UN LLAMADO AL AMOR
Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre,
profetiza contra los pastores de Israel; profetiza, y di a los pastores: Así ha
dicho Jehová el Señor: ¡Ay de los pastores de Israel, que se apacientan a sí
mismos! ¿No apacientan los pastores a los rebaños? Coméis la grosura, y os
vestís de la lana; la engordada degolláis, mas no apacentáis a las ovejas. No
fortalecisteis las débiles, ni curasteis la enferma; no vendasteis la
perniquebrada, no volvisteis al redil la descarriada, ni buscasteis la perdida,
sino que os habéis enseñoreado de ellas con dureza y con violencia. Y andan
errantes por falta de pastor, y son presa de todas las fieras del campo, y se
han dispersado. Ezequiel 34:1-5
Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque
estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor. Entonces
dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, más los obreros pocos.
Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies. Mateo 9:36-38
El apóstol Pablo usa una analogía para describir a los
creyentes como partes del cuerpo de Cristo, como en el cuerpo humano cada uno
de nosotros constituye una parte con una función única para desempeñar (1
Corintios 12:12-14). Por eso debemos valorar a cada miembro de la iglesia, pues
cuando ya tenemos algo de experiencia, podemos estar cayendo en el orgullo y no
mirar la contribución que hacen otras personas al ministerio.
Debemos sentirnos felices porque Dios está obrando a través
de otros miembros de nuestro cuerpo y orar permanentemente para que el Señor
levante siervos porque la tarea es grande y hay muchas personas por alcanzar
con el evangelio, muchas personas que cuidar, consolar y alimentar con su
Palabra. Dice el Señor: A la verdad la mies es mucha, más los obreros pocos. Es
importante orar y gozarnos de que otros estén llevando fruto en la obra del
Señor.
Si tenemos la perspectiva correcta seriamos como Jesús
compasivos y misericordiosos con aquellos que se están perdiendo en el mundo,
que son multitudes sin pastor; y dejaríamos de competir por quien tiene más
ovejas y darles el cuidado personal que cada una de ellas se merece. Las
multitudes están sedientas de instrucción espiritual, de aprender la Palabra,
de crecer en principios y sabiduría para tomar buenas decisiones y vivir mejor.
Esto fue lo que conmovió a Jesús en su tiempo, la gente
anhelaba a Dios desesperadamente y los escribas y fariseos, los sacerdotes y
los saduceos que eran los pilares religiosos, no tenían nada que ofrecer. No
daban ni dirección, ni consuelo, ni estímulo.
Jesús nos escogió con el propósito de cuidar y apacentar su
rebaño. Si nos enseñoreamos de él, abusando y oprimiendo a las personas,
codiciando sólo lo material, descuidando al que está enfermo y necesitado de
afecto, consuelo y guía, no esperemos sino la reprensión de parte de Dios, pues
podemos ser los causantes de que muchos se vayan de las iglesias al no
encontrar amor, apoyo y consuelo en los que se suponen predican del amor y de
la compasión de Cristo.
Esta es una exhortación al amor, pues dice su Palabra en 1
Juan 4:20-21 “Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es
mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a
Dios a quien no ha visto? Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama
a Dios, ame también a su hermano. Demostremos nuestro amor al Dios amando y
sirviendo a nuestros hermanos. Oración.
Amado Señor Jesús, un día tuviste misericordia de mí y me
atrajiste a tu redil para amarme, cuidarme, alimentarme, curarme y consolarme.
Gracias por ser mi buen Pastor, ayúdame a aprender de ti para cuidar y
apacentar a otras personas que están sin guía y consuelo. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para
ese propósito.
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