Ámenme a mí y amen a los demás
De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.
Mateo 22:40
Jesús dijo que los Diez Mandamientos pudieran resumirse en dos mandatos: ámenme a mí y amen a los demás. Tal vez usted se pregunte cómo puede poner en práctica todos los mandamientos de la Biblia. La respuesta es muy sencilla: "Ame a Dios, ame a las personas y haga lo que quiera".
Cuando usted ama a Dios con todo su corazón, con toda su alma, con toda su mente y con todas sus fuerzas, y ama a su prójimo como a usted mismo, puede hacer lo que usted quiera porque será la persona que Dios quiere que sea. Gracias a su amor, usted no matará a nadie, no corromperá a nadie, no robará nada ni codiciará lo que tenga otra persona. El Espíritu cultivará en su corazón un amor que impide cualquier deseo de hacer lo malo. ¿Quién es su prójimo?
Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Romanos 13:9
Cuando Pablo dice que debemos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, quiere decir que debemos tener el mismo cuidado e interés por los demás que el que tenemos por nosotros mismos. Pablo dijo lo mismo de esta manera: "No mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros" (Fil. 2:4). Usted debe interesarse en la comodidad, la felicidad, la paz y la alegría de los demás tanto como se interesa en la de usted.
¿De quién es la cara que usted lava por la mañana? ¿De quién es el cabello que usted peina? ¿De quién es la ropa que compra? ¿De las comodidades de quién se preocupa usted? Usted está interesado en su conservación y en su comodidad, y debe interesarse en los demás de la misma manera. Présteles tanta atención como se presta a sí mismo. Eso es amar a su prójimo como a usted mismo.
¿Quién es su prójimo? Cualquiera que se cruce en su camino. Aunque sea difícil amar a todo el mundo, usted tiene una nueva capacidad en usted para hacer eso (Ro. 5:5).
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