miércoles, 11 de julio de 2018

CARTA A UN ALMA ANGUSTIADA


CARTA A UN ALMA ANGUSTIADA.

Te levantas cada mañana con un corazón triste y angustiado al darte cuenta que tu “descanso nocturno” solamente fue un “anestésico” que te hizo olvidar por unas horas tu penosa situación; pero despiertas, y la angustia continúa.

Situaciones imposibles y difíciles de resolver se han acentuado en las diversas áreas de tu vida; sientes como si estuvieras en el fondo de un oscuro y estrecho calabozo del que no puedes salir.

Por otro lado, es demasiado tarde para remediar lo que echaste a perder; y lo más triste, es que, por tu necedad, arruinaste la vida de muchas personas que confiaron en ti...

No soportas la angustia de saber que NADA puedes hacer con tus fuerzas y recursos; y que NADIE sobre la tierra puede ayudarte.

Todo se arruinó, el “sol” ya se ocultó,
no existe más ni un rayo de esperanza.

¡Las oportunidades pasaron!

ENTONCES...
¿COMO SALIR DEL FOSO DE TU ANGUSTIA?
Reconociendo ante todo que NADA puedes resolver por tus propios medios.

Creyendo que para Dios no hay nada que sea imposible ni difícil.

Creyendo que aún no es demasiado tarde aunque tu propia situación y las personas que te rodean te proclamen a gritos lo contrario.

Viendo más arriba de tus circunstancias presentes. No fijar tus ojos en el problema, sino en el Dios de lo imposible.

Creyendo que Dios es capaz de intervenir de manera repentina y poderosa.

Viviendo conforme a los lineamientos establecidos en la Palabra de Dios.

Descansando en los procesos soberanos de Dios sin dejarte dominar por la ansiedad.

Gozándote en Dios por medio de la alabanza. Cántale, aunque en estos instantes estés “en el fondo del fondo”.

Alimentando tu alma con el Pan de la Palabra de Dios y por medio de la oración.

Al tener en cuenta los consejos anteriores, entonces podrás aplicar con espontaneidad el siguiente consejo bíblico.

“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”
Filipenses 4:6-7

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