Dios no necesita que yo sea siempre un súper héroe
Me encanta pensar que Dios no necesita que yo sea siempre fuerte o
valiente, porque Él lo es por mí; me fascina pensar que puedo ser tal cual soy
porque tengo a alguien que es todo lo que yo no soy; me da una inmensa paz
saber que hay alguien que pelea por mí y me defiende frente a viento y marea y
me da un tremendo alivio el colgar la capa y dejar que quien es el superhéroe
por excelencia haga Su trabajo a través de mí. Todo esto hace que mi vida sea
libre y plena en Él. También sé lo
difícil que es deshacerse de esa capa y colgarla definitivamente; en ocasiones
nos veremos tremenda mente tentados a ponérnosla y salir a combatir las fuerzas
del mal, pero la verdad, es que nuestro poder es Cristo y sólo Él a través de
nosotros puede vencer al mal con el bien…pero no es nuestro superponer el que
lo hace…siempre se ha tratado de Él.
Esto no quiere decir que ni siquiera nos movilicemos ante las
necesidades de los demás, no es eso lo que quiero transmitir, sólo quiero que
sintamos libertad a este respecto: Dios NO espera que te comportes siempre como
un superhéroe, que tengas súper fuerza o seas capaz de hacerle frente a todo,
ya sea para defender a otros o para cuidarte tú mismo, Dios quiere ser el
superhéroe para ti y para mí y que sea Su presencia en nuestra vida nuestro
mayor súper poder, el que vence a todo a y todos.
viernes, 7 de abril de 2017
jueves, 6 de abril de 2017
Romanos 8.28.
Romanos 8.28. Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las
cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son
llamados.
29. Porque a los que antes conoció, también los predestinó
para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el
primogénito entre muchos hermanos.
30. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los
que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también
glorificó.
31. ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros,
¿quién contra nosotros?
32. El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo
entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?
33. ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que
justifica.
34. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más
aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que
también intercede por nosotros.
35. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o
angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?
36. Como está escrito:
Por causa de ti somos muertos todo el tiempo;
Somos contados como ovejas de matadero. 
miércoles, 5 de abril de 2017
Hechos 13:29-31
Hechos 13:29-31
Y habiendo cumplido todas las cosas que de él estaban
escritas, quitándolo del madero, lo pusieron en el sepulcro. Mas Dios le
levantó de los muertos. Y él se apareció durante muchos días a los que habían
subido juntamente con él de Galilea a Jerusalén, los cuales ahora son sus
testigos ante el pueblo.
El día de hoy, yo soy testigo de que Cristo ha transformado
mi vida. De que estaba perdido y fui encontrado. De que era esclavo del pecado
y ahora soy libre. De que andaba sin rumbo y hoy tengo dirección. Soy testigo
de un amor que nunca había conocido y lo recibí sin merecerlo. Testigo de un
perdón que no tiene igual. Testigo de la gracia y misericordia que ofrece Dios.
Testigo de que todo lo puedo en Cristo que me fortalece y que su poder se
fortalece en mi debilidad y lo mejor de todo, testigo de que he sido perdonado
de mis pecados y reconciliado con Dios pudiendo ahora ser llamado hijo de Dios.
Dios cumple todas sus promesas. Cumplió cada profecía que nos
había dejado para la venida del Mesías y así será con cada promesa y profecía
que encontramos en su palabra. Tú y yo debemos ser testigos también de Cristo.
Fíjate cómo Pablo nos dice que aquellos que presenciaron su resurrección, son
los que estaban siendo ahora testigos ante el pueblo. Si has aceptado a Jesús.
Si te has reconciliado con Dios Padre. Si has pedido perdón por tus pecados, es
necesario que vayas y seas testigo de lo que has vivido. Ahora, si lo piensas
por un momento, tiene mucho sentido el hacerlo. ¿Cuántas veces no compartes una
experiencia positiva? ¡Muchas! Incluso la repites con personas que ya la han
escuchado por el gusto de revivir ese momento. Con Jesús es igual. Si no
sientes el gozo y el deseo de compartirlo es porque probablemente aun no lo
conoces y no te has entregado a Él. Probablemente has mantenido tu distancia y
solamente has querido escuchar la teoría pues te parece interesante pero no has
permitido que esas palabras entren a tu corazón y revolucionen tu vida entera.
Hoy te invito a que le des una oportunidad a Jesús.
Por otro lado, me encanta leer: Mas Dios le levantó de los
muertos. ¡Esto sí que me emociona! ¿Qué podemos temer si tenemos a Dios de
nuestro lado? ¿Qué puede quitar nuestra paz? ¿Qué puede quitar nuestro gozo?
Tristemente, nos distraemos tanto con lo que vivimos y hacemos que olvidamos
frases como ésta y nuestro gozo y nuestra paz nos son arrebatadas. No debes
permitir esto en tu vida. Por ello es importante pasar TIEMPO constantemente en
la palabra. No porque alguien te obliga sino porque entiendes que ahí se
encuentra tu alimento que necesitas. Te animo a que guardes en tu corazón estas
palabras: Mas Dios le levantó de los muertos. Si Dios puede hacer esto, imagina
¡qué no podrá hacer en tu vida!
Oración
Señor: llevo TIEMPO escuchando de ti pero nunca he querido
comprometerme y aceptar que te necesito. Hoy quiero pedirte perdón y pedirte
que traigas paz y gozo a mi vida. Enséñame a vivir conforme a tu voluntad y
dale sentido a mi vida. Señor, oro a ti en el nombre de Jesús. Amén
martes, 4 de abril de 2017
No devuelva el golpe
No devuelva el golpe
Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue
llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y
no abrió su boca.
Isaías 53:7
Jesús muestra una humilde actitud ante quienes lo atormentan:
"cuando le maldecían, no respondía con maldición" (1 P. 2:23). A
pesar de la provocación constante, Jesús no dijo nada malo porque no había
pecado alguno en su corazón.
Sin embargo, ante semejante provocación, nuestra reacción
sería más como la del apóstol Pablo. Cuando estaba en el juicio ante el
sanedrín, el sumo sacerdote Ananías ordenó que se le golpeara en la boca. Su
inmediata respuesta a Ananías fue: "¡Dios te golpeará a ti, pared
blanqueada!" (Hch. 23:3). Pablo tuvo que disculparse de inmediato; tal
exclamación contra un sumo sacerdote era contraria a la ley (vv. 4-5; cp. Éx.
22:28).
Pablo no era perfecto. Él no es nuestro modelo de justicia.
Solo Cristo es un modelo perfecto de cómo afrontar la injuria de los enemigos.
Siguiendo el ejemplo de nuestro Maestro, nunca debemos
maltratar a quienes nos maltratan. No amenace
Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.
Lucas 23:34
Jesús "no amenazaba" a pesar de un increíble
sufrimiento (1 P. 2:23). Lo escupieron, le tiraron de la barba, le pusieron en la
cabeza una corona de espinas y atravesaron con clavos su carne para asegurar su
cuerpo a una cruz. En cualquier otra persona, semejante tratamiento injusto
habría provocado sentimientos de venganza, pero no en Cristo. Él era el Hijo de
Dios, Creador y Sustentador del universo, santo e inmaculado, con el poder de
enviar a quienes lo atormentaban al fuego eterno.
Pero Jesús nunca amenazó a sus verdugos con juicio inminente;
más bien los perdonó. Cristo murió por los pecadores, incluso por quienes lo perseguían.
Sabía que la gloria de la salvación podía alcanzarse solamente por la senda del
sufrimiento, de modo que aceptó su sufrimiento sin amargura, sin enojo y sin
espíritu de venganza. Que pueda reaccionar usted de igual modo ante su propio
sufrimiento.
lunes, 3 de abril de 2017
Siga el ejemplo de Cristo
Siga el ejemplo de Cristo
También Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para
que sigáis sus pisadas.
1 Pedro 2:21
Jesús nos dio el ejemplo supremo del sufrimiento. La palabra
griega traducida "ejemplo" se refiere a un modelo que se coloca debajo
de un pedazo de papel para ser trazado. Al igual que los niños que aprenden sus
letras trazando en un papel sobre un modelo, nosotros debemos trazar nuestra
vida según el modelo que Cristo nos dejó.
Copiamos su modelo al seguir "sus pisadas". Debemos
seguir las pisadas de Cristo porque Él anduvo por la senda recta. Fue también
una senda de injusto sufrimiento, que es parte de la senda de justicia. Algunos
sufren más que otros, pero si verdaderamente usted quiere seguir a Cristo,
practicará siguiendo su ejemplo. Nuestro Salvador inmaculado
[Cristo] no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; quien
cuando le maldecían, no respondía con maldición.
1 Pedro 2:22-23
Jesucristo tiene que haber estado en el pensamiento de Pedro
cuando escribió los versículos de hoy porque fue testigo del dolor de Jesús,
aunque de lejos. A pesar de lo severo de su dolor, Cristo no cometió pecado
alguno de palabra o de hecho.
Isaías 53:9 dice: "Nunca hizo maldad".
"Maldad" se traduce como "desobediencia" en la Septuaginta
(la versión griega del Antiguo Testamento hebreo). Los traductores entendieron
que "maldad" se refería a la desobediencia a la ley de Dios, o el
pecado. A pesar del trato injusto que tuvo que soportar, Cristo no pecó ni
podía pecar (cp. 1 P. 1:19).
Isaías 53:9 añade: "Ni hubo engaño en su boca". Por
lo general el pecado hace su primera aparición en nosotros por lo que decimos.
En Jesús no había pecado alguno, ni externa ni internamente.
Jesucristo es el ejemplo perfecto de cómo debemos reaccionar
ante el trato injusto porque Él soportó el peor trato que pueda soportar
persona alguna, y sin haber pecado nunca. No devuelva el golpe
Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue
llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y
no abrió su boca.
Isaías 53:7
Jesús muestra una humilde actitud ante quienes lo atormentan:
"cuando le maldecían, no respondía con maldición" (1 P. 2:23). A
pesar de la provocación constante, Jesús no dijo nada malo porque no había
pecado alguno en su corazón.
Sin embargo, ante semejante provocación, nuestra reacción
sería más como la del apóstol Pablo. Cuando estaba en el juicio ante el
sanedrín, el sumo sacerdote Ananías ordenó que se le golpeara en la boca. Su
inmediata respuesta a Ananías fue: "¡Dios te golpeará a ti, pared
blanqueada!" (Hch. 23:3). Pablo tuvo que disculparse de inmediato; tal
exclamación contra un sumo sacerdote era contraria a la ley (vv. 4-5; cp. Éx.
22:28).
Pablo no era perfecto. Él no es nuestro modelo de justicia.
Solo Cristo es un modelo perfecto de cómo afrontar la injuria de los enemigos.
Siguiendo el ejemplo de nuestro Maestro, nunca debemos
maltratar a quienes nos maltratan.
domingo, 2 de abril de 2017
CAMINANDO EN LA VERDAD
CAMINANDO EN LA VERDAD
caminando a la verdadCita bíblica: 3 de Juan 1.2-3 “Amado, yo
deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como
prospera tu alma. Pues mucho me regocijé cuando vinieron los hermanos y dieron
testimonio de tu verdad, de cómo andas en la verdad “
El camino en la vida muchas veces es demasiado sinuoso, ya
que se presentan situaciones que no están contempladas en nuestro plan; en la
palabra de Dios existen solamente dos caminos 1) el de maldición (de la
mentira), 2) el camino de bendición (el de la verdad) por lo tanto de uno es la
decisión cual elegir; sin duda que todos deseamos ser bendecidos en todo, aún
que no conozcamos de las cosas de Dios, ya que al hablar de bendición
inmediatamente somos transportados por la mente en las cosas materiales, ya que
se considera que son lo que tienen mayor valor aquí en esta vida; ya lo dice un
conocido refrán en el mundo { tanto tienes, tanto vales } sin embargo déjame
aclararte algo, el caminar en la verdad implica llevar una vida de rectitud, de
integridad en todos los sentidos, ser respetuoso de los valores morales y de
todas las personas, ser una persona servicial, atento, dadivoso, etc. El
apóstol Juan expresa un gran anhelo que proviene del fondo de su corazón
en verdad un
hermoso deseo que solo aquel que camina en integridad puede manifestarle a
otro. La única condición que existe o que manifiesta el apóstol es: tal y como
prospera tu alma; debo decirte lo siguiente…aquí es donde comienza el caminar
en la verdad, cuando miramos en nuestro interior (en el alma) y hacemos un
escrutinio de la misma para saber si es libre o está prisionera (de malos
recuerdos, de resentimientos, rencores, dolor, sufrimiento, etc.) el hombre que
aún no ha perdonado, sigue atado a un pasado o a algún recuerdo que por ser
doloroso no le permite ser libre, por lo tanto camina en la mentira ya que un
alma atormentada no puede vivir ni conoce la paz que solo nuestro Señor Jesús
nos da, esa paz que sobrepasa todo entendimiento humano, una paz que solo lo
pueden sentir aquellos que viven en una libertad plena, no solo física, sino
más bien espiritual. Quizás en tu vida te has encontrado con personas que
“viven o son felices” sin embargo, resulta que solamente viven en apariencias
ya que al encontrarse en la intimidad, resulta que esa aparente felicidad se ha
esfumado y aflora su verdadera realidad, que no es otra cosa que la tristeza
que llevan en su interior y que tratan de disfrazar con poses, o con cosas vanas;
vemos entonces que esa persona se encuentra realmente enferma, aunque
físicamente represente una salud inquebrantable, porque la enfermedad que
presenta no está en el exterior, no, sino que se encuentra en su interior y le
está corroyendo el alma, viene siendo como el cáncer que cada día está
avanzando más y más. Un alma atormentada jamás podrá ser prosperada ¿sabes
porque? Porque la prosperidad no se limita a lo material, ya que una persona
podrá tener toda la riqueza del mundo, pero si en su interior está vacía, está
pobre, es más está en un estado miserable, y un miserable que puede ofrecer
sino tiene nada para dar, más bien está necesitado de que le den.
La libertad tiene un precio muy alto que muchas veces hay que
pagar, esto es la física, pero la espiritual ya fue pagada hace aproximadamente
2000 años y fue a precio de sangre; hubo un inocente de toda culpa que se
ofreció como ofrenda, que no escatimó ni dudo en darse así mismo, con un solo
objetivo, con un solo anhelo ¿sabes cuál fue? Nada menos que tú y yo y toda la
humanidad vivamos felices, seamos prosperados, y seamos libres de toda atadura,
de todo grillete que nos impide caminar, que tengas sanidad y prosperidad en
todas las áreas (en lo físico, en lo financiero, en lo espiritual, en lo social,
en lo familiar, en lo matrimonial).
Hoy tienes que cambiar tu manera de pensar, tienes que
procurar ser distinto de como eras anteriormente, cambiar tus viejas vestiduras
y emprender una nueva forma de vivir, porque algo maravilloso te espera más
adelante ¿lo crees? Si es así, entonces avanza porque tienes todavía mucho por
hacer, por lograr, empezando por ti mismo.
Te invito a que abras las puertas de tu corazón y dejes
entrar al Espíritu del Señor, para que te llene de una unción fresca y saborees
día con día, momento a momento de su gozo que es la LIBERTAD QUE SOLO ÉL TE
PUEDE DAR. AMEN
sábado, 1 de abril de 2017
El joven rico
¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que
tienen riquezas!
Lucas 18:24
Cuando el joven rico le preguntó a Jesús respecto a la
salvación, nuestro Señor probó de inmediato su disposición a dejarlo todo y a
seguirl "vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro
en el cielo; y ven, sígueme" (Lc. 18:22). Cuando el joven rico no prestó
atención a las palabras de Jesús, demostró que no estaba dispuesto a someterse
al señorío de Cristo.
El que quiera aceptar la salvación debe rendir el control de
su vida al Salvador. Eso significa estar dispuesto a abandonarlo todo para
seguirlo, o estar contento con todo lo que le ha dado, sabiendo que puede
soberanamente darle más cuando le sirve.
La salvación es cambiar todo lo que usted es por todo lo que
Cristo es. Por lo tanto, la fe salvadora no es simplemente un acto mental; ella
calcula el costo (Lc. 14:28) y humildemente clama a Dios como hizo el publicano
en Lucas 18:13: "Dios, sé propicio a mí, pecador".
¿Tiene usted en cuenta el costo hoy y todos los días?
Dependencia como la de los niños
Si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el
reino de los cielos.
Mateo 18:3
Mientras hablaba de la genuina salvación, Jesús hizo una
apropiada comparación con las características de los niños. Para ser salvo,
usted debe ir a Cristo con la actitud dependiente y la perspectiva de un niñ
sencillo, indefenso, confiado, sincero, sin pretensiones y sin ambiciones.
No es que los niños no tengan pecado, sino que son cándidos y
modestos, dependientes de los demás y libres de egoístas reclamos de grandeza.
Se someten al cuidado de sus padres y de otros seres queridos, dependiendo de
ellos para que satisfagan todas sus necesidades. Esa es la actitud humilde y
dependiente que debe tener todo el que procure entrar en el reino de
Jesucristo.
viernes, 31 de marzo de 2017
Filipenses 4:11-13
Filipenses 4:11-13
No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a
contentarme cualquiera sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener
abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para
tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo
puedo en Cristo que me fortalece.
Es fácil pensar que algo nos pertenece. Pensamos que nuestro
trabajo nos pertenece, nuestra pareja, nuestro dinero, nuestra salud, nuestra
vida en general. Probablemente se deba a la costumbre que genera el día a día y
simplemente damos por hecho que si el día de hoy me fui a dormir con x y z pues
mañana también tendré x y z. Justamente aquí es donde entra la zona de
conflicto entre Dios y nosotros. El Señor nos dice que somos administradores de
lo que Él nos da pero en realidad todo le pertenece a Él y no a nosotros.
Leíste bien. Todo le pertenece a Él. ¿Acaso decidiste cuándo y cómo nacer?
¿Pudiste opinar sobre el color de tus ojos? ¿Puedes decidir cuándo enfermarte?
Así la lista continúa. No podemos decidir cuántos hijos tener. No podemos
decidir dónde vivir. Realmente no podemos decidir nada por nuestra propia
cuenta. Tal vez estás entrando en confusión con lo que acabas de leer. No te
desesperes y sigue leyendo. La verdad es que nosotros podemos decidir vivir en
tal o cual lugar, pero si el Señor no lo quiere así, simplemente no sucederá.
Hay personas que perdieron a sus hijos a muy temprana edad. ¿Pudieron decidir
algo al respecto? No. Hay personas que de un día para otro pierden su trabajo o
su negocio deja de funcionar. Varios años le dedicaron. Muchas noches se fueron
a dormir y al día siguiente fue lo mismo. Hasta que un día, todo cambió. Esto
es lo que nos está diciendo Pablo que ha vivido. Él perseguía a los cristianos.
Buscaba acabarlos. Tenía un trabajo, tenía lujos y placeres. Cada noche se
acostaba y al día siguiente hacía lo mismo. Pero un día, todo cambió. Tuvo su
encuentro con Dios y nada fue igual. Ahora estaba encarcelado injustamente.
Había sido ya golpeado, atravesaría naufragios, sería lapidado hasta ser
considerado muerto entre muchas otras cosas. Pero finalmente decidió tener
contentamiento y paz a través de Cristo en quien todo lo podemos. Así también
tú y yo debemos decidir hoy. Decidir por vivir agradecidos. Decidir por vivir
obedeciendo y sirviendo sin importar que haya abundancia o escasez. Vivir para
Cristo con hambre o con un banquete cada día. Sea cual sea tu situación, el
entregar tu vida al Señor no debe depender de las circunstancias. Ahora, ¿esto
quiere decir que no tendrás tristezas ni te sentirás abatido? No. Todo lo
contrario. No conozco a nadie que haya perdido su trabajo o no tenga que comer
que no se sienta mal. La diferencia está en entender que podemos seguir
adelante pues el Señor es quien nos fortalece y no las circunstancias. ¿Lo
puedes ver? Allá afuera quieren hacerte creer que tu cuenta de banco, tu casa,
tu trabajo y otras cosas materiales te dan dirección y fuerza para avanzar. El
problema llega cuando todo esto se viene abajo. ¿Cómo seguir? ¿Por qué crees
que hay millonarios que se suicidan? Es difícil vivir entregado al Señor y
poder decir las palabras que Pablo dice, pero no es imposible. De hecho,
tenemos prácticamente la batalla ganada pues el Señor es quien hace todo el
trabajo. A nosotros nos corresponde entregarnos. Rendirnos. Humillarnos y
dedicarnos a glorificarle.
Oración
Padre: definitivamente tenía mi fortaleza y esperanza puestas
en los lugares equivocados. Pensaba que yo decidía, que merecía y además que me
pertenecían tantas cosas y hoy entiendo lo equivocado que estaba. Realmente
todo te pertenece. Señor perdóname. Guíame en tu camino. Fortaléceme pues
quiero seguirte y debo cambiar mi forma de pensar y de actuar. Te entrego mi
vida y te pido que pueda vivir en obediencia y servicio a Ti, siempre
agradecido y gozoso a través de la fuerza que Cristo me da. Te lo pido en el
nombre de Jesús. Amén
Suscribirse a:
Entradas (Atom)