¿Por qué nació Jesús?
Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.
Marcos 10:45
He aquí un aspecto de la historia de la Navidad que casi nunca se cuenta: aquellas suaves manitas, formadas por el Espíritu Santo en el vientre de María, fueron hechas para que los clavos las atravesaran. Aquellos pies pequeños color de rosa que no podían andar un día caminarían hasta una colina polvorienta para ser clavados a una cruz. Aquella linda cabecita con ojos chispeantes y una boca impaciente estaba formada para que algún día los hombres pusieran sobre ella una corona de espinas. Aquel tierno niñito, amoroso y apacible, envuelto en pañales, un día sería desgarrado violentamente por una lanza.
Jesucristo nació para morir.
No piense que estoy tratando de apagar su entusiasmo navideño. Lejos de eso, ya que la muerte de Jesús, aunque planificada y llevada a cabo por hombres con malvadas intenciones, no fue de ningún modo una tragedia. En realidad, representa la mayor victoria sobre el mal que alguien haya logrado. Vida o muerte
O por vida o por muerte.
Filipenses 1:20
El apóstol Pablo no conocía los detalles del plan de Dios para su vida, pero confiaba en Él, ya significara vida o muerte. Más adelante dij "De ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor; pero quedar en la carne es más necesario por causa de vosotros" (vv. 23-24). Pablo prefería el gozo de estar en la presencia de Cristo en el cielo, pero al parecer pensaba que el Señor le permitiría vivir porque sabía que los filipenses lo necesitaban.
Pablo se regocijaba porque sabía que Cristo sería exaltado en su vida o en su muerte. Si vivía, estaría en libertad para predicar y edificar la iglesia. Si moría, sería ejecutado por el nombre de Cristo, y su fe constante serviría de trofeo de la gracia de Cristo. A Pablo no le importaban sus dificultades, sus detractores, y ni siquiera la posibilidad de su muerte, sino que se siguiera predicando el evangelio y se glorificara al Señor.
Al igual que Pablo, usted no conoce los planes específicos de Dios para su vida. Pero algo de lo que puede estar seguro es que, en la vida o en la muerte, usted puede glorificar a Cristo.
Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.
Marcos 10:45
He aquí un aspecto de la historia de la Navidad que casi nunca se cuenta: aquellas suaves manitas, formadas por el Espíritu Santo en el vientre de María, fueron hechas para que los clavos las atravesaran. Aquellos pies pequeños color de rosa que no podían andar un día caminarían hasta una colina polvorienta para ser clavados a una cruz. Aquella linda cabecita con ojos chispeantes y una boca impaciente estaba formada para que algún día los hombres pusieran sobre ella una corona de espinas. Aquel tierno niñito, amoroso y apacible, envuelto en pañales, un día sería desgarrado violentamente por una lanza.
Jesucristo nació para morir.
No piense que estoy tratando de apagar su entusiasmo navideño. Lejos de eso, ya que la muerte de Jesús, aunque planificada y llevada a cabo por hombres con malvadas intenciones, no fue de ningún modo una tragedia. En realidad, representa la mayor victoria sobre el mal que alguien haya logrado. Vida o muerte
O por vida o por muerte.
Filipenses 1:20
El apóstol Pablo no conocía los detalles del plan de Dios para su vida, pero confiaba en Él, ya significara vida o muerte. Más adelante dij "De ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor; pero quedar en la carne es más necesario por causa de vosotros" (vv. 23-24). Pablo prefería el gozo de estar en la presencia de Cristo en el cielo, pero al parecer pensaba que el Señor le permitiría vivir porque sabía que los filipenses lo necesitaban.
Pablo se regocijaba porque sabía que Cristo sería exaltado en su vida o en su muerte. Si vivía, estaría en libertad para predicar y edificar la iglesia. Si moría, sería ejecutado por el nombre de Cristo, y su fe constante serviría de trofeo de la gracia de Cristo. A Pablo no le importaban sus dificultades, sus detractores, y ni siquiera la posibilidad de su muerte, sino que se siguiera predicando el evangelio y se glorificara al Señor.
Al igual que Pablo, usted no conoce los planes específicos de Dios para su vida. Pero algo de lo que puede estar seguro es que, en la vida o en la muerte, usted puede glorificar a Cristo.
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