1 CORINTIOS 12.4-11
No sé de dónde han sacado algunos la falsa idea de que el pastor es un siervo de Dios y que los que están sentados en los bancos son solo miembros de la iglesia.
¡Nadie es un espectador en el reino de Dios! Todos los creyentes tienen una sociedad con el Señor (2 Co 6.1). Él eligió trabajar por medio de la humanidad para llevar a cabo la misión del evangelio en la tierra. Utilizando la metáfora bíblica, somos los obreros que cultivamos y cosechamos sus campos (Mt 9.37, 38).
Dios dio uno o más dones espirituales a cada creyente para que colaboren en el trabajo de su reino. Todos necesitamos este recurso especial para cumplir con nuestro papel en su plan. Él teje ese don espiritual en nuestra personalidad y talentos para crear un siervo útil y eficaz. Además, no es cierto que hayan cristianos sin algún don.
Los creyentes somos hechura del Señor, creados en Cristo Jesús para buenas obras (Ef 2.10). Los dones espirituales no son capacidades personales. El Espíritu Santo las manifiesta por medio de nosotros. Recuerde que es la substancia que llega a las ramas, lo que produce fruto (Jn 15.5). Igualmente, el Espíritu Santo vive y actúa a través de los seguidores de Dios para producir actos de servicio. El poder de Dios está detrás de todo. Piense en esto cuando se sienta tentado a huir de las oportunidades que Dios le da.
El maravilloso poder de Dios está presente y al alcance de cada creyente. El Espíritu nos capacita para obedecer al Señor en todo lo que Él nos llame a hacer. ¡No desperdicie su vida sentado en un banco! Ponga a trabajar ese don espiritual. Los campos de este mundo están blancos para la siega (Jn 4.35). Ponga a trabajar ese don espiritual. Los campos de este mundo están blancos para la siega.
No sé de dónde han sacado algunos la falsa idea de que el pastor es un siervo de Dios y que los que están sentados en los bancos son solo miembros de la iglesia.
¡Nadie es un espectador en el reino de Dios! Todos los creyentes tienen una sociedad con el Señor (2 Co 6.1). Él eligió trabajar por medio de la humanidad para llevar a cabo la misión del evangelio en la tierra. Utilizando la metáfora bíblica, somos los obreros que cultivamos y cosechamos sus campos (Mt 9.37, 38).
Dios dio uno o más dones espirituales a cada creyente para que colaboren en el trabajo de su reino. Todos necesitamos este recurso especial para cumplir con nuestro papel en su plan. Él teje ese don espiritual en nuestra personalidad y talentos para crear un siervo útil y eficaz. Además, no es cierto que hayan cristianos sin algún don.
Los creyentes somos hechura del Señor, creados en Cristo Jesús para buenas obras (Ef 2.10). Los dones espirituales no son capacidades personales. El Espíritu Santo las manifiesta por medio de nosotros. Recuerde que es la substancia que llega a las ramas, lo que produce fruto (Jn 15.5). Igualmente, el Espíritu Santo vive y actúa a través de los seguidores de Dios para producir actos de servicio. El poder de Dios está detrás de todo. Piense en esto cuando se sienta tentado a huir de las oportunidades que Dios le da.
El maravilloso poder de Dios está presente y al alcance de cada creyente. El Espíritu nos capacita para obedecer al Señor en todo lo que Él nos llame a hacer. ¡No desperdicie su vida sentado en un banco! Ponga a trabajar ese don espiritual. Los campos de este mundo están blancos para la siega (Jn 4.35). Ponga a trabajar ese don espiritual. Los campos de este mundo están blancos para la siega.
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