródigo- el que está fuera de la casa del padre… Cuando nos centramos únicamente en nuestros propios intereses, nos parecemos al hermano mayor, porque albergamos actitudes de envidia y de egoísmo. Entiende esto: Los creyentes que sólo se fijan en sí mismos, generalmente, no son tan felices como aquéllos que aun no conocen a Cristo y que, sin embargo, tienen un propósito que va más allá de ellos mismos. La actitud del “hermano mayor” produce estos tres posibles resultados: (1) Es posible ser hijo y negarte a actuar como hermano.
Exteriormente, el hermano mayor se encontraba muy bien, pero fíjate en su actitud resentida… Una mala relación con tus hermanos en Cristo siempre afecta a la relación con tu Padre celestial.
(2) Es posible servir a Dios fielmente y no estar sincronizado con su voluntad.
El hermano mayor no tenía ni idea por qué su padre se alegraba ver al desobediente de su hijo volver a casa… La gente egocéntrica y juzgadora nunca lo percibe.
(3) Es posible ser heredero de todo lo que tu padre posee y tener menos alegría y libertad que alguien que no posee nada.
Los sirvientes eran más felices que el hermano mayor: comían, se gozaban y se divertían mientras él estaba fuera exigiendo sus derechos. La actitud del hermano mayor le privaba de las bendiciones de su padre, del amor de su hermano y de la alegría de los sirvientes. Y si tú tienes una actitud de “hermano mayor”, esto bloqueará también el flujo de las bendiciones que el Señor tiene para tu vida.
“…se enojó y no quería entrar” (Lucas 15:28)
En vez de uno, había ¡dos hijos pródigos! El hermano menor era culpable de los pecados de la carne, el mayor de los del espíritu (actitud). Al final de la parábola de Jesús, es el hermano mayor -el segundo hijo pródigo- el que está fuera de la casa del padre… Cuando nos centramos únicamente en nuestros propios intereses, nos parecemos al hermano mayor, porque albergamos actitudes de envidia y de egoísmo. Entiende esto: Los creyentes que sólo se fijan en sí mismos, generalmente, no son tan felices como aquéllos que aun no conocen a Cristo y que, sin embargo, tienen un propósito que va más allá de ellos mismos. La actitud del “hermano mayor” produce estos tres posibles resultados: (1) Es posible ser hijo y negarte a actuar como hermano.
Exteriormente, el hermano mayor se encontraba muy bien, pero fíjate en su actitud resentida… Una mala relación con tus hermanos en Cristo siempre afecta a la relación con tu Padre celestial.
(2) Es posible servir a Dios fielmente y no estar sincronizado con su voluntad.
El hermano mayor no tenía ni idea por qué su padre se alegraba ver al desobediente de su hijo volver a casa… La gente egocéntrica y juzgadora nunca lo percibe.
(3) Es posible ser heredero de todo lo que tu padre posee y tener menos alegría y libertad que alguien que no posee nada.
Los sirvientes eran más felices que el hermano mayor: comían, se gozaban y se divertían mientras él estaba fuera exigiendo sus derechos. La actitud del hermano mayor le privaba de las bendiciones de su padre, del amor de su hermano y de la alegría de los sirvientes. Y si tú tienes una actitud de “hermano mayor”, esto bloqueará también el flujo de las bendiciones que el Señor tiene para tu vida.
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