JUNTOS
Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a
las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por
costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se
acerca. Hebreos 10:24-25
Ya llegaron los tiempos anunciados en muchas profecías, el
tiempo en que el conocimiento del Señor se ha revelado por medio de Cristo y a
su vez a nosotros mediante el anuncio del evangelio que alguien en algún
momento nos compartió. Pero también ha llegado el tiempo en que los hombres han
endurecido su corazón, han cerrado sus oídos y han cauterizado su conciencia
para no escuchar o no sentirse juzgados por el mensaje de la verdad. Han
aceptado la mentira como un estilo de vida y la verdad es rechazada como
perseguida.
Solo nos queda fortalecernos en el Señor, estar alegres
porque no es para nosotros el castigo de rechazar la cura de la enfermedad del
pecado, que Dios envió por medio de su hijo amado.
Pero sí tenemos que estar juntos, para resistir, para animarnos,
para consolarnos y para que estemos recordando unos a otros las promesas que
Dios nos entregó y que son nuestra esperanza y fortaleza en estos tiempos
difíciles.
Porque si no consideramos el estar juntos y apoyarnos,
fácilmente podemos ser engañados por líderes político-religiosos que con gran
pericia y engaños, prometen fórmulas mágicas para salir de la crisis económicas
y sociales en que el mundo se encuentra; desconociendo que estamos en una
crisis moral que ha desencadenado maldición en los demás aspectos.
El cristianismo no es de llaneros solitarios, es de comunión,
de amor unos con otros, de superar crisis juntos, de edificarnos mutuamente;
esa fue la instrucción que nos entregó el Señor Jesucristo por medio de sus
Apóstoles y que está consolidado en las cartas apostólicas. Tal como está
escrito hagamos: “Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros,
así como lo hacéis” (1 Tesalonicenses 5:11. Oración.
Señor, lléname de mucho amor y sabiduría para edificar a mis
hermanos, para alentarlos, gracias te doy por las vidas de las personas con las
que comparto la fe y la esperanza que tú nos diste en la cruz. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para
ese propósito.
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